LIBRO TERCERO
Del consuelo interior.
CAPITULO 1
CRISTO HABLA INTERIORMENTE.
Discípulo:
1. Escucharé lo que hable en mí el Señor Dios (Sal 85,9). Feliz quien oye que el Señor le hable internamente, y de su boca recibe frases de consolación. Felices los oídos que captan el susurro de la Circulación Divina y no advierten los susurros de este mundo. Felices efectivamente los oídos que no escuchan la voz resonante de afuera sino la que enseña la Verdad interiormente. Felices los ojos que están cerrados al exterior pero que están dirigidos hacia dentro. Felices los que penetran internamente y se esfuerzan por prepararse más y más, con ejercicios cotidianos a fin de recibir los Secretos divinos. Felices los que gozan de dedicarse a Dios y excluyen de sí todo impedimento natural. Atiendo a todo esto yo mismo y cierro la puerta de mi sensualidad para poder oír lo que habla en mí mi Señor Dios.
2. Esto dice mi Amado: Yo soy tu Salud, tu Paz y tu Vida, consérvate cerca de Mí, y encontrarás paz. Abandona todo lo transitorio busca lo Eterno. ¿Qué vienen a ser todas las cosas temporales sino seducciones?. ¿De que te ayudará todo lo creado si te abandona tu Creador?. Por eso, dejadas todas las cosas, hazte agradable y fiel a tu Creador y podrás lograr la verdadera felicidad.
CAPITULO 2
LA VERDAD HABLA INTERIORMENTE SIN ESTRÉPITO.
Discípulo:
1. Habla, Señor porque tu servidor te escucha (1Sam 3,10). Yo soy tu servidor, dame inteligencia para que conozca tu enseñanza (Sal 119,125). Dispón mi corazón a las palabras de tus labios tu voz fluya y rocíe (Dt 32,2). Dijeron antiguamente los hijos de Israel a Moisés: Háblanos tú a nosotros y oiremos; no nos hable el Señor, no sea que muramos (Ex 20,19). Así no, Señor, así no ruego sino más bien suplico humilde, ansiosamente como el profeta Samuel: Habla, Señor porque tu servidor te escucha. No me hable Moisés o alguno de los profetas, sino más bien háblame Tú, Señor Dios, Inspirador e Iluminador de todos los profetas, porque Tú solo, sin ellos me pueden enseñar ellos, sin Ti, para nada aprovechan.
2.Pueden hacer ruidos de palabras pero no dan espíritu. Hablan correctamente, pero si Tú callas, no encienden el corazón. Dicen las letras, pero Tú otorgas el sentido. Predican misterios, pero Tú haces comprender su significado. Dan a conocer mandamientos, pero Tú ayudas a cumplirlos. Muestran el camino, pero Tú das fuerza para seguirlo. Ellos actúan sólo por fuera, pero Tú instruyes e iluminas el corazón. Ellos riegan la superficie, pero Tú regalas la fecundidad. Ellos levantan la voz, pero Tú concedes entender a quien escucha.
3.Por lo tanto, que no hable Moisés, sino Tú señor Dios mío, Eterna Verdad, no sea que muera y quede sin fruto, si solamente se me advierte por fuera, sin encenderme interiormente.
No se me vaya a juzgar por las palabras oídas y no cumplidas, comprendidas pero no amadas, creídas pero no respetadas. Háblame, pues, Señor, porque soy tu servidor (1Sam 3,10). Tú tienes palabras de vida eterna (Jn 6,68).
Capítulo 3
LAS PALABRAS DE DIOS DEBEN ESCUCHARSE CON HUMILDAD.
Jesucristo:
1.Escucha, hijo, mis palabras; mis especialísimas palabras que exceden a las de todos los intelectuales y sabios de este mundo. Mis palabras son espíritu y vida (Jn 6,63) y no pueden ser ponderadas con criterios humanos. No son para referirse con vana complacencia sino para oírse en silencio, y recibirse con toda humildad y mucho afecto.
Discípulo:
Feliz quien es instruido por Ti y conoces tus leyes, porque lo alivias en los días difíciles (Sal 94,12-13) y no está abandonado en la Tierra.
Jesucristo:
2. Yo enseñe a los profetas desde el principio y hasta ahora no dejo de hablarles a todos pero muchos son sordos e insensibles a mi voz. Muchos escuchan con más gusto al mundo que a Dios, y más fácilmente siguen sus deseos personales que lo que agrada a Dios. El mundo promete cosas pasajeras y pequeñas y es servido con gran avidez; Yo prometo lo máximo y eterno y se desganan los corazones de las personas. Avergüénzate Sidón dice el mar (Is 23,4). ¿Quién me sirve y obedece en todo con tanto cuidado como se sirve al mundo y a sus poderosos?. Y si buscas la causa, escucha: Por un pequeño premio, se recorre un largo camino; por la Vida Eterna, muchos apenas quieren levantar un pie.
3. Se busca ganancias despreciables; por una moneda se litiga a veces vergonzosamente. Por cosas sin importancia y pequeñas promesas no se tiene temor en fatigarse día y noche; pero ¡qué vergüenza! flojean en fatigarse un poco por el Bien permanente, el Premio invalorable, por el máximo Honor y la Gloria interminable. Avergüénzate, pues, servidor flojo y quejoso que otros están mas preparados para la perdición que tú para la Vida. Están más contentos de la vanidad que tú de la Verdad. A veces su esperanza se frustra pero mi promesa nunca falla, ni a quien me reconoce deja que se vaya vacío. Doy lo que prometí; cumplo lo que dije, siempre que alguien quiera permanecer en el amor hasta el fin. Yo soy Remunerador de todos los buenos y pongo a prueba exigente a todos los devotos.
4. Imprime mis palabras en tu corazón y medítalas cuidadosamente porque serán muy necesarias para ti en momentos de tentación. Lo que no entiendes al leer lo sabrás el día de mi Visita. Doblemente acostumbro visitar a mis escogidos: en la tentación y en la consolación. Y dos lecciones diariamente les enseño: una reprendiendo sus vicios, otra, animándolos al crecimiento de sus virtudes. El que entiende mis palabras y las desprecia tiene quién lo juzgue el último día (Jn 12,48).
5. Oración para pedir la gracia de la devoción: Señor Dios mío, Tú eres todos mis bienes. Y ¿yo quién soy para atreverme a hablarte?. Yo soy tu pobrísimo servidor y como insignificante gusanito mucho más pobre despreciable de lo que sé y me atrevo a decir. Recuerda Señor, sin embargo, que nada soy, nada tengo y nada valgo. Tú solo eres Bueno, Justo y Santo, Tú todo lo puedes, todo lo das, todo lo llenas, dejando vacío solo al pecador. Acuérdate de tu misericordia, y llena mi corazón de tu gracia porque no quieres que tus obras sean vacías. ¿Cómo podré tolerarme en esta vida miserable si no me reconfortas con tu misericordia y tu gracia?. No apartes tu rostro de mí (Sal 27,9) no demores más tu Visita, no retires tu consuelo no vaya a ser mi espíritu como tierra sin agua (Sal 143,6). Señor, enséñame a cumplir tu voluntad enséñame a vivir en Tu presencia con dignidad y humildad; porque Tú eres mi sabiduría, de verdad me conoces, y me conociste, antes que el mundo existiera y antes que naciera yo.
Capítulo 4
SINCERIDAD Y HUMILDAD EN EL TRATO CON DIOS.
Jesucristo:
1. Hijo, procede ante Mí sinceramente y con sencillez de corazón búscame siempre. Quien procede con sinceridad en mi Presencia se verá protegido de malos encuentros y la Verdad lo librará a él de los engañadores y de las infamias de los malvados. Si te libra la Verdad, entonces serás verdaderamente libre, y no le darás importancia a las murmuraciones.
Discípulo:
Señor es cierto. Quiero que así sea conmigo, como dices. Quiero que tu Verdad me enseñe que ella me defienda y me conserve hasta la salvación final. Quiero que tu Verdad me libere de todos los malos afectos y amores desordenados, para caminar Contigo con gran libertad de corazón.
Jesucristo:
2. Yo te enseñaré, dice la Verdad, lo que es justo y agradable para Mí. Piensa en tus faltas con gran descontento y tristeza y nunca pienses ser alguien por tus buenas acciones. De verdad eres un pecador sometido e implicado en muchas pasiones. Por ti mismo, siempre tiendes a la nada, pronto caes, pronto pierdes, pronto te desconciertas, pronto desfalleces. No tienes algo de lo que puedas presumir pero sí muchas cosas de qué avergonzarte porque estás mucho más enfermo de lo que puedes comprender.
3. Nada de lo que hagas debe parecerte excelente. Nada grande, nada precioso o admirable, nada digno de verdadero prestigio, nada profundo o verdaderamente encomiable o deseable, sino lo Eterno. La eterna Verdad debe darte más placer que todo lo demás, y desagradarte siempre tu gran vulgaridad. Nada temas tanto, ni desprecies y apartes de ti como tus vicios y pecados; ellos te deben causar más desagrado que cualquier daño físico. Algunos no se comportan con sinceridad en mi Presencia, sino que llevados por cierta curiosidad y arrogancia quieren conocer mis secretos y entender las maravillas de Dios descuidándose de su propia salvación. Estos caen con frecuencia en grandes tentaciones y pecados por causa de su altanería y curiosidad; yo estoy contra ellos.
4. Teme el juicio de Dios; espántate de la ira de Dios. No discutas las obras del Altísimo sino más bien investiga cuidadosamente tus maldades: en cuántas has caído y cuánto bien dejaste de hacer. Algunos hacen consistir toda su devoción en los libros otros en imágenes, o en signos exteriores y figuras. Algunos me tienen en los labios pero poco en el corazón. No obstante, hay personas que con la inteligencia iluminada y purificados sus afectos, anhelan siempre lo Eterno; se enteran con pesar de lo que sucede en el mundo, y atienden de mala gana a sus necesidades físicas; ellos sienten dentro de sí que les habla el Espíritu de verdad, enseñándoles a despreciar los valores terrenos y amar los del Cielo así como a dar menos importancia a lo inmediato deseando el Cielo día y noche.
Capítulo 5
EFECTOS MARAVILLOSOS DEL AMOR DIVINO.
Discípulo:
1. Te bendigo, Padre del cielo Padre de mi Señor Jesucristo porque has querido acordarte de este pobre. Padre de misericordia y Dios de todos los consuelos (2Co 1,3), te agradezco porque a mí, indigno de todo consuelo, de vez en cuando alegras con tu visita. Te bendigo y te honro siempre, con tu Hijo Único y el Espíritu Santo intercesor, por los siglos de los siglos. Señor Dios, mi santo Amador, cuanto Tú vengas a mi corazón, se removerá de alegría todo mi interior. Tú eres mi gloria y la alegría de mi corazón (Sal 3,4). Tú eres mi esperanza y mi refugio, en tiempo de dificultad (Sal 59,17).
2. Pero como todavía soy limitado en el amor e imperfecto en la virtud, necesito que me reconfortes y alegres. Por lo tanto, visítame frecuentemente e instrúyeme en santidad; libérame de las malas pasiones y sana mi corazón de todos los afectos inconvenientes para que curado interiormente y bien purificado, sea apto para amar, fuerte para soportar y estable para perseverar.
3. El amor es grande, el mayor de todos los bienes; hace liviano todo lo pesado y permite llevar con ecuanimidad todo lo desigual. Transporta a la carga sin peso y convierte en dulce y sabroso todo lo amargo. El noble amor a Jesús nos impulsa a realizar grandes acciones y nos estimula a desear siempre lo más perfecto. El amor apunta siempre hacia arriba y no quiere que lo retenga ninguna cosa ínfima. El amor quiere ser libre y alejado de todo afecto mundano que pudiera impedir su mirada interior, no vaya a ser que lo sujeten las implicancias de alguna inmediata comodidad o sucumba por la incomodidad. Nada más dulce que el amor, nada más fuerte, nada más profundo, nada más extenso, nada más alegre, nada más completo ni mejor en el Cielo o en la Tierra: porque el amor nació de Dios y no puede tranquilizarse con todas las cosas creadas sino en Dios.
4. El amante vuela, corre y se alegra; es libre y no está sujeto. Da todas las cosas a todos y encuentra todas las cosas en todos porque se aquieta en uno Mayor sobre todos del cual todo bien fluye y procede. No mira a los dones sino que se dirige al Donante de todo bien. El amor, con frecuencia, desconoce la moderación; más bien, se enciende sobre toda moderación. El amor no siente la carga no considera los esfuerzos, se anima a más de lo que puede, no se excusa de lo imposible porque cree que todo le es posible y conveniente. Puede con todo y muchas cosas realiza y efectivamente resuelve en las cuales quien no ama desfallece y cae.
5. El amor siempre está despierto, y dormido no duerme, fatigado no se cansa, angustiado no se angustia, aterrorizado no se conmueve, sino que como viva llama y ardiente antorcha se dirige hacia la altura y se remonta con seguridad. Si alguien ama, sabe lo que esto significa. Es un gran clamor en los oídos de Dios el ardiente afecto interior que dice: Dios amor mío; Tú todo mío y yo todo Tuyo.
6. Agrándame en el amor para que aprenda a saborear interiormente con el corazón qué bello es amarte y derretirse y nadar en amor. Poséame el amor, y salga fuera de mí por el gran fervor y admiración. Cante un canto de amor, y te siga, Amado mío, a las alturas, desfallezca mi vida en tu alabanza, jubilosa por amor. Te ame más que a mí mismo. Ni me ame a mí sino por Ti, y en Ti a todos los que aman como manda la ley del amor, que brilla desde Ti.
7. El amor es rápido, sincero, bondadoso, alegre y ameno, fuerte, paciente, fiel; prudente, generoso, valiente; y jamás se busca a sí mismo. Donde alguien se busca a sí mismo allí mismo cae del amor. El amor es respetuoso, humilde y recto no es cómodo ni frívolo ni interesado en superficialidades; es sobrio, puro, estable, equilibrado y controlado en los sentidos. El amor es sumiso y obediente a los superiores, para sí mismo abatido y despreciable, devoto y agradecido a Dios, creyente y esperanzado siempre en Él hasta cuando no lo siente; porque sin dolor no se vive en el amor.
8.Quien no está preparado para sufrirlo todo y entregado a la voluntad del amante no es digno de llamarse amado. Conviene que el que quiere, acepte de buena voluntad por la persona querida, todo lo difícil y amargo y no se aparte de ella por las contrariedades.
CAPITULO 6
PRUEBAS DE VERDADERO AMOR.
Jesucristo:
1. Hijo: todavía no eres fuerte e inteligente en el amor.
Discípulo:
¿Por qué, Señor?.
Jesucristo:
Porque por una pequeña contradicción abandonas lo que empezaste y con gran avidez buscas la consolación. Quien ama con fortaleza se mantiene estable frente a las tentaciones y no acepta las astutas insinuaciones del enemigo. Así como Yo le agrado en la prosperidad, no le desagrado en la adversidad.
2. Quien ama inteligentemente no considera tanto el don del amante como su amor. Presta mayor atención al afecto que al obsequio y considera todo regalo como inferior a quien lo da. Por esto no está todo perdido si algunas veces sientes menos aprecio del que quisieras por Mí o por mis santos. El afecto que de vez en cuando percibes en ti es bueno y agradable porque es consecuencia de la presencia de la gracia y algo así como saborear por adelantado la patria del Cielo; sobre esta sensación no debe uno apoyarse mucho porque va o viene. Pero pelear contra los malos estímulos y despreciar las sugerencias del diablo es señal de virtud y gran mérito.
3. No te vayan a perturbar las extrañas imaginaciones de diversos asuntos que se te ocurren; manténte firme en tu propósito y en la intención recta hacia Dios. No es ilusión cuando alguna vez te sientes elevado y de inmediato retornas a las acostumbradas ineptitudes de corazón, porque más las sufres contra tu voluntad que las causas y siempre que te desagradan y las rechazas es mérito y no perdición. Puedes estar convencido que el enemigo antiguo, por todos los medios, trata de impedir tu deseo del Bien y apartarte de todo ejercicio espiritual como la veneración de los santos, la piadosa evocación de mi Pasión, el recuerdo conveniente de los pecados, el cuidado de los propios afectos y el firme propósito de progresar en la virtud. El demonio sugiere muchos malos pensamientos para causarte desgano y temor a fin de que abandones la oración y la lectura sagrada. Le molesta la confesión humilde y, si pudiera, haría que dejes de comulgar. No le creas ni le prestes atención aunque muchas veces prepare trampas para hacerte caer. Cuando te traiga pensamientos malos y sucios atribúyeselos a él, y dile: "Fuera, inmundo; avergüénzate miserable eres muy sucio porque me traes esas cosas a la imaginación. Retírate de mí, seductor malísimo, no tienes nada que ver conmigo, porque Jesús estará junto a mí como fuerte guerrero y tú quedarás perplejo. Prefiero morir y soportar todos los sufrimientos que consentir contigo. Calla, enmudece, no te oiré ya por más que me molestes. El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?. Aunque se enfrenten ejércitos contra mí no temerá mi corazón (Sal 27,3). El Señor es mi ayuda y mi Redentor".
5. Pelea como un buen soldado y si llegas a caer por debilidad, procura con más fuerza que antes confiar más ampliamente en mi gracia y cuídate mucho de complacerte vanamente y de ser arrogante. Por esto muchos cometen errores y vienen a caer en una ceguera casi incurable. La ruina de estos altaneros que presumen de sí tontamente te debe servir para ser cauteloso y siempre humilde.
Capítulo 7
CUSTODIAR LA GRACIA CON HUMILDAD.
Jesucristo:
1. Hijo, lo más útil y seguro para ti es mantener oculta la gracia de la devoción y no sobreestimarte, ni hablar mucho de ella, ni ponderarla demasiado, sino más bien considerar lo que vales y temer porque se te ha dado sin merecerla. No está bien apegarse tenazmente a estos sentimientos porque muy pronto pueden cambiarse en contrarios. Piensa en la gracia, qué miserable e impotente estás sin la gracia. No consiste el aprovechamiento en la vida espiritual en tener la gracia de las consolaciones sino que con humildad y paciente abnegación soportes que ella se te quite de manera que entonces no descuides el esfuerzo de la oración ni dejes del todo las demás buenas obras que acostumbras realizar, sino que como mejor puedas y entiendas realices con buena voluntad lo que esté de tu parte sin descuidarlo totalmente por la aridez o ansiedad mental que sientes.
2. Hay muchos que se vuelven de pronto impacientes o desganados cuando las cosas no suceden como quieren. No está siempre en poder del hombre su camino (Jr 10,23) sino que es propio de Dios dar y consolar, cuando quiere, en la medida que quiere y a quien quiere, según su deseo, y eso es todo. Algunos desprevenidos se destruyeron a sí mismos por causa de la gracia de la devoción, porque quisieron hacer más de lo que podían sin pensar en sus limitaciones, más seguidores del afecto de su corazón que del juicio de la razón. Y porque presuponían mayores cosas de las que agradaban a Dios por eso mismo perdieron pronto la gracia. Se volvieron pobres y quedaron despreciados los que quisieron poner su nido en el Cielo para que humillados y empobrecidos aprendan a no volar con sus alas sino a esperar bajo mis plumas. Los que todavía son nuevos e inexpertos en el camino del Señor pueden fácilmente engañarse y perderse si no se dejan guiar por los consejos de los sensatos.
3. Porque si prefieren seguir a su parecer que creer en los más experimentados será muy riesgoso su fin por no querer abandonar su propio juicio. Los que se creen sabios rara vez soportan que otros los dirijan. Mejor es saber poco, con humildad y limitada inteligencia que grandes tesoros de ciencia con vana complacencia. Mejor es para ti tener poco que mucho de lo que vayas a presumir. No se comporta con discreción quien se entrega totalmente a la alegría, olvidándose de su original carencia y del puro respeto a Dios que teme perder la gracia concedida. Ni tampoco sabe mucho de virtud quien se entrega a la desesperación en tiempo de adversidad y de cualquier contradicción y piensa y siente menos confianza en Mí de la que le conviene.
4. El que quiere estar muy seguro en tiempo de paz, se encontrará abatido y temeroso en tiempo de guerra. Si sabes permanecer siempre humilde y moderado y moderar y conducir tu espíritu no caerás tan pronto en los peligros y las faltas. Es buen consejo que medites, cuando estés con espíritu animoso qué sucederá si falta la luz. Cuando esto suceda, piensa que la luz puede regresar ya que te la quité por algún tiempo para tu seguridad y mi reconocimiento.
5. Es más útil esta prueba que si siempre tuvieras prosperidad por tu voluntad. Porque los méritos no deben calificarse por tener muchas revelaciones o consuelos, por ser un experto en las Escrituras o por tener un grado superior a los otros sino más bien, si de verdad uno está firme en la humildad y lleno de amor a Dios, si busca siempre sólo e íntegramente el honor de Dios, si piensa que no es nada, y verdaderamente se reconoce limitado, y se alegra de ser desatendido y humillado más que honrado por los demás.
Capítulo 8
POBRE VALORACIÓN DE SÍ MISMO ANTE LOS OJOS DE DIOS.
Discípulo:
1. ¿Hablaré a mi Señor yo que soy como polvo y ceniza? (Gn 18,27). Si me considero superior, Tú estás contra mí, y no puedo contradecir el verdadero testimonio de mis maldades. Si, en cambio, me humillo y regreso a la nada y rechazo el propio reconocimiento y, tal como soy, me convierto en polvo vendrá a mí tu gracia y tu luz se acercará a mi corazón y toda estimación, aunque sea poca, se sumergirá en el valle de mi miseria, y perecerá para siempre. Así me muestras a mí lo que soy, lo que fui y en lo que me he convertido porque nada soy, y no lo sabía. Abandonado a mí mismo soy nada, y totalmente enfermo. Pero si de pronto me miras inmediatamente me vuelvo fuerte y me lleno de nuevo gozo. Y es algo maravilloso que así de repente me levantas y tan bondadosamente me abrazas a mí, que por mi propio peso siempre caigo a lo más bajo.
2. Esto lo hace tu amor gratuitamente anticipándose y ayudándome en tantas necesidades, protegiéndome de graves peligros y arrancándome de males verdaderamente innumerables. Porque yo me perdí amándome indebidamente pero queriéndote a Tí solo y amándote únicamente me encontré a mí y a Tí al mismo tiempo y por la profundidad del amor me olvidé de mí mismo. Tú, Señor, haces conmigo mucho más de lo que merezco y por encima de lo que me atrevería a esperar o pedir.
3. Bendito seas, Dios mío porque aunque soy indigno de todos estos bienes sin embargo tu nobleza e infinita bondad nunca cesa de beneficiar hasta a los ingratos y los que se apartan de Ti. Regrésanos a Tí para que seamos agradecidos, humildes y devotos porque Tú eres nuestra salvación, nuestra virtud y nuestra fortaleza.
Capítulo 9
TODO DEBE DIRIGIRSE A DIOS COMO FIN.
Jesucristo:
1. Hijo; yo debo ser tu supremo y último fin si deseas ser feliz de verdad. Por esta intención debes purificar tu afecto desviado malamente hacia ti o hacia la cosas creadas. Porque si te buscas a ti mismo en algún otro de inmediato decaes y te secas por dentro. Todo, por tanto debes dirigirlo a Mí principalmente porque Yo lo he dado todo. Considera así cada cosa como brotando del Sumo Bien y sólo a Mí, como a su origen orienta todas las cosas.
2. De Mí sacan agua, como de fuente viva el pequeño y el grande, el pobre y el rico; y los que me sirven espontánea y libremente reciben una gracia tras otra. En cambio, quien quiere triunfar fuera de Mí o deleitarse en algún bien exclusivo no quedará establecido en el auténtico gozo ni su corazón se ensanchará sino que verá multiplicados los impedimentos y angustias. Por eso, no debes apropiarte de ningún bien ni atribuir la verdadera virtud a ninguna persona sino refiérelo todo a Dios, sin el cual nada tiene el hombre. Yo todo lo entregué y quiero que todo se me devuelva y con gran rigurosidad exigo que se me agradezca.
3. Esta es la verdad con la que desaparece la gloria vana. Y, si entra la gracia celestial y la verdadera caridad, no habrá la menor envidia, ni retraimiento de corazón ni te dominará el amor propio. Si lo entiendes bien, sólo en Mí te gozarás, sólo en Mí esperarás porque nadie es bueno, sino sólo Dios (Lc 18,19) el cual debe ser alabado sobre todas las cosas y bendecido en todas ellas.
Capítulo 10
DULZURA DE SERVIR A DIOS DESPRECIANDO EL MUNDO.
Discípulo:
1. Ahora hablaré de nuevo, Señor, y no me callaré, diré a los oídos de mi Dios, mi Señor y mi Rey que está en los Cielos: ¡Qué grande es la abundancia de tu dulzura, Señor, que tenías escondida para los que te respetan! (Sal 31,20). ¡Qué será para los que te aman y para los que te sirven de todo corazón!. Verdaderamente es indescriptible la dulzura de contemplarte que otorgas a quienes te aman. En esto principalmente me mostraste la dulzura de tu caridad: en que cuando yo no existía, me creaste y cuando vagaba perdido lejos de Tí, me atrajiste para que te sirviera, y me ordenaste que te quisiera.
2. ¡Fuente perpetua de amor!. ¿Qué diré de Tí?. ¿Cómo podré olvidarme de Tí, que quisiste acordarte de mí, incluso después que me desmejoré y perdí?. Te comportaste conmigo misericordiosamente, más allá de toda expectativa y más allá de todo mérito de mi parte; me concediste gracia y amistad. ¿Cómo voy a pagarte este favor?. Porque no se les otorga a todos que lo abandonan todo, renuncian al mundo y asuman la vida religiosa. ¿Acaso es gran cosa que yo te sirva cuando todos los seres creados deben servirte?. No me debe parecer mucho servirte, sino más bien me parece grandísimo y admirable que hayas querido recibir como servidor a alguien tan pobre e indigno, y reunirlo con tus queridos servidores.
3. Todas las cosas son tuyas, las que tengo y con las que te sirvo. Pero por el contrario, Tú me sirves más a mí que yo a Ti. El cielo y la tierra, que creaste para el servicio de los seres humanos están dispuestos y hacen cada día todo lo que les mandas. Va más allá que todo esto que Tú hayas querido servir al hombre y le prometiste que te darías Tú mismo.
4. ¿Qué podré darte yo por todos estos innumerables bienes?. ¡Ojalá pudiera servirte yo todos los días de mi vida!. ¡Si solamente pudiera yo servirte bien un día!. Verdaderamente Tú eres digno de total servicio, de honor y alabanza eterna. Verdaderamente eres mi Señor y yo tu pobre servidor, que estoy obligado a servirte con todas mis fuerzas y jamás cansarme de alabarte. Esto quiero, esto deseo, Tú dígnate suplir lo que me falte.
5. Es gran honor y gran gloria servirte a Ti, y por ti despreciar lo demás. Recibirán gracia muy grande quienes se sometan espontáneamente a tu santísimo servicio. Encontrarán hermosísima consolación del Espíritu Santo quienes por amor a Tí rechacen los placeres sensuales. Conseguirán libertad de espíritu quienes en tu Nombre ingresen al camino difícil y desechen todo remedio mundano. ¡Grato y feliz servicio de Dios que hace al ser humano libre y santo de verdad!. ¡Sagrado estado de los religiosos que convierte a los hombres iguales a los ángeles, aplaca a Dios, atemoriza a los demonios, y es recomendable para los fieles!. ¡Servicio digno de ser abrazado y escogido, que promete el Sumo Bien y adquiere el gozo que permanece para siempre!.
Capítulo 11
LOS DESEOS DEL CORAZÓN SE DEBEN EXAMINAR Y MODERAR.
Jesucristo:
1. Hijo, todavía te conviene saber muchas cosas que no aprendiste bien.
Discípulo:
¿Cuáles son, Señor?.
Jesucristo:
Que sometas todo a mi voluntad y no seas amador de ti mismo sino afectuoso cumplidor de lo que me agrada. Los deseos te encienden e impulsan con vehemencia pero considera si actúas por mi honor o más bien por tu propio interés. Si Yo soy la causa, estarás contento de lo que disponga. En cambio, si algo tienes escondido de deseo personal eso mismo te impedirá y te pesará. Ten cuidado, no confies demasiado en el deseo preconcebido que no consultaste conmigo; no sea que después te apene o desagrade lo que primero te gustó y quisiste con ahínco por parecerte mejor. No debe seguirse inmediatamente toda inclinación que nos parece buena ni huir en el acto de las que nos contrarían. Conviene refrenarse aglunas veces incluso en los buenos esfuerzos y deseos no vayas a incurrir en la irreflexión, por inoportuno, o por la contradicción ajena de pronto te sientes turbado y caigas.
3. A veces conviene contrariar los deseos con violencia y valor y no considerar lo que la naturaleza quiere o no quiere sino andar muy cuidadoso para someterla al espíritu aunque le pese. Y debe ser disciplinada y sometida a servir hasta que esté dispuesta a todo, que aprenda a contentarse con lo necesario y gozar con lo sencillo y a no murmurar contra las dificultades.
Capítulo 12
SIGNIFICADO DE LA PACIENCIA Y DE LA LUCHA CONTRA LAS MALAS INCLINACIONES.
Discípulo:
1. Señor Dios, según veo necesito mucho la paciencia porque en esta vida hay multitud de contrariedades. De cualquier manera que organice mi paz no podrá subsistir mi vida sin lucha y dolor.
Jesucristo:
2. Así es, hijo. Pero quiero que no pretendas una paz que carezca de tentaciones o no sienta dificultades sino más bien estima que has encontrado la paz cuando te ejercites en varias tribulaciones y seas puesto a prueba en muchas contrariedades. Si afirmas que no te es posible sufrir mucho, ¿cómo entonces soportarás el fuego del purgatorio?. Entre dos males, siempre hay que elegir el menor. Por lo tanto, para que puedas escapar en el futuro de los eternos padecimientos, procura sufrir con paciencia, por Dios, los males presentes. ¿O piensas que las personas del mundo nada sufren, o sufren poco?. No encontrarás uno solo que no sufra, incluso entre los más afortunados.
3. Pero tienen, según dices, muchos placeres, siguen su propia voluntad y le dan poca importancia a las dificultades.
4. Y si fuera así, que tengan lo que quieran, ¿cuánto tiempo les durará?. Los favoritos del mundo desaparecerán como humo (Sal 37,20) y no existirá recuerdo de los placeres pasados. Pero mientras están vivos no gozan de los placeres sin amargura, fastidio y temor. Porque lo mismo que les produce satisfacción, frecuentemente les causa el sufrimiento del dolor. Justamente se procede así con ellos porque al buscar y seguir los placeres descontroladamente los disfrutan luego con vergüenza y amargura. ¡Qué limitados, que falsos, que desordenados y torpes son!. Realmente por la ebriedad y ceguera no entienden y como si fueran irracionales, por un pequeño gusto en esta vida transitoria caen en la muerte del alma. Tú, hijo, en cambio, no te dejes llevar por los deseos, y apártate de tus caprichos (Eclo 18,20). Goza en el Señor y te dará lo que pide tu corazón (Sal 37,4).
5. Por lo tanto, si quieres deleitarte verdaderamente y recibir mis consuelos con abundancia, tu bendición estará en despreciar todo lo mundano y en rechazar todos los deleites perversos; así recibirás abundante alegría espiritual y mientras más te apartes de todo consuelo creado tanto más agradables y hondas satisfacciones encontrarás en Mí. Pero no las alcanzarás sin antes padecer algunas tristezas, y el cansancio de la pelea. La costumbre te contrariará pero la vencerás con otra costumbre mejor. Se rebelará tu naturaleza pero la fuerza del espíritu la frenará. Te instigará y te exasperará la serpiente maligna pero huirá por la oración y con el trabajo provechoso le impedirás la entrada.
Capítulo 13
OBEDECER HUMILDEMENTE COMO JESUCRISTO.
Jesucristo:
1. Hijo: quien procura apartarse de la obediencia él mismo se aparta de la gracia y el que quiere poseer cosas privadas pierde las comunitarias. Quien no se somete con gusto y espontáneamente demuestra que todavía no tiene perfectamente dominada su naturaleza sino que con frecuencia se resiste y murmura. Aprende pues a someterte a la autoridad con prontitud si deseas tener sujeta tu naturaleza. Más pronto se vence al enemigo exterior si la persona no ha quedado devastada interiormente. No existe más molesto ni peor enemigo del alma que tú mismo cuando no concuerdas bien con el Espíritu. Te conviene de verdad aceptar totalmente el desprecio de ti mismo si quieres prevalecer sobre las debilidades naturales. Porque todavía te amas muy inadecuadamente y dudas de resignarte plenamente a la voluntad ajena.
2. Pero ¿qué tanto será que tú, que eres como polvo y nada por causa de Dios te sometas a otra persona cuando Yo, Todopoderoso y Altísimo, que creo todas las cosas de la nada, me sometí humildemente a los demás por ti?. Me hice el más humilde e ínfimo de todos para que venzas tu presunción con mi humildad. Aprende, polvo, a despreciarte aprende, tierra y barro, a humillarte y a permanecer a los pies de todos. Aprende a dominar tu voluntad y ofrecerte al servicio de todos. Enójate contra ti mismo y no aceptes que viva en ti el orgullo sino manifiéstate de tal manera sujeto y pequeño que puedan todos caminar sobre ti y pisarte como el barro de las calles. ¿Qué tienes, ser despreciable, de qué quejarte?. ¿Cómo puedes contradecir, vergonzoso pecador, a los que te reprenden, ya que tantas veces ofendiste a Dios y mereciste el infierno?. Pero mis ojos tuvieron compasión de ti por que es muy valiosa tu alma en mi Presencia para que reconozcas mi amor y vivas siempre agradecido por mis beneficios, y para que te entregues continuamente a la sujeción y humildad y sufras con paciencia tus propias limitaciones.
Capítulo 14
CONSIDERAR EL SECRETO JUICIO DE DIOS EVITA QUE NOS UFANEMOS EN LA PROSPERIDAD.
Discípulo:
1. Me aterran tus juicios respecto a mí, Señor por el miedo y temblor se conmueven mis huesos, y mi alma se asusta muchísimo. Estoy atónito y considero que ni el cielo es puro en tu Presencia (Job 15,15). Si hasta en los ángeles encontraste maldad (Job 4,18), y no los perdonaste, ¿qué será de mí?, cayeron las estrellas del Cielo (Ap 6,13) y yo ¿cómo puedo presumir?. Cayeron hasta el fondo aquellos cuyas obras parecían dignas de alabanza, y quienes comían el pan de los ángeles se vieron alimentados con comida de cerdos.
2. Ninguna santidad existe, Señor, si retiras tu mano; ninguna sabiduría aprovecha, si Tú no gobiernas; ninguna fuerza ayuda, si dejas de conservarla. Ninguna castidad está segura, si Tú no la defiendes; ningún cuidado propio sirve si no está presente tu sagrada vigilancia. Porque abandonados, nos sumergimos y perecemos; visitados por Ti, nos levantamos y vivimos. Somos inestables pero por Ti nos aseguramos. nos entibiamos, pero por Ti nos encendemos.
3. ¡Qué vulgar y despreciable me debo reconocer!. ¡Qué poco valioso si algo bueno parece que tengo!. ¡Qué profundamente me debo sumergir en lo hondo de tus juicios, Señor, donde nada más encuentro, sino que soy nada y nada!. ¡Inmenso peso! ¡Mar inmenso donde nada encuentro de mí sino que soy nada en todo!. ¿Dónde están pues, los cimientos de mi sobreestimación?, ¿dónde la confianza de mis propias fuerzas?. Desaparece toda la vanidad de mis glorificación en la profundidad de tus juicios sobre mí.
4. ¿Qué es toda criatura en tu Presencia?. ¿Puede acaso la arcilla elevarse sobre quien le dio forma?. ¿Cómo puede engreírse autoalabándose el corazón de quien está de verdad sometido a Dios?. Todo el mundo no puede elevar a quien mantiene en su sitio la verdad; ni se moverá, por más que lo alaben quien tiene firme toda su esperanza en Dios. Porque todos los que hablan, nada son; desaparecerán, junto con el sonido de sus palabras pero la verdad del Señor permanece para siempre (Sal 117,2).
Capítulo 15
COMO COMPORTARSE Y EXPRESARSE EN LOS DESEOS.
Jesucristo:
1. Hijo mío, di así para todo: Señor, si te agrada, que se haga así; Señor, si es en honor tuyo, haz esto en tu Nombre. Señor, si te parece que me conviene y encuentras que me será útil, concédelo para que lo use en tu honor. Pero si sabes que me va a causar daño, o desaprovechar para la salvación de mi alma aparta de mí este deseo. No todo deseo proviene del Espíritu Santo aunque al hombre le parezca correcto y bueno. Es difícil juzgar rectamente, si te impulsa a desear esto o lo otro un espíritu bueno u otro distinto, o si te impulsa tu propio ánimo. Muchos que al principio parecían ser conducidos por buen espíritu, quedan decepcionados al final.
2. Por eso siempre se debe desear y pedir, con respeto a Dios y humildad en el corazón, todo lo que sobrevenga como deseable al pensamiento; y sobre todo, encomendárseme diciendo: Señor, Tú sabes qué es lo mejor: haz que suceda esto o lo otro, según quieras. Da lo que quieras, cuanto quieras, y cuando quieras. Haz conmigo como sabes, lo que más te agrade a Ti, y según sea para tu mayor honor. Ponme donde quieras; dispón de mí libremente en todo. Estoy en tus manos; dame vueltas para un lado y el otro. Yo soy tu servidor, dispuesto para todo porque no deseo vivir para mí sino para Ti, ojalá que con dignidad y perfección.
3. Oración para cumplir la voluntad de Dios: Concédeme, compasivo Jesús, tu gracia para que esté conmigo y conmigo trabaje (Sb 9,10) y conmigo persevere hasta el fin. Concédeme desear y querer siempre lo que es más aceptable para Ti y más te agrada. Tú voluntad sea mía y mi voluntad siga siempre a la tuya y concuerde de la mejor manera con ella. Mi querer sea siempre uno contigo y sólo pueda querer o no querer lo que Tú quieres o no quieres. Concédeme que muera a todo lo que me tienta del mundo y por Ti, que ame ser despreciado y desconocido. Concédeme descansar en Ti sobre todo lo deseado y que mi corazón encuentre en Ti la paz. Tú eres la verdadera paz del corazón, su único descanso; fuera de Ti, todas las cosas son adversas e inestables. En esta paz permanente, es decir, en Ti Único Supremo y Eterno Bien dormiré y descansaré. Así sea.
Capítulo 16
SÓLO EN DIOS DEBE BUSCARSE LA VERDADERA SATISFACCIÓN.
Discípulo:
1. Cualquier cosa que pueda desear o pensar para mi satisfacción, no la espero ahora sino para más adelante. Porque aunque yo solo tuviera todas las satisfacciones del mundo y pudiera disfrutar de todos los placeres ciertamente que no tendrían mucha duración. Por eso no puedo satisfacerme plenamente ni regocijarme perfectamente si no es en Dios, consolador de los pobres y aceptador de los humildes. Esperaré un poco; esperaré las promesas divinas y tendré abundancia de todos los bienes en el Cielo. Si deseo desordenadamente estas cosas presentes perderé las eternas y bienaventuradas. Usaré las cosas transitorias por necesidad pero desearé las eternas. No puedo saciarme con ningún bien limitado porque no fui creado solamente para gozarlo.
2. Aunque poseyera todas las cosas no sería feliz y dichoso ya que consiste toda mi perfección y felicidad en Dios que creó absolutamente todas las cosas no tal como consideran y alaban todos los tontos amadores del mundo sino como esperan los buenos seguidores de Cristo y algunas veces saborean por adelantado los espirituales y misericordiosos, cuyo trato es con el Cielo. Es inconsistente y breve toda satisfacción humana. Santa y verdadera satisfacción la que hace percibir internamente la Verdad. La persona devota lleva consigo a todas partes a Jesús, su alegría, y le dice: Quédate conmigo, Señor Jesús, en todo tiempo y lugar. Mi satisfacción será carecer de toda satisfacción humana. Y si falta tu consuelo que sea mi mayor satisfacción tu voluntad y justa prueba. Porque no estarás airado completamente ni enojado para siempre (Sal 103, 9).
Capítulo 17
TODA INQUIETUD DEBE ESTABLECERSE EN DIOS.
Jesucristo:
1. Hijo, déjame hacer contigo lo que quiero, lo que sé y te conviene. Tú piensas como ser humano y sientes muchas cosas como te hace ver la emoción humana.
Discípulo:
Señor, es verdad lo que dices. Es mayor tu preocupación por mí que todo el cuidado que puedo tener por mí mismo. Está expuesto a cualquier eventualidad quien no pone toda su atención en Ti. Señor, para que mi voluntad permanezca en ti recta y firmemente haz de mí lo que te agrade. Solamente puede ser beneficiosa para mí cualquier cosa que hagas conmigo. Si quieres que esté a oscuras, te bendeciré y si quieres que esté iluminado, te bendeciré también. Si te dignas alegrarme te bendeciré y si quieres que esté abatido, igual te bendeciré siempre.
Jesucristo:
2. Hijo, así conviene que te comportes si deseas caminar Conmigo. Igualmente debes estar dispuesto al sufrimiento y gozo. Igualmente debes aceptar de buena gana ser pobre y necesitado como rico y satisfecho.
Discípulo:
Señor, con gusto sufriré por ti lo que quieres que me sobrevenga. Quiero recibir de tu mano con indiferencia lo bueno y lo malo, lo dulce y lo amargo, lo alegre y lo triste. Defiéndeme de todo pecado y no temeré la muerte ni el infierno. Con tal que no me apartes de Ti para siempre ni me borres del libro de la vida no me dañará cualquier tribulación que venga sobre mí.
Capítulo 18
DEBEMOS SOPORTAR LAS ADVERSIDADES CON ECUANIMIDAD COMO CRISTO.
Jesucristo:
1. Hijo, yo bajé del Cielo por tu salvación: acepté tus infortunios impulsado por la caridad, no por necesidad para que aprendieses a ser paciente y soportases sin indignarte las adversidades de la vida. Desde el momento de mi nacimiento hasta mi muerte en una cruz, no me faltaron dolores que sufrir. Tuve gran carencia de bienes materiales, frecuentemente escuché quejas contra Mí, soporté con benevolencia despropósitos y ofensas, recibí ingratitud a cambio de beneficios, blasfemias por los milagros y reprensiones por enseñar.
Discípulo:
2. Señor: ya que fuiste paciente en tu vida principalmente cumpliendo los mandatos de tu Padre es justo que, perverso pecador, sufra con paciencia según tu voluntad, y mientras Tú lo quieras lleve por mi salvación el peso de esta vida breve. Porque, aunque la vida presente se siente pesada, sin embargo se ha convertido en muy meritoria por tu gracia y más tolerable y transparente gracias a tu ejemplo y el de tus santos y hasta de mucho más consuelo que la Ley Antigua cuando estaba cerrada la puerta del Cielo y parecía más oscuro el camino a la salvación, cuando tan pocos se preocupan de buscar el Reino de Dios y ni siquiera podían entrar a él los que eran buenos y se iban a salvar hasta que llegó tu Pasión y el pago de tu sagrada Muerte.
3. ¡Cómo debo agradecerte que me hayas mostrado a mí y a todos tus fieles el camino bueno y recto al Reino Eterno!. Porque tu vida es nuestra vía y por la paciencia santa caminamos hacia Ti, que eres nuestra corona. Si Tú no nos precedieras y enseñaras ¿quién tendría cuidado de seguirte?. ¿Cuántos quedarían lejos y retrasados si no mirasen tus preciosos ejemplos?. Si todavía somos negligentes, pese a que hemos conocido tus manifestaciones y tu doctrina, ¿qué sería si no tuviéramos tanta luz para seguirte?.
Capítulo 19
TOLERAR LAS OFENSAS ES PRUEBA DE VERDADERA PACIENCIA.
Jesucristo:
1. ¿Qué es lo que dices, hijo?. Deja de quejarte considerando mi Pasión y la de los santos. Todavía no has soportado hasta derramar sangre. Es poco lo que tú padeces, en comparación con lo mucho que soportaron otros, tan fuertemente tentados, tan pesadamente mortificados, tan frecuentemente puestos a prueba y presionados. Te conviene, pues, recordar las cosas muy graves de otros para que con facilidad lleves tus pequeñeces. Y si no te parecen pequeñeces mira que la causa no sea tu impaciencia. Pero sean cosas grandes o pequeñas procura soportarlas pacientemente a todas por igual. En la medida que mejor estés dispuesto a la paciencia, actuarás sabiamente y más mérito tendrás; te pesarán menos tendiendo el ánimo y la costumbre preparados sin flojera para esto. No digas: no tengo valor para soportar esto de esa persona, ni debo aguantar semejante cosa porque me causó grave daño y dice de mí lo que nunca pensé, pero de otra soportaré lo que me haga según me parezca que se debe sufrir. Es desatinada esta idea, que no considera la virtud de la paciencia ni por quién será premiada sino que más bien mira a las personas y a las injurias que le hacen.
3. No es realmente paciente quien no desea padecer sino cuando a él le parece y de quien le acomoda. El verdadero paciente no se fija qué persona le molesta, sea su superior, igual o inferior, sea bueno y santo o perverso e indigno, sino que, indistintamente de qué persona reciba algo adverso, de cualquier medida y todas las veces acepta todo con gusto de la mano de Dios y estima que es una gran ganancia: porque nada de cuanto se padece por Dios, así sea poco, puede pasar sin mérito ante Dios.
4. Estáte, pues, dispuesto a la lucha, si quieres obtener la victoria. Sin certamen no puedes obtener la corona de la paciencia; si no quieres padecer, impides que te coronen. Si quieres que te coronen pelea valerosamente, soporta pacientemente. Sin esfuerzo no se consigue el descanso ni sin pelea se alcanza la victoria.
Discípulo:
5. Quiero, Señor, que se haga posible por tu gracia lo que me parece imposible por la naturaleza. Tú sabes lo poco que puedo resistir y qué pronto caigo cuando surge una pequeña adversidad. Deseo que por tu Nombre cualquier práctica de paciencia me sea amable y elegible porque padecer y ser maltratado por causa tuya es muy saludable para mi alma.
Capítulo 20
RECONOCIMIENTO DE LAS PROPIAS LIMITACIONES Y LAS DIFICULTADES DE LA VIDA.
Discípulo:
1. Contra mí mismo confesaré mi injusticia, te confesaré, Señor, mi debilidad. Con frecuencia, una pequeña cosa me deprime y entristece. Me propongo combatir valientemente pero cuando viene una pequeña tentación me lleno de gran angustia. A veces, de la causa más despreciable me viene una grave tentación y cuando pienso que me encuentro un poco seguro, sin darme cuenta, me encuentro a veces derrotado por un ligero viento.
2. Considera pues, Señor, mis limitaciones y fragilidades tan notorias compadécete y levántame del lodo para que no me hunda y quede abandonado totalmente. Lo que frecuentemente me acobarda y avergüenza delante de Ti, es verme tan deleznable y débil para resistir las pasiones. Y aunque no me induzcan enteramente al consentimiento sin embargo me causan molestia, es difícil dominarlas y muy penoso vivir diariamente en combate. Reconozco yo mi debilidad en que las abominables imaginaciones, más fácilmente vienen que se van.
3. Ojalá, fortísimo Dios de Israel, protector de los fieles, mires el esfuerzo y sufrimiento de tu servidor y lo ayudes en todo lo que emprenda. Robustéceme con la fuerza celestial de modo que ni el hombre viejo ni la descontrolada naturaleza, todavía no bien sujeta al espíritu, pueda dominarme porque conviene pelear contra ella mientras vivamos. ¡Cómo es esta vida en la que no faltan dificultades y miserias, llena de trampas y donde son tantos los enemigos!. Porque cuando se va una dificultad o tentación, otra viene; e incluso antes que acabe el combate de la primera vienen otras muchas inesperadas.
4. Y ¿cómo se puede amar una vida que tiene tantas amarguras, sujetas a tantas calamidades y miserias?; ¿cómo podemos llamar vida a la que genera tantas muertes y epidemias?. Y sin embargo, es amada y muchos la quieren para deleitarse en ella. Se acusa con frecuencia al mundo de ser falso y vacío, pero no se abandona fácilmente, porque los deseos sensuales nos dominan. Algunas cosas llevan a amarlo y otras a despreciarlo. Llevan a amarlo el deseo sensual, la ambición y la arrogancia de la vida pero la angustia y desgracias que la siguen hacen odiar y hastiarse del mundo.
5. Pero; ¡qué lástima!. Los desenfrenos dominan a quien está dedicado al mundo y considera un deleite estar entre espinas porque ni percibe ni saborea la suavidad de Dios y la amenidad de las virtudes internas. En cambio, quien desprecia perfectamente al mundo y se interesa en vivir para Dios en santa vigilancia no ignora que está prometida la divina dulzura a los que se olvidan de sí mismos y ve más claro lo gravemente que se equivoca el mundo y de cuantas maneras se engaña.
Capítulo 21
DEBEMOS AFIRMARNOS EN DIOS POR ENCIMA DE TODOS LOS BIENES.
Discípulo:
1. Sobre todos y en todas las cosas descansaré en Dios siempre, porque es el perpetuo descanso de todos los santos. Concédeme, dulcísimo y amadísimo Jesús, descansar en Ti sobre todo lo creado, sobre toda salud y hermosura, sobre todo prestigio y honor, sobre todo poder y autoridad, sobre toda ciencia y perspicacia, sobre todas las riquezas y artes, sobre toda alegría y entusiasmo, sobre toda fama y alabanza, sobre todo gusto y consuelo, sobre toda esperanza y promesa, sobre todo merecimiento y deseo, sobre todo ofrecimiento y regalo que puedes dar y esparcir, sobre todo gozo y júbilo que el espíritu puede obtener y sentir, y, en fin, sobre los ángeles y arcángeles y sobre todas las multitudesdel Cielo, sobre todo lo visible e invisible y sobre todo lo que no es Tú mismo, Dios mío.
2. Porque Tú, Señor Dios mío, eres óptimo sobre todo. Tú solo altísimo. Tú solo poderosísimo. Tú solo suficientísimo y completísimo. Tú solo agradabilísimo y placentero. Tú solo hermosísimo y amadísimo. Tú solo nobilísimo y gloriosísimo sobre todo, en quien se encuentran reunidos, a la vez y perfectamente, todos los bienes que existen, que existieron y que existirán; por eso es poco e insuficiente cualquier cosa que me das o de Ti mismo revelas o prometes, si no te veo ni te tengo plenamente. Porque mi corazón no puede reposar de verdad, ni contentarse totalmente, si no descansa en Ti, más allá de todos los dones y de toda realidad creada.
3. Queridísimo compañero Jesucristo, purísimo amante, Señor de todas las cosas, ¿quién me hará tener alas de verdadera libertad, para volar y reposar en Ti?. ¿Cuándo se me concederá desasirme plenamente y apreciarte como eres, Señor Dios mío?. ¿Cuándo, del todo, me recogeré en Ti, y por tu amor, no me sentiré a mí mismo, sino a Ti solo, sobre todo sentido y manera, de modo desconocido por todos?. Ahora en cambio frecuentemente sufro y llevo mi infelicidad con dolor. Porque suceden muchos males en esta vida que con frecuencia desconciertan, entristecen y ensombrecen, con frecuencia me entorpecen y distraen, me ganan y comprometen para que no tengan libre acceso a Ti y puede disfrutar de tu grato abrazo, siempre listo para los espíritus piadosos.
4. Conmuévate Jesús, Esplendor de la eterna gloria, Alivio espiritual del peregrino, mi aspiración y la general desolación de la Tierra. Junto a Ti está mi boca sin palabras y mi silencio te habla. ¿Por qué tardas en venir, Señor mío?. Ven a mí, tu pobrecito, y alégrame. Extiende tu mano y arranca de toda angustia a este miserable. Ven, ven; porque sin Ti no hay día, ni siquiera hora feliz porque Tú eres mi alegría y sin Ti está vacía mi mesa. Soy un miserable y como un encarcelado y encadenado hasta que me animes con la luz de tu presencia, me otorgues libertad y me muestres Tu rostro amigable. Busquen otros lo que quieran en vez de Ti, que a mí nada me agrada ni me agradará sino Tú Dios mío, mi esperanza y eterna Salud. No me callaré ni dejaré de pedir hasta que tu gracia retorne y me hables Tú internamente.
Jesucristo:
Aquí estoy; vengo a ti porque me llamaste. Tus lágrimas y el deseo de tu alma, tu humildad y la contrición de tu corazón, me inclinaron hacia ti y me trajeron a ti.
Discípulo:
Ahora digo: Señor, te llamé y deseé gozar contigo estoy dispuesto a dejarlo todo por Ti. Tú primero me despertaste para que yo te buscara. Bendito seas, Señor, que fuiste bondadoso con tu servidor de acuerdo con la abundancia de tu misericordia. ¿Qué más tiene que decir tu servidor en tu presencia, sino humillarse mucho ante Ti, recordando siempre su propia iniquidad y bajeza?. No hay semejante a Ti entre todas las maravillas del Cielo y de la Tierra. Tus obras son excelentes, tus juicios verdaderos y tu providencia gobierna el Universo. Alabanza a Tí y gloria, Padre de la sabiduría, alabanza y bendición de mis labios, de mi espíritu y de toda la Creación.
Capítulo 22
RECORDEMOS LOS MÚLTIPLES BENEFICIOS DE DIOS.
Discípulo:
1. Abre, Señor, mi corazón a tu ley y enséñame a caminar en tus preceptos. Concédeme que entienda tu voluntad y que con gran respeto y cuidadosa reflexión recuerde tus beneficios comunes y especiales para que pueda darte gracias de aquí en adelante. De verdad comprendo y reconozco que ni siquiera por lo menor puedo ofrecerte las debidas alabanzas de agradecimiento. Soy inferior a todos los bienes que me das y cuando considero tu nobleza se deprime mi espíritu por tu grandeza.
2. Todo lo que tenemos en el alma y en el cuerpo y cuanto externa o internamente, natural o sobrenaturalmente poseemos son beneficios tuyos, y te manifiestan como benefactor, piadoso y bueno de quien recibimos todos los bienes. Y si alguien recibe mucho y otro poco, sin embargo todos los bienes son tuyos y sin Ti no se puede recibir ni lo menor. Quien recibe más, no puede ufanarse de su mérito ni sentirse por encima de los otros o insultar a los inferiores porque es mayor y mejor el que menos se atribuye y es el más humilde y devoto en agradecer. Y el que más despreciable se considera, y más indigno se juzga se hace más apto para recibir mayores bienes.
3. Quien recibe poco no debe entristecerse ni indignarse ni envidiar al más aventajado, sino debe ser más atento Contigo y alabar más tu bondad porque otorgas tus dones tan abundante, gratuita y gustosamente, sin guiarte por criterios humanos. Todo procede de Ti y por eso debes ser alabado en todos. Tú sabes qué conviene otorgar a cada uno y por qué éste tiene menos y ese más no nos toca discernir a nosotros sino a Ti, que juzgas los méritos de cada uno.
4. De ahí, Señor Dios, que considero un gran beneficio no tener demasiadas cosas de las que aparecen externamente y las personas celebran, así que quien considere su personal pobreza y limitación no sólo no recibirá pesadumbre, tristeza y abatimiento sino mayor satisfacción y gran alegría, porque tú Señor elegiste como familiares e íntimos a los pobres, humildes y despreciados del mundo. De esto son testigos tus mismos apóstoles, a quienes estableciste como príncipes sobre la Tierra (Sal 45,17). Ellos se comportaron sin queja en el mundo, tan humillados y sencillos, sin la menor malicia y dolo, y hasta se alegraron de padecer ofensas en tu Nombre (Hch 5,41).
5. Por eso nada debe alegrar tanto a quien te quiere y conoce tus beneficios como tu voluntad para con él y la bondad de tus eternas disposiciones de las que tanto debe contentarse y consolarse de manera que gustosamente desee ser el menor como otro quiere ser el mayor y así esté tranquilo y satisfecho en el último lugar como si fuera el primero y con agrado acepte ser despreciado y desechado y no tener prestigio y fama como si fuese el más respetado e importante del mundo. Porque tu voluntad y el amor a tu honra deben exceder todas las cosas y más se debe consolar y satisfacer una persona con esto que con todos los beneficios recibidos o que pueda recibir.
Capítulo 23
CUATRO COSAS QUE PRODUCEN PAZ.
Jesucristo:
1. Hijo, ahora te enseñaré el camino de la paz y de la verdadera libertad.
Discípulo:
Haz, Señor, lo que dices, porque escucharlo es muy agradable para mí.
Jesucristo:
Procura, hijo, hacer antes la voluntad ajena que la propia. Elige siempre tener menos y no más. Busca siempre el último lugar, y estar sometido a otros. Escoge y siempre reza para que la voluntad de Dios se cumpla íntegramente en Ti. Así se ingresa en los términos de la paz y la quietud.
Discípulo:
2. Señor, tu sermón es corto pero contiene mucha perfección. Lacónico en las palabras pero lleno de sentido y abundante fruto. Si yo pudiera cumplirlo fielmente no debería brotar en mí con tanta facilidad el desconcierto. Porque cada vez que me siento inquieto y deprimido descubro que me he apartado de ésta enseñanza. Pero Tú que todo lo puedes y siempre buscas mi provecho otórgame mayores gracias para que pueda cumplir tu doctrina y conseguir mi salvación.
3. Oración contra los malos pensamientos: Señor Dios mío, no te retires de mí, Dios mío, ven a auxiliarme (Sal 71,12) porque se han levantado dentro de mí diversos pensamientos y grandes temores me afligen. ¿Cómo los atravesaré ileso? ¿Cómo los destruiré?. Tú dices que irás delante de mí y humillarás a los arrogantes de la Tierra (Is 45,2). Abrirás la puerta de la cárcel y me revelarás los secretos. Haz, Señor, como dices para que huyan ante Mí todos mis inicuos pensamientos. Mi esperanza y único alivio es correr a Ti, en toda dificultad confiar en Ti, invocarte desde lo más íntimo, y esperar con paciencia tu consuelo.
4. Oración para pedir que la inteligencia se ilumine: Alúmbrame, Buen Jesús, con la claridad de la luz interior y quita de la habitación de mi corazón toda tiniebla. Cohibe las muchas divagaciones y destroza las tentaciones que me encadenan. Lucha con fuerza por mí y ahuyenta las malas bestias como llamo a los seductores deseos deshonestos; para que se haga la paz gracias a Ti y resuenen con abundancia las alabanzas en el santo palacio es decir, en la conciencia pura. Manda al viento y a las tempestades, y dile al mar: ¡Calla! y al ventarrón: ¡No soples! y se producirá una gran calma. (Mc 4,39). Emite tu luz y tu verdad (Sal 43,3) para que brillen sobre la tierra porque está árida y vacía hasta que Tú la ilumines. Derrama tu gracia desde arriba, empapa mi corazón con el rocío del Cielo, distribuye el agua de la devoción para irrigar toda la tierra y que produzca frutos buenos y óptimos. Levanta el ánimo oprimido por la mole de los pecados orienta todo mi deseo hacia el Cielo para que saboreando la suavidad de la superior felicidad me cause fastidio pensar en lo terreno. Quítame y arráncame del transitorio consuelo de las criaturas porque ninguna cosa creada puede calmar y consolar mi deseo plenamente. Úneme a Ti con el vínculo inseparable del amor porque sólo Tú bastas al que te ama, y fuera de Tí todo carece de importancia.
Capítulo 24
EVITAR LA CURIOSIDAD SOBRE LAS VIDAS AJENAS.
Jesucristo:
1. Hijo, no seas curioso ni te preocupes de cosas impertinentes. ¿Qué te importa esto o aquello? (Jn 21,22) Tú sígueme. ¿Qué te importa que alguien sea de ésta o de otra manera o que viva o hable de uno u otro modo?. No necesitas responder por otro sino dar razón de ti mismo. ¿Por qué, pues, te entrometes?. Yo a todos conozco y veo al mismo tiempo todo lo que sucede, y sé de qué manera es cada uno, qué piensa, qué quiere y a qué objetivo se dirige su intención; por eso, se me deben encomendar todas las cosas. Tú más bien consérvate en buena paz y deja agitarse el agitador cuanto quiera; sobre él vendrá todo lo que haga o diga porque no puede engañarme.
2. No te preocupes del prestigio de un gran hombre ni de las recomendaciones de muchos, ni del afecto especial de una persona. Todas estas cosas producen distracciones y grandes oscuridades en el corazón. Con gusto te dirigiré mis palabras y te revelaré lo oculto si esperas atentamente mi venida y me abres tu corazón. Estáte preparado, permanece en oración y humíllate en todo.
Capítulo 25
FIRME PAZ DEL CORAZÓN Y VERDADERO PROGRESO.
Jesucristo:
1. Hijo, yo he dicho: Mi paz les dejo, mi paz les doy; se la doy, no como la da el mundo (Jn 14,27). Todos desean la paz pero no todos se preocupan de lo que concierne a la verdadera paz. Mi paz está con los humildes y sosegados de corazón. Tú paz estará en la mucha paciencia. Si me escuchas y sigues mi voz, podrás disfrutar de mucha paz.
Discípulo:
2. ¿Qué haré pues?.
Jesucristo:
Atiende en todo a ti mismo, qué haces, qué dices y dirige toda tu intención a mi exclusivo beneplácito, y nada desees o busques fuera de Mí, no juzgues temerariamente los dichos o hechos ajenos ni te impliques en asuntos que no te hayan encomendado, con esto podrá ser poco o rara vez te desconciertes. Porque jamás sentir alguna confusión, o no sufrir molestia interna o externamente corresponde al estado de eterna quietud , no a esta vida. No vayas a considerar que encontraste la verdadera paz si no sientes alguna pesadumbre ni que todo está bien cuando tus adversarios no te causan molestias ni que todo es perfecto si todo se realiza conforme con tu voluntad. Ni te creas más grande que otro o estimes que eres especialmente elegido si sientes una gran devoción o dulzura, porque en estas cosas no se reconoce al verdadero amante del bien ni consiste en ellas el provecho y la perfección de las personas.
Discípulo:
3. ¿Entonces en qué, Señor?.
Jesucristo:
En ofrecerte de todo corazón a la voluntad de Dios, no buscando tu interés, ni poco ni mucho, ni en el tiempo ni en la eternidad, de manera que con la misma actitud permanezcas agradecido en lo próspero y en lo adverso pesándolo todo con la misma balanza. Si fueras tan firme y constante en la esperanza que incluso al quitársete la consolación interior, prepares tu corazón a soportar más todavía y no te justifiques como si no debieras padecer tanto, sino que consideres mi acierto y me alabes por Santo en todo lo que disponga entonces caminarás por la auténtica y recta vía de la paz y podrás tener esperanza cierta de ver con alegría nuevamente mi rostro. Si llegas al total rechazo de tu egoísmo sabrás entonces que gozarás de paz abundante según las posibilidades de tu destierro.
Capítulo 26
LA MENTE SE SUPERA MÁS CON LA ORACIÓN QUE CON LECTURAS.
Discípulo:
1. Señor, es actitud propia de la persona perfecta no relajar nunca el ánimo en su dirección al Cielo y entre muchas preocupaciones pasar sin preocupación no como un tonto sino por el privilegio de una mente liberada que no se adhiere malamente a nada creado.
2. Te ruego, piadosísimo Dios mío, que me preserves de la preocupaciones de esta vida, para que no me comprometa demasiado en ellas; para que no dominen mi voluntad las diversas necesidades naturales para que no quede dividido por todos los obstáculos y molestias en mi espíritu. No me refiero a las cosas que con tanto afecto ambiciona la vanidad sino a todas esas miserias propias de la condición humana que penosamente oprimen y retardan a tu servidor para impedir que obtenga, cuantas veces quiere, la libertad de espíritu.
3. Dios mío, bondad inefable, conviérteme en amargura todo placer inconveniente que me separa del eterno amor engañándome con la vista de algún bien inmediato. No me vaya vencer, Dios mío, la naturaleza; no me engañe el mundo y su gloria breve; no me derribe el demonio y su astucia. Dame fuerza para resistir, paciencia para tolerar, constancia para perseverar. Dame, en vez de todas las satisfacciones del mundo, la suavísima unción de tu Espíritu y en vez del amor deshonesto infúndeme el amor de tu Nombre. Porque las preocupaciones por el alimento, la bebida, la ropa y lo demás que se requiere para el sustento del cuerpo resultan pesadas para el Espíritu fervoroso. Concédeme que use con moderación de todo lo necesario y que no me ocupe de eso con exagerado interés. No es lícito abandonarlo todo porque las necesidades naturales deben ser satisfechas. Pero la ley santa prohibe buscar lo superfluo o lo excesivamente agradable, porque de otro modo la naturaleza se rebelaría contra el espíritu. En medio de estas cosas, ruego que tu mano me gobierne y enseñe para que en nada exceda.
Capítulo 27
EL AMOR PROPIO NOS APARTA DEL SUMO BIEN.
Jesucristo:
1. Hijo, conviene que lo des todo por el Todo y no seas nada de ti mismo. Debes saber que el amor propio te hace más daño que cualquier otra cosa en el mundo. Según sea el amor y el apego que tienes a las cosas estarás más o menos adherido a ellas. Si tu amor fuese puro, simple y ordenado no estarás cautivo de las cosas. No se debe desear lo que es ilícito tener. No se debe tener lo que te puede impedir y privar de la libertad interior. Es de sorprender que no te entregues tú mismo a Mí desde el fondo del corazón, con todo lo que puedes tener o desear.
2. ¿Por qué te desgastas con inútil tristeza?. ¿Por qué te fatigas con cuidados superfluos?. Compórtate según mi voluntad y no sufrirás menoscabo. Si buscas esto o aquello, si deseas estar aquí o allí por tu conveniencia o propia voluntad, nunca estarás tranquilo ni libre de preocupaciones porque en todas las cosas hay alguna falla y en todo lugar hay adversarios.
3. No hace provecho cualquier cosa alcanzada o multiplicada exteriormente sino más bien la deshechada y arrancada de raíz del corazón. No sólo entiendas lo anterior de las propiedades y riquezas sino también de la ambición de ser famoso o el deseo de vacías adulaciones que transcurren como el mundo. Poco importa el lugar si falta el fervor del espíritu, ni durará mucho la paz buscada sólo externamente si falta su verdadero fundamento en la disposición del corazón. Es decir, si no estás en Mí, puedes cambiar pero no mejorar. Porque manifestada la ocasión, y aceptada encontrarás lo que evitabas, y hasta más.
4. Oración para pedir la purificación del corazón y la sabiduría divina: Confírmame, Señor, en la gracia del Espíritu Santo. Dame energía para fortalecerme interiormente y para vaciar mi corazón de toda preocupación inútil y angustiosa, para que no me arrastre el deseo de cualquier cosa vulgar o valiosa; sino que mire todo como pasajero, y a mí mismo igual porque nada permanece bajo el sol, todo es vacío y aflicción para el espíritu (Ecl 2,17). Qué sabio es el que piensa así: Concédeme Señor la sabiduría celestial para que aprenda a buscarte y encontrarte sobre todas las cosas, sobre todo, apreciarte y amarte y entender lo demás como es, de acuerdo con tu Sabiduría. Dame prudencia para apartarme del adulador y paciencia para soportar al adversario. Porque la verdadera sabiduría consiste en no moverse por el ruido de las palabras, ni prestar atención a los cantos de sirena de los aduladores, porque así se transita con seguridad la vía comenzada.
Capítulo 28
CONTRA LOS MURMURADORES.
Jesucristo:
1. Hijo, no te enojes si alguien tiene mala opinión de ti y dice lo que no quieres oir. Tú debes tener peor opinión de ti mismo y creer que nadie es tan débil como tú. No es poca sensatez, permanecer callado en tiempos difíciles y regresar a Mí sin perturbarse por las opiniones humanas.
2. No debe estar tu paz en la boca de las personas; porque te interpreten bien o mal, no serás por eso distinto de lo que eres. ¿Dónde está la verdadera paz y la verdadera gloria?. ¿Acaso no está en Mí?. Y quien no desea agradar a los demás ni teme desagradarlos, disfrutará de mucha paz. Brota toda inquietud del corazón y distracción de los sentidos, del amor desordenado y del temor sin motivo.
Capítulo 29
LLAMAR A DIOS Y BENDECIRLO CUANDO HAY DIFICULTADES.
Discípulo:
1. Bendito para siempre sea tu Nombre, Señor, que quisiste que venga sobre mí esta tentación y aflicción. No puedo huir de ella sino que tengo necesidad de refugiarme en Ti para que me ayudes y la conviertas en bien para mí. Señor, ahora estoy perturbado y no le va bien a mi corazón sino que me atormenta mucho esta pasión. Y ahora, Padre querido, ¿qué voy a decir?: Me siento atrapado por la angustia. Sálvame de éste momento (Jn 12,27). Pero he llegado a esta situación para que Tú seas reconocido cuando yo esté más humillado y sea liberado por Ti. Complácete, Señor, en liberarme porque, pobre de mí, ¿qué podré hacer?; ¿a dónde iré sin Ti?. Dame paciencia, Señor, también esta vez. Y en medio de todo esto ¿qué diré?. Señor, hágase tu voluntad (Mt 6,10). Yo bien merezco sufrir y padecer. Conviene que lo soporte. ¡Ojalá, con paciencia!. Porque tu mano omnipotente es capaz de quitar de mí esta tentación y mitigar su ímpetu, tal como frecuentemente lo has hecho antes conmigo, no vaya a ser que sucumba, Dios mío, Misericordia mía, mientras más dificultoso es para mí tanto es fácil para Ti este cambio por el poder de tu mano.
Capítulo 30
PETICIÓN DE AYUDA A DIOS Y CONFIANZA EN RECUPERAR SU GRACIA.
Jesucristo:
1. Hijo, Yo soy el Señor, que conforto en los momentos difíciles. Ven a Mí cuando no te encuentres bien. Lo que principalmente impide mi visita es tu tardanza en volver a la oración. Porque antes de rogar con atención buscas satisfacciones ajenas y te recreas en lo exterior. De ahí viene que todo te aproveche poco hasta que adviertas que Yo soy quien libro a los que esperan por Mí; fuera de Mí no hay auxilio que valga, ni consejo útil, ni remedio duradero. Pero ahora, con el espíritu recobrado después de la tempestad debes rehacerte a la luz de mi misericordia porque Yo estoy cerca para restaurar todas las cosas no sólo íntegramente sino abundante y sobradamente.
2. ¿Acaso hay algo difícil para Mí o voy a ser como los que dicen y no hacen?. ¿Dónde está tu fe?. Manténte firme y perseverante. Sé animoso y valiente que llegará a su tiempo la consolación. Espérame, espera que venga y te curaré (Mt 8,7). Es una prueba la que te atormenta y un miedo sin base el que te aterroriza. ¿Qué importa la preocupación sobre situaciones futuras sino para tener tristeza sobre tristeza?. Bástale a cada día su propia molestia (Mt 6,34). Es vano e inútil desconcertarse o alegrarse por el futuro que quizás nunca llegue.
3. Pero es propio del ser humano dejarse engañar por la imaginación y es signo de pusilanimidad dejarse llevar tan fácilmente por las sugestiones del enemigo. El no se cuida de que sea verdadero o falso lo que utiliza para engañarnos o distraernos y si nos derriba con el amor a lo inmediato o el temor al futuro. No vaya a confundirse tu corazón, ni se atemorice, cree en Mí y confía en mi misericordia. Cuando piensas que estás lejos de mí, con frecuencia estoy más cercano. Cuando consideras que casi todo está perdido entonces, muchas veces, se hace más presente la ganancia. No todo está perdido cuanto te sucede alguna cosa contraria. No debes juzgar según la impresión del momento ni dejarte molestar o angustiar con cualquier contrariedad que te venga como si se hubiera eliminado toda esperanza de surgir.
4. No pienses que has sido abandonado del todo aunque a veces te envíe una aflicción o también te sustraiga el consuelo deseado; así se camina al Reino de Dios. Y sin duda te conviene más a ti y a todos mis servidores ejercitarse en las adversidades que si todo sucediera a su gusto. Yo conozco el secreto, y sé que conviene mucho para tu aprovechamiento que a veces te quedes desconsolado para que no te envanezcas en la prosperidad ni quieras complacerte en ti mismo por lo que no eres. Lo que te di, te lo puedo quitar y restituírtelo cuando me agrade.
5. Cuando te lo dé, es mío: cuando te lo quite, no te quito lo tuyo porque es mío todo bien que se otorga y todo don perfecto (Stgo 1,17). Si te envío pesadumbre o cualquier contrariedad, no te indignes ni decaiga tu corazón. Yo pronto puedo levantarlo y convertir cualquier carga en gozo. Sin embargo, siempre soy justo y digno de reconocimiento cuando actúo así contigo.
6. Si entiendes bien y lo miras a la luz de la verdad nunca te debes entristecer ni decaer tanto por las adversidades sino más bien alegrarte y agradecer considerando como único motivo de gozo que afligiéndote con dolores, no te perdono(***). Como me amó mi Padre, así los amo a ustedes (Jn 15,9) dije a mis queridos discípulos: a los que, por supuesto, no los envié a gozar del mundo sino a grandes combates; no a ser reconocidos sino despreciados; no a la ociosidad sino al trabajo; no al descanso sino a cosechar mucho fruto de paciencia. Acuérdate, hijo mío, de estas palabras.
Capítulo 31
EVITAR EL IMPEDIMENTO DE LO CREADO PARA ENCONTRAR AL CREADOR.
Discípulo:
1. Señor, de veras necesito todavía mayor gracia si debo llegar a donde nada ni nadie me pueda detener. Porque, mientras alguna cosa me retenga no puedo libremente volar a Ti. Quería libremente volar el que decía: ¿Quién me dará alas como de paloma para que vuele y repose? (Sal 55,7). ¿Qué hay más quieto que la recta intención?. ¿Quién más libre que el que nada desea en el mundo?. Conviene, pues, transitar a través de lo creado y olvidarse completamente de sí mismo, y elevarse mentalmente por encima de todo para verte a Ti, Creador de todo, que eres diferente de las criaturas. Y si alguien no se despega de todas las criaturas, no podrá libremente dirigirse a lo divino. Por eso se encuentran pocas personas contemplativas porque son raros los que saben separarse plenamente de lo perecedero y de las criaturas.
2. Para esto se requiere mucha gracia que levante el espíritu y lo eleve sobre sí mismo. Pero si no eleva espiritualmente a la persona y la libera de todo lo creado, uniéndola íntegramente a Dios, es de poca estima todo lo que sabe o tiene. Mucho tiempo será insignificante y caído quien mucho estima algo distinto al Único inmenso y eterno Bien. Y lo que no es Dios, nada es, y así debe considerarse. Existe una gran diferencia entre la sabiduría de una persona inspirada y devota y los conocimientos librescos de los estudiosos. Mucho más noble es la doctrina que viene de lo alto por influencia divina que la adquirida trabajosamente con el ingenio humano.
3. Se encuentra a muchos que desean la contemplación pero no se esfuerzan por practicar lo que conduce a ella. Es gran impedimento fijarse en señales y cosas sensibles y descuidar la perfecta mortificación. No sé qué será, qué espíritu nos conduce y qué pretendemos quienes somos considerados como personas espirituales que tanto trabajo y tan amplia dedicación ponemos en obtener cosas transitorias y rastreras y apenas rara vez nos recogemos en nosotros mismos para pensar en nuestro interior.
4. ¡Qué lástima!. Inmediatamente después de un módico recogimiento salimos fuera de nosotros sin haber examinado nuestras acciones rigurosamente. No miramos dónde tenemos puestos nuestros afectos ni deploramos lo contaminados que están. Todo ser viviente había corrompido su camino (Gn 6,12) y por eso sobrevino el gran diluvio. Como nuestros afectos están muy corrompidos es lógico que las actividades, carentes de vigor interior, también se corrompan. Del corazón puro procede el fruto de la vida santa.
5. Se examina cuánto hace cada uno pero no se piensa cuidadosamente de cuánta virtud procede. Se investiga si alguno es vigoroso, rico, hermoso, hábil, o buen escritor, buen cantor, buen investigador pero no se habla de muchos que son pobres de espíritu, pacientes y buenos, devotos y atentos a la vida interior. La naturaleza mira el exterior de las personas la gracia se ocupa del interior; la naturaleza con frecuencia se equivoca; la gracia espera en Dios, para no ser engañada.
Capítulo 32
ABNEGACIÓN DE SÍ MISMO Y RECHAZO DE TODO MAL DESEO.
Jesucristo:
1. Hijo no puedes poseer perfecta libertad si no tienes total abnegación. Encarcelado están todos los poseedores y amantes de sí mismos, codiciosos, noveleros e inestables que siempre buscan su comodidad y no a Jesucristo, sino que siempre fingen y organizan lo que no durará. Se perderá, pues todo lo que no proviene de Dios. Retén esta frase breve y exacta: Déjalo todo y lo encontrarás todo abandona los malos deseos y encontrarás la calma. Reflexiona en esto y cuando lo practiques entenderás todas las cosas.
Discípulo:
Señor, éste no es trabajo de un solo día ni juego de niños, antes en esto tan breve se encuentra incluida toda la perfección religiosa.
Jesucristo:
2. Hijo, no debes apartarte ni decaer tan pronto al conocer el camino de los perfectos sino más bien animarte a lo más alto o al menos, aspirar a ello en tus deseos. Ojalá te suceda así y llegues a no ser más amante de ti mismo. Si estuvieras dispuesto siempre a cumplir mi voluntad y la del superior que te he dado entonces me agradarías mucho y toda tu vida transcurriría con alegría y paz. Todavía te queda mucho por dejar que si no abandonas íntegramente por Mí no obtendrás lo que pides. Te persuado a que me compres oro puro para que seas rico (Ap 3,18). Apártate de la sabiduría meramente humana y de toda natural y propia complacencia. Yo te he dicho que es necesario adquirir las cosas más despreciables según el parecer humano, con las que se consideran valiosas y excelentes porque muy despreciable y pequeña parece la verdadera sabiduría celestial; no se cree gran cosa ni busca que la alaben los demás; está en los labios de muchos pero apartada de sus vidas siendo una perla preciosa escondida para muchos.
Capítulo 33
LA INESTABILIDAD DEL CORAZÓN Y LA NECESIDAD DE DIRIGIR LA INTENCIÓN FINALMENTE A DIOS.
Jesucristo:
1. Hijo; no le creas al deseo que ahora tienes, muy pronto se cambiará en otro. Mientras vivas estarás sujeto al cambio aunque no quieras; porque a veces te encontrarás alegre, a veces triste, unas veces tranquilo, otras perturbado, unas veces devoto, otras sin devoción, a veces atento, a veces descuidado, a veces pesado, a veces liviano. Pero la persona sabia y bien instruida en el espíritu se mantiene firme por encima de todo lo cambiante. No atiende a lo que siente dentro de sí o de qué parte sopla el viento de la inestabilidad sino a dirigir toda la intención de su mente hacia el debido y deseado fin. Porque así puede uno permanecer siempre el mismo e ileso en medio de tan diversos sucesos dirigiendo a Mí sin cesar, la mirada de su incontaminada intención.
2. Mientras más pura sea su intención más constante irá entre tantas tempestades. En muchas cosas se oscurece la mirada de la pura intención porque se observa fácilmente lo que se presenta como agradable y así es raro quien se encuentra libre de la mancha de su propio interés. Así los judíos en otro tiempo, fueron a Betania donde Marta y María no solamente por Jesús sino más bien para ver a Lázaro (Jn 12,9).
Capítulo 34
DIOS ES LO MEJOR DE TODO PARA QUIEN LO AMA.
Discípulo:
1. ¡Aquí está mi Dios y mi Todo!. ¿Qué más quiero y qué mayor felicidad puedo desear?. Frase excelente y agradable para quienes aman al Señor no al mundo ni a lo que hay en el mundo. ¡Dios mío Tú eres todo para mí!. A quien entiende le basta lo dicho y repetirlo muchas veces es un gusto para los que aman. Porque cuando Tú estás presente, todo es agradable cuando Tú estás ausente todo causa fastidio. Tú das tranquilidad al corazón, gran paz y alegre festejo. Tú haces sentir bien de todos y alabarte por todos; nada puede causar placer sin Ti. Pero si debe agradecerse y sentirse bien es imprescindible que tu gracia esté presente y se sazone con tu propio sabor. A quien Tú agradas ¿qué no le sabrá bien?, y a quien no siente tu sabor ¿qué le podrá agradar?. Pero los sabios de este mundo y los que saborean los bajos placeres se pierden en tu sabiduría porque en eso hay un gran vacío y allí se encuentra la muerte. En cambio quienes te siguen, despreciando lo mundano y dominando sus instintos, son reconocidos como auténticos sabios porque pasan de la vanidad a la verdad y de lo material a lo espiritual. Estos aprecian a Dios y cualquier cosa buena que encuentran en la Creación toda la orientan en alabanza a su Creador. Sin embargo es diferente y muy diferente el sabor del Creador y de lo creado de la Eternidad y del tiempo limitado de la Luz no creada y de la luz reflejada.
3. ¡Luz perpetua que supera a todas las luces creadas envía desde lo alto el resplandor que penetre hasta lo más íntimo de mi corazón!. Purifica, alegra, ilumina y vivifica mi espíritu con todas mis facultades para que me una contigo con el máximo júbilo. ¿Cuándo llegará este bendito y deseado momento en que me sacie tu presencia y seas todo para mí?. Mientras esto no suceda no tendré felicidad completa. ¡Qué pena! Todavía vive en mí el hombre viejo no está del todo crucificado, no ha muerto definitivamente, todavía tiene fuertes deseos contrarios al espíritu, todavía pelea internamente y no soporta que esté en paz el gobierno del alma.
4. Pero Tú, que puedes dominar el mar y calmar el movimiento de sus olas dispersa a la gente que quiere la guerra, doblégala con tu poder, manifiesta tus maravillas para que tu Mano sea glorificada porque no hay otra esperanza ni refugio para mí sino en Ti, Señor Dios mío.
Capítulo 35
EN LA VIDA NO HAY SEGURIDAD DE QUE FALTEN TENTACIONES.
Jesucristo:
1. Hijo, nunca te sientas seguro en esta vida porque mientras vivas necesitas siempre armas espirituales. Estás entre enemigos y te atacan a derecha e izquierda. Si no utilizas por todas partes el escudo de la paciencia y no fijas tu corazón en Mí con la voluntad dispuesta a padecer todo por Mí no podrás soportar este fuego ni obtener el premio de los Santos. Te conviene pues, atravesar todo valientemente y luchar con energía contra lo que se te oponga. Porque al vencedor se le dará el maná (Ap 2,17) y al flojo le quedará mucha miseria.
2. Si buscas descanso en esta vida, ¿cómo llegarás entonces al descanso eterno?. No te prepares a mucha tranquilidad sino a gran paciencia. Busca la auténtica paz en el Cielo, no en la Tierra, no en los seres humanos ni en las demás criaturas sino en Dios sólo. Por amor a Dios debes sobrellevar todo de buena gana, las pesadumbres y los dolores las tentaciones, ofensas, ansiedades, necesidades, enfermedades, injurias, murmuraciones, represensiones, humillaciones, equívocos, correcciones y menosprecios. Estas cosas ayudan a la virtud, prueban al soldado de Cristo y confeccionan la corona del Cielo. Yo otorgaré favores eternos por un pequeño trabajo y gloria infinita por un desconcierto pasajero.
3. ¿Piensas acaso que siempre tendrás consolaciones espirituales según tu voluntad?. Mis santos no las tuvieron siempre sino más bien muchas pesadumbres, variadas tentaciones y gran desolación. Pero las soportaron todas con paciencia y confiaron más en Dios que en sí mismos conocedores de que no son proporcionales los padecimientospresentes a la futura gloria prometida. ¿Pretendes tú tener al instante lo que muchos después de muchas lágrimas y grandes esfuerzos apenas consiguieron?. Espera en el Señor, trabaja vigorosamente y serás reconfortado; no desconfíes, no huyas sino ofrécete constantemente en cuerpo y alma por la gloria de Dios. Yo te recompensaré completamente; Yo estaré contigo en cualquier dificultad (Sal 91,15).
Capítulo 36
LOS JUICIOS SIN VALOR DE LAS PERSONAS.
Jesucristo:
1. Hijo, arroja fuertemente tu corazón en el Señor y no temas los juicios humanos cuando la conciencia te declare bueno y sin falta. Es aceptable y bendito padecer estas cosas y no es intolerable al corazón humilde que confía más en Dios que en sí mismo. Muchos hablan demasiado y por eso se les debe creer poco; porque satisfacer a todo el mundo no es posible. Aunque San Pablo se esforzó por satisfacer a todos en el Señor, y se hizo todo para todos, sin embargo no dio la menor importancia al ser juzgado por ellos. Hizo cuanto estaba de su parte y podía por la edificación y la salvación ajena, pero no pudo librarse de ser juzgado o despreciado algunas veces. Por eso todo lo encomendó a Dios, que lo conoce todo y se defendió con paciencia y humildad de los que hablaban mal de él y le dirigían pensamientos infundados y mentirosos de la manera que querían. No obstante, respondió algunas veces para evitar que los débiles se escandalizaran de su silencio.
2. ¿Por qué les temes a seres mortales?. Hoy están, y mañana no aparecen. Teme a Dios y no te espantarás de los hombres. ¿Qué te pueden hacer con palabras e insultos?. A ellos les hace más daño que a ti porque, sean quienes sean, no podrán escaparse del juicio de Dios. Tú, ten a Dios presente y no combatas contra las palabras quejosas. Si ahora parece que sucumbes y padeces la humillación que no merecías no te indignes por eso no sea que por tu impaciencia disminuyas tu premio; mírame bien a Mí en el Cielo porque tengo poder para liberarte de toda confusión y ofensa y dar a cada uno según sus obras (Rm 2,3).
Capítulo 37
PURA E ÍNTEGRA ENTREGA PARA OBTENER LA LIBERTAD DE CORAZÓN.
Jesucristo:
1. Hijo, déjate a ti y me encontrarás a Mí. Vive sin escoger y apropiarte de las cosas y ganarás siempre. Porque se te adjudicará gracia más amplia en cuanto te entregues y no te retraigas.
Discípulo:
2. Señor, ¿cuantas veces me entregaré?; ¿en qué deberé abandonarme?.
Jesucristo:
3. Siempre y a toda hora. Igual en lo poco que en lo mucho. Sin exceptuar nada, porque en todo te quiero encontrar libre. De otro modo ¿cómo podrás ser todo mío y Yo tuyo si no se te quita la propia voluntad, interna y externamente?. Cuanto antes hagas esto, tanto mejor te irá, y cuanto más completa y sinceramente, tanto más me agradarás y más ampliamente ganarás. Hay quien se entrega pero con alguna excepción: no confía pues plenamente en Dios y trabaja en proveerse a sí mismo. Hay quien primero se ofrece totalmente pero después, presionado por la tentación, regresa a sus propios intereses y progresa poquísimo en la virtud. Estos nunca arribarán a la verdadera libertad del corazón puro ni a la feliz compañía de mi gracia si no vuelven a la total entrega y cotidiana inmolación que prometieron primero sin lo cual no pueden gozar ni gozarán de la unión conmigo.
4. Muchísimas veces te dije, y ahora te repito: Entrégate, abandónate y gozarás de gran paz interior. Dalo todo por el Todo: nada busques, nada exijas estabilízate simplemente y sin dudar en Mí y me tendrás. Serás libre de corazón y la oscuridad no te ofuscará. A esto dirige tus esfuerzos, por esto reza, esto desea: poder verte libre de toda propiedad y desnudo seguir a Jesús desnudo, morir a ti mismo para vivir eternamente para Mí. Entonces se desvanecerán todas las vacías imaginaciones, las perturbaciones inicuas y los cuidados superfluos. Entonces también desaparecerá el temor exagerado y morirá el amor desordenado.
Capítulo 38
ORGANIZAR BIEN LA PROPIA VIDA Y RECURRIR A DIOS EN LOS PELIGROS.
Jesucristo:
1. Hijo, en cualquier parte y en toda actividad u ocupación externa, debes procurar con ahínco ser libre interiormente y dueño de ti mismo y que todas las cosas estén sometidas a ti, y no tú bajo ellas; para que seas señor y director de todas ellas, no esclavo ni vendido sino más bien como los liberados y verdaderos hebreos que pasan a la condición de hijos de Dios; que están por encima de las realidades presentes y esperan las futuras; que miran despectivamente las cosas transitorias y con interés las del cielo, que no se dejan dominar por las presentes sino que más bien ellos las atraen para utilizarlas con provecho porque están orientadas a Dios e instituidas por el supremo Artífice que no dejó nada sin objetivo en la creación.
2. Si estás firme en todo acontecimiento y no juzgas de él según la apariencia externa ni consideras sin fe lo que ves u oyes sino que en cualquier situación entras, como Moisés, en el tabernáculo, para consultar al Señor, oirás a veces la divina respuesta y regresarás instruido sobre muchas cosas presentes y futuras. Siempre pues recurrió Moisés al tabernáculo en dudas y problemas y acudió al auxilio de la oración para sustraerse de los peligros y las maldades de las personas. Así, tú debes penetrar en lo más secreto de tu corazón implorando intensamente la ayuda de Dios. Por eso se lee que Josué y los hijos de Israel fueron engañados por los gabaonitas porque no consultaron primero con Dios sino que, demasiado crédulos de palabras suaves fueron embaucados por falsa piedad.
Capítulo 39
EVITAR LA IMPERTINENCIA EN LOS PROPIOS ASUNTOS.
Jesucristo:
1. Hijo, encomiéndame siempre tus asuntos: Yo los arreglaré bien y oportunamente. Espera lo que yo disponga y sentirás que es para tu provecho.
Discípulo:
2. Señor, con mucho gusto te encomiendo todo lo mío porque de poco sirve mi cuidado. ¡Ojalá que no me preocupen demasiado los futuros sucesos, sino que me ofrezca sin demora a tu voluntad!.
Jesucristo:
3. Hijo, muchas veces el hombre busca con vehemencia lo que desea, pero cuando lo consigue, comienza a pensar distinto, porque las aficiones a las mismas cosas no son duraderas sino que nos llevan de una a otra.
4. El verdadero provecho de la persona consiste en el renunciamiento de sí mismo y quien es abnegado tiene gran libertad y seguridad. Pero el antiguo enemigo y adversario de todos los buenos no cesa de tentar sino que de día y de noche trama graves insidias para hacer caer en el lazo a los incautos, si pudiese. Estén despiertos y oren, dice el Señor, para que no caigan en la tentación (Mt 26,41).
Capítulo 40
NADA BUENO TIENE EL SER HUMANO DE LO QUE PUEDA ENALTECERSE.
Discípulo:
1. Señor ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que lo visites? (Sal 8,5). ¿Qué ha merecido el hombre para que le des tu gracia?. Señor ¿de qué me puedo quejar si me dejas?, o ¿qué puedo exigir con justicia, si no haces lo que pido?. De hecho, sólo puedo pensar y decir de verdad lo siguiente: Señor, nada soy, nada tengo, nada bueno hago, sino que fallo en todo y siempre tiendo a la nada. Y, si no soy ayudado e interiormente orientado por Ti, me convierto totalmente en tibio y descuidado.
2. Tú, Señor, en cambio, eres siempre el mismo y eternamente permaneces siempre bueno, justo y santo; bien, justa y santamente realizas todo y lo dispones con sabiduría. Pero yo, que soy más proclive a lo defectuoso que a lo perfecto no puedo permanecer siempre estable y cambio siete veces cada día. Pero después me va mejor, cuando a Ti te parece y me ofreces tu mano para ayudarme porque Tú solo, sin solicitud humana, puedes auxiliarme y reforzarme para que no vaya mi atención a uno y otro lado si no que a Ti solo se convierta mi corazón y descanse.
3. Por lo cual, si yo supiera desechar bien toda satisfacción humana ya sea por la expectativa de la devoción o por la necesidad que me impulsa a buscarte porque no hay ser humano que me consuele entonces, con razón, podría esperar tu gracia y alegrarme por el don de tu nueva visita.
4. Gracias a Ti, de quien todo viene cada vez que algo bueno me sucede. Yo soy vacío y nada ante Ti, soy persona inconstante y débil. ¿De qué puedo alabarme o por qué deseo ser reconocido?. ¿Acaso por nada?. Esto es de los más inútil. Verdaderamente, el prestigio infundado es una mala peste, vanidad máxima que nos aparta de la verdadera gloria y nos despoja de la gracia celestial. Cuando alguno se agrada a sí mismo, desagrada a Dios; cuando aspira a las alabanzas humanas, se priva de la verdadera virtud.
5. La verdadera gloria y alegría santa consiste en gloriarse en Ti y no en sí mismo gozarse en Tu Nombre, no en la propia virtud y no deleitarse en lo creado si no es por Ti. Alabanza a tu Nombre, no al mío; engrandecidas tus obras, no las mías; bendición a tu santo Nombre y que no se me atribuyan las alabanzas humanas. Tú eres mi gloria y la alegría de mi corazón en Ti me gloriaré y me alegraré todos los días porque de mi parte no hay de qué, sino de mis debilidades (2Co 12,5). Busquen los hombres el reconocimiento que se dan mutuamente. Yo buscaré solamente el reconocimiento que viene de Dios. Todo prestigio humano, todo honor pasajero, toda exaltación mundana, comparada con tu eterna gloria es vanidad y necedad. ¡Verdad mía y misericordia mía, Dios mío, Santa Trinidad, sólo a Ti la alabanza, el honor, el poder y la gloria por los infinitos siglos de los siglos!.
Capítulo 41
MENOSPRECIAR LOS HONORES.
Jesucristo:
1. Hijo, no te deprimas si ves rendir homenaje y promover a otros mientras a ti te desprecian y humillan. Eleva tu corazón hacia Mí en el Cielo y no te entristezca el desprecio de los hombres de la Tierra.
Discípulo:
Señor, estamos ciegos y pronto nos dejamos seducir por la vanidad. Si me miro con sinceridad nunca he recibido una ofensa de alguna criatura por la que pueda en justicia quejarme de Ti. Pero ya que he pecado contra Ti tan frecuente y gravemente es razonable que se armen contra mí todas las criaturas. Por tanto, merezco justamente vergüenza y desprecio y Tú, en cambio, alabanza, honor y gloria. Y si no me preparo a recibir con gusto desprecio y postergaciones por parte de los demás y a que no me consideren no podré pacificarme y estabilizarme internamente ni recibir la luz espiritual ni unirme plenamente contigo.
Capítulo 42
LA PAZ NO DEBE SUSTENTARSE EN LAS PERSONAS.
Jesucristo:
1. Hijo, si pones tu paz en otra persona según tu parecer y conveniencia serás inestable y dependiente. Pero si recurres a la Verdad siempre viva y abundante no te entristecerás por el amigo que te abandona o desaparece. En Mí debes amar a quien te parezca bueno y muy estimado en esta vida. Debes estar como muerto a los afectos exclusivistas de los seres más queridos y en cuanto de ti depende, vivir libre de todo. Se acerca uno más a Dios en la medida en que se retira lejos de las satisfacciones presentes. Se eleva uno más alto hacia Dios mientras más profundamente desciende dentro de sí y más limitado se considera.
2. Quien se atribuye a sí mismo algo bueno impide la venida de la gracia de Dios porque la gracia del Espíritu Santo siempre busca el corazón humilde. Si supieras reconocer perfectamente tu profunda ineptitud y vaciarte de todo amor egoísta entonces yo te llenaría con abundantes gracias. Cuando Tú miras a lo creado desaparece de tu vista el Creador. Aprende a vencer en todo por el Creador para que seas capaz de alcanzar el conocimiento divino. Así sea muy pequeño lo que amas y consideras inconvenientemente te retrasa de lo Supremo y te daña.
Capítulo 43
LIMITACIÓN DE LA CIENCIA HUMANA.
Jesucristo:
1. Hijo, no te dejes influenciar por las bellas y sutiles frases de las personas. El Reino de Dios no consiste en palabras sino en virtudes (1Co 4,20). Atiende más bien a mis palabras que encienden los corazones e iluminan las mentes, conducen al arrepentimiento que lleva a la conversión y proporcionan muchas consolaciones. Nunca leas cosas para aparentar erudición o sabiduría. Estudia cómo mortificar los vicios porque esto te será de mayor provecho que el conocimiento de muchas cuestiones difíciles.
2. Cuando hayas terminado de leer y conocer muchas cosas conviene siempre que regreses al principio: Soy Yo quien enseñó la verdadera ciencia a los hombres y doy más clara inteligencia a los pequeños que cualquier persona pueda enseñar. A quien Yo le hablo, pronto será sabio y aprovechará mucho espiritualmente. ¡Mal para los que inquieren muchas curiosidades y se ocupan poco del camino de servirme a Mí!. Llegará el tiempo cuando aparecerá Cristo, Maestro de todos los maestros, y Señor de los ángeles, a oír las lecciones de todos, es decir, a tomar examen a las conciencias, entonces, escudriñará a Jerusalén con linternas, se descubrirán los secretos de las tinieblas y callarán los argumentos verbales.
3. Yo soy quien elevo en un instante la mente humilde para que capte más razones de la verdad eterna que si hubiera estudiado diez años en centros docentes. Yo enseño sin estrépito de palabras, sin divergencia de opiniones, sin lucimientos personales, sin confrontación de argumentos. Yo soy quien enseño a despreciar lo contingente, a buscar lo eterno, a saborear lo eterno, a huir de los honores, a soportar los tropiezos, a poner toda la confianza en Mí, a nada desear fuera de Mí, y amarme ardorosamente sobre todo.
4. Y así, amándome uno íntimamente, aprendió cosas divinas y narraba maravillas. Se aprovecha más dejando todas las cosas que estudiando sutilezas. Pero a algunos les hablo de cosas comunes, a otros especiales; a algunos aparezco dulcemente en señales e imágenes, a otros les revelo los misterios en medio de gran luz. Una cosa dicen los libres, pero no enseñan a todos por igual porque interiormente, yo soy el Maestro de la verdad, Escudriñador del corazón, Conocedor de los pensamientos, Promotor de las acciones, distribuyendo a cada uno según juzgo conveniente.
Capítulo 44
NO DEJARSE INFLUENCIAR POR LAS COSAS EXTERIORES.
Jesucristo:
1. Hijo, te conviene ser ignorante en muchas cosas y considerarte como muerto en la Tierra, para quien todo el mundo está crucificado. Te conviene también hacerte el sordo en muchas cosas y pensar más lo que conviene para tu paz. Es más útil apartar la vista de lo que te desagrada y dejar a cada uno con su parecer que ocuparse en discutir. Si estás bien con Dios y miras su juicio fácilmente de darás por vencido.
Discípulo:
2. ¡Señor, a qué hemos llegado!. Nos lamentamos por los perjuicios temporales, por una pequeña ganancia trabajamos y corremos pero transcurre olvidado el daño espiritual y apenas rara vez vuelve a la memoria. Se presta atención a lo que poco o nada aprovecha y se posterga con negligencia lo que es sumamente necesario porque todo el hombre se derrama al exterior y si no recapacita pronto, con gusto se arroja fuera de sí.
Capítulo 45
NO DEBE CREERSE A TODOS PUES CON FACILIDAD SE FALLA EN LAS PALABRAS.
Discípulo:
1. ¡Ayúdame, Señor, en la dificultad porque es nula la ayuda de los hombres!. ¡Con qué frecuencia no encontré fidelidad donde supuse que había!. Porque es inconsistente la esperanza en los hombres ya que la salvación de los santos está sólo en Ti Dios mío. Te bendigo, Señor Dios mío en todo lo que nos acontece. Somos débiles e inestables pronto nos engañamos y cambiamos.
2. ¿Quién hay que con cautela y circunspección pueda cuidarse en todo sin llegar a caer alguna vez en algún engaño o desconcierto?. Pero quien confía en Ti, Señor, y te busca con sinceridad de corazón no caerá tan fácilmente. Y si cayera en alguna tribulación de cualquier modo que estuviera implicado en ella, pronto sería liberado o consolado por Ti, porque Tú no abandonas a quienes confían en Ti hasta el fin. Raro es el amigo fiel que persevera en todas las dificultades del amigo. Tú solo Señor, Tú solo eres fidelísimo en todo y fuera de Ti no hay nadie igual.
3. ¡Qué bien lo sabía el santo que dijo: Mi alma está asegurada y cimentada en Cristo!. Si yo fuera así, no me angustiaría tanto el temor natural ni me chocarían las palabras ofensivas. ¿Quién puede preverlo todo?. ¿Quién es capaz de precaver los males posibles?. Si lo que hemos previsto nos daña muchas veces, ¿qué hará lo imprevisto sino dañarnos seriamente?. Pero ¿por qué no me preparé mejor?. ¿Por qué les creí a otros tan fácilmente?. En fin, somos humanos, igual de débiles que los demás aunque muchos nos digan y consideren como ángeles. ¿A quién creeré, Señor?. ¿A quién, sino a Ti?. Eres la Verdad que no engaña ni puede engañar. Al contrario, todo hombre es mentiroso, débil, inestable y se cae, sobre todo cuando habla, de modo que no se debe aceptar de inmediato lo que parece a primera vista. ¡Qué acertadamente nos recomendaste cuidarnos de las personas porque los enemigos del hombre son sus propios allegados, ni debe creerse si alguien dice: Cristo está aquí, o está allí!. He aprendido con mi propio daño, y ojalá que me sirva para mayor cautela y no descuido. Ten cuidado, me dice alguien, ten cuidado mantén en secreto lo que te digo. Y mientras yo me callo, y creo que está oculto él no pudo guardar el secreto sino que de inmediato me descubrió a mí y a él, y se fue. Protégeme Señor de estas falsedades y de la indiscreción de las personas para que no caiga en sus manos ni cometa semejantes desatinos. Palabras verdaderas y firmes pon en mis labios y desvía lejos de mí las lenguas maliciosas.
4. ¡Qué bueno y pacífico es no hablar de los demás ni creerlo todo fácilmente, ni hablar después irreflexivamente, revelar pocas cosas de sí mismo, buscarte siempre a Ti que miras el corazón, no dejarse llevar por cualquier viento de palabras, para que todas las cosas, internas y externas, se realicen plenamente según tu voluntad!. ¡Qué seguro para conservar la gracia divina es huir de las apariencias y no desear lo que externamente causa admiración sino seguir con el mayor cuidado lo que promueve y favorece la corrección de la vida!. ¡A cuántos ha hecho daño la virtud descubierta y alabada antes de tiempo!. ¡Qué provechoso fue siempre mantener en secreto la gracia durante esta vida llena de tentaciones y lucha!.
Capítulo 46
CONFIEMOS EN DIOS CUANDO NOS OFENDAN DE PALABRA.
Jesucristo:
1. Hijo, manténte firme y confía en Mí. ¿Qué son las palabras sino palabras?. Vuelan por el aire pero no rajan una piedra. Si eres culpable piensa que con gusto quieres corregirte. Si nada malo hay en ti piensa que con gusto quieres soportarlo por Dios. Es poca cosa que soportes alguna vez palabras ofensivas ya que todavía no tienes capacidad para soportar grandes golpes. ¿Por qué será que tan pequeños asuntos te lleguen al corazón, sino porque todavía no te has superado y prestas a las personas más atención de la que conviene?. Porque temes que te desprecien no quieres que te reprendan por tus errores y buscas la sombra de las excusas.
2. Pero mírate mejor y reconocerás que todavía vive en ti la mentalidad mundana y el deseo inconsistente de quedar bien con los demás. Porque al huir de ser abatido y menospreciado por tus defectos se manifiesta que ni eres verdaderamente humilde ni está en realidad muerto el mundo y crucificado para ti. Pero atiende a mis palabras y no te preocuparán diez mil palabras humanas. Mira: si dijeran contra ti todo lo que muy maliciosamente pudieran inventar ¿qué daño te causaría si lo dejas pasar y no lo consideras más que una brizna?. ¿Acaso te puede arrancar un solo cabello?.
3. El que no está dentro de su corazón ni me tiene a Mí ante sus ojos fácilmente se conmueve por las palabras hirientes. En cambio el que confía en mí y no sigue su propio parecer vivirá sin temores. Yo, pues, soy juez y el conocedor de todos los secretos. Yo sé bien como son las cosas. Yo conozco al que ofende y también al que soporta. De mí salen esas palabras, yo permito que esto suceda para que se revelen los pensamientos de muchos corazones. Yo juzgo al culpable y al inocente pero quise probar antes a ambos con oculto juicio.
4. Los testimonios humanos con frecuencia son falsos mi juicio es veraz, consistente e invariable; muchas veces está escondido y no es evidente a todos pero nunca yerra ni puede errar aunque a los ojos de los necios no parezca correcto. A Mí, pues, hay que recurrir en todo juicio y no confiar en el propio criterio. Porque el santo no sufrirá turbación por lo que le ocurra de parte de Dios. Y no se preocupará mayormente incluso cuando se diga algo injusto contra él. Ni tampoco se engreirá si es defendido por otros con razón. Porque reconoce que yo soy el examinador de lo más íntimo, que no juzgo según la cara o la apariencia humana. Muchas veces es culpable ante mis ojos el que según el juicio humano se considera ejemplar.
Discípulo:
5. Señor, Dios mío, Juez justo enérgico y paciente que has conocido la fragilidad y la perversidad humana, sé Tú mi fortaleza y toda mi confianza porque no me basta mi sola conciencia. Tú sabías lo que yo ignoraba y por eso debo aceptar toda represión y conformarme. Perdóname también piadosamente todas las veces que no lo hice así y otórgame mayor gracia de resistencia para otra vez. Mejor es pues para mí tu abundante misericordia para obtener el perdón que mi pretendida justicia para defender lo que tengo oculto en la conciencia. Porque aunque ella de nada me acuse no por eso me puedo considerar santo porque sin tu misericordia no será justificado en tu presencia ningún ser vivo.
Capítulo 47
DEBE SOPORTARSE TODO PESAR POR LA VIDA ETERNA.
Jesucristo:
1. Hijo, no te vayan a quebrantar los trabajos que asumiste por Mí, ni te derriben del todo las dificultades sino que en toda ocasión te robustezcan y consuelen mis promesas. Yo soy suficiente para recompensarte más allá de toda forma y medida. No trabajarás aquí mucho tiempo ni siempre estarás sujeto a los dolores. Espera un poquito y verás que pronto se acaban los males. Llegará el momento cuando cesará todo trabajo e inquietud. Poco y breve es todo lo que pasa con el tiempo.
2. Haz lo que debas hacer, labora con fidelidad en mi viña. Yo seré tu premio. Escribe, lee, canta, sufre, cállate, reza, soporta valerosamente las adversidades; la vida eterna es digna de esta y mayores peleas. Llegará la paz un día que el Señor lo sabe, un día sin noche, no como los demás días, sino con luz permanente, claridad sin límite, paz firme y descanso seguro. No dirás entonces: ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? (Rm 7,24), ni exclamarás: ¡Pobre de mí, porque mi destierro se prolonga! (Sal 120,5) porque la muerte quedará destruida, la salud será completa, nula la ansiedad, santa la alegría y la sociedad dulce y hermosa.
3. Si vieses las coronas de los santos en el cielo, y cómo gozan ahora los que antes fueron despreciados en este mundo y se pensaba que eran indignos de vivir, de inmediato te humillarías hasta el suelo y preferirías estar sometido a todos antes que mandar a uno solo; no desearías los días felices de esta vida sino más bien te alegrarías de sufrir por Dios y considerarías la mayor ganancia ser tenido en nada por los hombres.
4. Si apreciaras estas cosas y las hicieras penetrar en lo profundo de tu corazón, ¿cómo te atreverías a quejarte ni siquiera una sola vez?. ¿Acaso no debe soportarse hasta lo más difícil por la vida eterna?. No es de poca importancia lo que pueda ganar o perder el Reino de Dios. Levanta tu mirada hacia el Cielo; mírame a Mí y a todos los santos que están conmigo quienes en éste mundo tuvieron grandes combates. Ahora gozan, ahora están satisfechos ahora están seguros, ahora descansan y permanecen conmigo en el Reino de mi Padre para siempre.
Capítulo 48
LA ETERNIDAD Y LAS DIFICULTADES DE LA VIDA.
Discípulo:
1. ¡Feliz residencia en la Ciudad del Cielo!. ¡Día luminoso de la eternidad que la noche no oscurece sino que siempre brilla con la suprema Verdad; día siempre alegre, siempre seguro que jamás cambia!. ¡Ojalá amaneciera pronto ese día y empezara el fin de estos tiempos!. Alumbra a los santos con su espléndida claridad permanente, pero sólo a lo lejos y como señal a los que peregrinan en la Tierra.
2. Saben bien los habitantes del Cielo qué feliz es ese día; sufren los desterrados hijos de Eva al constatar la amargura y tedio del presente. Los días de este tiempo son pocos y malos llenos de dolores y angustias, en los que el hombre se mancha con muchos pecados, se enreda en muchas pasiones se angustia por muchos temores, se llena de preocupaciones, se distrae con muchas curiosidades, se implica en muchas frivolidades, se envuelve mucho en desaciertos, se desgasta en muchos trabajos, está acosado por las tentaciones, debilitado por los placeres y atormentado por la indigencia.
3. ¿Cuándo se acabarán todos estos males?. ¿Cuándo me libraré de la miserable esclavitud de los vicios?. ¿Cuándo me acordaré, Señor, sólo de Ti?. ¿Cuándo me alegraré íntegramente en Ti?. ¿Cuándo estaré sin ningún impedimento, en verdadera libertad, sin la menor molestia de alma y cuerpo?. ¿Cuándo habrá paz estable, paz imperturbable y segura paz por dentro y por fuera, paz del todo firme?. Buen Jesús: ¿Cuándo estaré listo para verte?. ¿Cuándo contemplaré el esplendor de tu Reino?. ¿Cuándo serás para mí Todo en todas las cosas?. ¿Cuándo estaré contigo en tu Reino que desde toda la eternidad preparaste para tus elegidos?. Me he quedado acá, pobre y abandonado, en tierra hostil, donde hay pena cotidiana y máximos infortunios.
4. Consuela mi exilio, mitiga mi dolor, porque a Ti te anhela todo mi deseo. Porque es un peso para mí todo lo que este mundo ofrece para la satisfacción. Deseo gozar íntimamente de Ti pero no logro conseguirlo. Quiero adherirme a las cosas celestiales pero me abaten las cosas pasajeras y las pasiones descontroladas. Procuro elevarme con la mente sobre las cosas creadas pero la naturaleza me obliga a estar debajo de ellas. Así yo, hombre infeliz, peleo conmigo mismo y me hago pesado a mí mismo porque el espíritu busca lo de arriba y la naturaleza lo de abajo. ¡Cuánto sufro internamente, cuando mi mente medita las cosas del cielo y se me presenta de improviso una turba de pensamientos lujuriosos!.
5. ¡Dios mío no te apartes de mí ni te desvíes con ira de tu servidor!. Haz fulgurar tu caridad y desvanece las tinieblas, envía tus dardos para que se confundan todas las asechanzas de los enemigos. Recoge todas mis facultades en Ti, hazme olvidar todo lo mundano, concédeme desechar y despreciar hasta la apariencia de los vicios. Ayúdame, Verdad eterna y que ninguna vanidad me conmueva. Ven, Suavidad celestial y que huya en tu presencia toda impureza. Perdóname también y considérame misericordiosamente cada vez que pienso en la oración algo fuera de Ti, ya que confieso sinceramente que acostumbro a estar muy distraído. Porque con frecuencia no estoy donde me encuentro físicamente, sino más bien estoy donde me llevan mis pensamientos. Allí estoy, donde está mi pensamiento, allí está más frecuentemente mi pensamiento donde está lo que amo. Pronto me sobreviene lo que naturalmente deleita o agrada por costumbre.
6. Por eso Tú, que eres la Verdad, dijiste claramente: Donde está tu tesoro allí está tu corazón (Mt 6,21). Si amo al Cielo, con gusto pienso en lo de arriba. Si amo al mundo, me alegro de sus éxitos y me entristezco de sus adversidades. Si amo la lujuria con frecuencia tengo pensamientos lujuriosos porque de todo lo que amo hablo y escucho con gusto y llevo conmigo a mi casa su imagen. Pero feliz la persona que por Ti Señor, permite a las criaturas apartarse de ella, que domina su naturaleza, crucifica sus bajas tendencias con el fervor del espíritu para ofrecerte una oración pura con la conciencia serena y ser digna de integrar el coro de los ángeles, excluidas interna y externamente todas las cosas creadas.
Capítulo 49
EL DESEO DE LA VIDA ETERNA Y LOS BIENES PROMETIDOS ALOS ESFORZADOS.
Jesucristo:
1. Hijo, cuando sientes que te viene algún deseo de la eterna felicidad, y anhelas salir de la habitación de tu cuerpo para poder contemplar mi claridad sin sombra de cambio, abre tu corazón y recibe con todo amor esta santa inspiración. Agradece ampliamente a la Suprema Bondad que se ha dignado actuar así contigo, visitarte con clemencia, estimularte con calor, levantarte vigorosamente para que no caigas a tierra por tu propio peso. Porque no recibes esto porque se te ocurre o por tu propio esfuerzo sino únicamente por la voluntad de la Gracia superior y el agrado divino, para que progreses en las virtudes y en mayor humildad te prepares a los futuros combates, te unas a Mí de todo corazón por el afecto y con ardorosa voluntad te dediques a servirme.
2. Hijo, muchas veces arde el fuego pero no sube la llama sin humo. Así, los deseos de algunos se encienden por las cosas del Cielo y sin embargo no están del todo libres de la tentación del afecto humano. Y por eso no actúan exclusivamente por el honor de Dios, aunque lo piden tan insistentemente. Así suele ser con frecuencia tu deseo que quizás insinuaste tan importunamente. No es, pues, puro y perfecto lo que está penetrado por la propia conveniencia.
3. Pide, no lo que es para ti agradable y conveniente sino lo que es para Mí aceptable y honorífico porque si juzgas rectamente debes preferir mi voluntad a tu deseo y todo lo deseado. Conozco tus deseos y escucho tus frecuentes quejidos. Ya quieres estar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Ya te deleita la Casa eterna y la Patria del cielo plena de alegría pero todavía no ha llegado la oportunidad; aún falta otro tiempo, tiempo de pena, tiempo de trabajo y de prueba. Deseas alcanzar el máximo Bien pero por ahora no puedes conseguirlo. Yo soy, dice el Señor; espérame hasta que venga el Reino de Dios.
4. Todavía debes ser puesto a prueba en la Tierra y ejercitado en muchas cosas. De vez en cuando se te otorgará el consuelo pero no se te dará la total satisfacción. Anímate, pues, y esfuérzate tanto en hacer como en sufrir lo que contradice a tu naturaleza. Conviene que te vistas del hombre nuevo y te conviertas en otra persona. Te conviene hacer frecuentemente lo que no quieres y lo que quieres, conviene abandonar. Lo que a otros gusta, progresará; lo que a ti te gusta, no se realizará. Lo que otros dicen, se escuchará; lo que tú dices no valdrá nada. Otros pedirán y recibirán; tú pedirás y no conseguirás. Se hablará maravillas de los demás de ti, en cambio, se callará. A otros se les encargará una u otra cosa, pero tú serás considerado como inútil. Por todo esto, a veces la naturaleza se deprime y será gran cosa si lo soportas en silencio.
5. En estas situaciones y otras similares se pone a prueba al servidor de Dios para verificar de qué manera sabe negarse y renunciar a todo. Apenas existe algo en lo que tanto necesites morir como ver y soportar lo que contradice a tu voluntad principalmente cuando se te manda lo que parece ser inconveniente o menos útil. Y porque tú, siendo inferior, no te atreves a oponerte a la voluntad de tu superior, por eso te parece duro andar pendiente de otro y desechar tu propio parecer.
6. Pero piensa, hijo, en el resultado de tus esfuerzos, su fin inminente y premio grandísimo y no tendrás más pesadumbre sino mucho consuelo por tu paciencia. Porque por un poco de voluntad propia que ahora dejas con gusto, poseerás siempre tu voluntad en el Cielo. Allí, pues, encontrarás todo lo que quieras, todo lo que pudieras desear. Allí tendrás en tu poder todo el bien, sin temor de perderlo. Allí tu voluntad, unida conmigo para siempre, nada deseará que sea extraño o propio. Allí nadie te contrariará, nadie se quejará de ti, nadie te molestará, nada te estorbará sino que gozarás a la vez de todas las cosas que desees y todas tus necesidades quedarán satisfechas. Allí te otorgaré honores por los atropellos sufridos, indumentaria excelente por la aflicción, y por el último lugar, asiento de rey para siempre. Allí se verá el fruto de la obediencia, aparecerá muy alegre el esfuerzo del arrepentimiento y se coronará brillantemente la humilde sumisión.
7. Por eso, pues, inclínate humildemente ante toda autoridad legítima y no te preocupes de quien lo dijo o lo mandó; y sea viejo, o joven, o igual el que algo te exige o te insinúa procura con el mayor cuidado recibirlo todo bien y esforzarte por cumplirlo con sincera voluntad. Cada uno que busque lo que quiera, que se ufane de esto o de lo otro y se engría millones de veces; tú, en cambio, ni en una cosa ni en la otra sino alégrate en el reconocimiento de tus limitaciones y en mi exclusiva voluntad y honor. Debes desear que tanto en la vida como en la muerte Dios sea siempre glorificado en ti.
Capítulo 50
LA PERSONA DESCONSOLADA DEBE PONERSE EN LAS MANOS DE DIOS.
Discípulo:
1. Señor Dios, Padre Santo, bendito seas ahora y siempre, porque como quieres se hace y todo lo que haces es bueno. Se alegra en Ti tu servidor no en sí mismo ni en algún otro porque sólo Tú eres alegría verdadera, Tú eres mi esperanza y mi premio Tú Señor eres mi gozo y mi honor. ¿Qué tiene tu servidor que no lo haya recibido de Ti incluso sin mérito suyo?. Tuyo es todo lo que das y lo que haces soy pobre y lleno de fatigas desde mi juventud (Sal 88,16) me entristezco algunas veces hasta llorar, y otras veces me altero por las pasiones que me acosan.
2. Deseo disfrutar de paz, imploro la paz de tus hijos que son pacificados por Ti con la luz del consuelo. Si me das paz, si derramas en mí el santo gozo está tu servidor lleno de armonía y dispuesto para alabarte. Pero si te retiras, como sucede con frecuencia, no podré reconocer el camino de tus mandamientos. Sino más bien caeré de rodillas golpeándome el pecho porque no me va como anteriormente cuando brillaba tu resplandor sobre mi cabeza y bajo la sombra de tus alas me protegías de las tentaciones impetuosas.
3. Padre justo y siempre alabado llega el momento de la prueba para tu servidor. Padre querido es necesario que en esta hora padezca algo tu servidor por Ti. Padre perpetuamente venerado llega la hora que habías previsto desde la eternidad en la que tu servidor estará abatido por fuera corto tiempo para que viva siempre interiormente contigo; ofendido un poco, humillado y menospreciado por los demás, consumido por pasiones y enfermedades para que vuelva a resurgir contigo en la luz de un nuevo amanecer y sea glorificado en el cielo. Padre Santo, así lo mandaste Tú, así lo quisiste y todo se ha realizado tal como lo decidiste.
4. Este es el favor para tu amigo: padecer y angustiarse en el mundo por tu amor, por cualquiera y cuantas veces lo permitas. Sin tu parecer y providencia, y sin causa, nada sucede en la Tierra. Es bueno para mí, Señor, que me hayas humillado para que acepte tus mandamientos (Sal 119,17) y destierre de mi corazón toda sobrevaloración y presunción. Es útil para mí, que la vergüenza cubra mi rostro para que requiera tu consuelo, y no el de los hombres. Aprendí también de esto, a temer tu inescrutable juicio con el que afliges tanto al santo como al impío pero siempre con equidad y justicia.
5. Te doy gracias porque no me evitaste los males sino que me golpeaste con amargos latigazos, me infligiste dolores y me enviaste angustias interiores y exteriores. No hay quien me consuele entre todos los que están bajo el cielo sino Tú, Señor y Dios mío, celestial médico de las almas que hieres y sanas dejas morir y resucitas, Tu rigor me protege y tu mismo látigo me enseña.
6. Mira, Padre querido que estoy en tus manos y me inclino ante tu corrección golpea mi espalda y mi cuello para que se someta a tu voluntad mi tortuosidad. Conviérteme en piadoso y humilde discípulo como acostumbras hacerlo para que camine siempre pendiente de tu voluntad. Me encomiendo a tu corrección junto con todas mis cosas. Porque mejor es que me corrijas ahora que después. Tú conoces todas y cada una de las cosas y nada en la conciencia humana está oculto para Ti. Antes que suceda, sabes lo que va a pasar y no hay necesidad que alguno te enseñe o avise de lo que se hace en la Tierra. Tú sabes lo que conviene para mi provecho y qué útil resulta el sufrimiento para limpiar la herrumbre de los vicios. Haz conmigo tu deseo y tu gusto y no deseches mi vida defectuosa para nadie mejor ni más claramente conocida que para Ti.
7. Concédeme, Señor, saber lo que debe saberse, amar lo que debe amarse, alabar lo que es agradable para Ti y estimar lo que te parece valioso y aborrecer lo que ofende tu mirada. No permitas que juzgue conforme con las apariencias ni que sentencie según escuche de los hombres ignorantes sino dame tu gracia para que pueda discernir con verdadero criterio entre lo material y lo espiritual buscando siempre sobre todo el cumplimiento de tu voluntad.
8. Muchas veces se equivocan los seres humanos al juzgar se equivocan los amantes del mundo que sólo aman lo que ven. ¿Acaso es mejor la persona que los demás consideran más grande?. El mentiroso engaña al mentiroso, el frívolo al frívolo, el ciego al ciego; y realmente más lo confunde cuando lo alaba sin motivo. Porque cuanto es cada uno de tus ojos eso es, y nada más, dice el humilde San Francisco.
Capítulo 51
DEBEMOS REALIZAR TAREAS HUMILDES CUANDO NO PODAMOS MAYORES.
Jesucristo:
1. Hijo, no eres capaz siempre de permanecer en el deseo entusiasta por las virtudes ni perseverar en el más alto grado de la oración sino que es inevitable, por causa del pecado original, que desciendas alguna vez a cosas bajas y sobrelleves el peso de esta vida que se acaba, aunque te fastidie. Mientras tengas este cuerpo mortal sentirás tedio y opresión en el corazón. Es preciso, pues, mientras vivas esta vida natural que gimas bajo el peso de tu naturaleza porque no puedes dedicarte incesantemente a las actividades espirituales y la divina contemplación.
2. Entonces conviene que te ocupes en obras humildes y exteriores contentándote con hacer buenas obras; y mientras esperas mi visita con firme confianza, debes soportar con paciencia tu destino y la sequedad del espíritu, hasta que de nuevo recibas mi visita y seas liberado de todas las angustias. Porque haré que te olvides de tus sufrimientos y disfrutes de la paz interior; extenderé ante Ti los campos de las Escrituras Sagradas para que con gran ánimo empieces a correr por el camino de mis mandamientos. Entonces dirás: No son comparables los padecimientos de esta vida, con la Gloria futura que se manifestará en nosotros (Rm 8,18).
Capítulo 52
NO DEBEMOS CONSIDERARNOS DIGNOS DE CONSUELO SINO MÁS BIEN MERECEDORES DE CASTIGO.
Discípulo:
1. Señor, no soy digno de tu consolación ni de alguna visita espiritual. Y por eso actúas justamente conmigo cuando me dejas pobre y desconsolado. Porque aunque pudiera llenar el mar con mis lágrimas todavía no sería digno de tu consuelo. Merezco ser agredido y castigado porque seria y frecuentemente te ofendí y en muchas otras cosas delinquí. Así que, pensándolo bien, no merezco la mínima satisfacción. Pero Tú, Dios clemente y misericordioso, que no quieres que se pierdan tus obras para que se manifiesten las riquezas de tu bondad en vasos de misericordia, fuera de todo mérito personal te dignas consolar a tu servidor de forma sobrenatural. Porque tus consuelos no son ilusorios como los humanos.
2. ¿Qué he hecho, Señor, para que me brindes alguna consolación celestial?. No me acuerdo de haber hecho algún bien sino más bien de estar siempre inclinado a los vicios y flojo para corregirme. Esto es cierto y no puedo negarlo. Si dijera otra cosa, Tú estarías contra mí, y no habría quien me defienda. ¿Qué he merecido por mis maldades sino el infierno y el fuego eterno?. De veras confieso que soy merecedor de toda vergüenza y desprecio, e indigno de ser considerado entre tus discípulos. Y aunque me incomode este lenguaje no dejaré de acusar mis pecados contra mí en honor a la verdad, para que más fácilmente merezca alcanzar tu misericordia.
3. ¿Qué podré decir yo, que me siento culpable y lleno de vergüenza?. No encuentro más palabras, salvo las siguientes: He pecado, Señor, he pecado compadécete de mi y perdóname. Dame un poco de tiempo para que llore de pena antes que vaya a la región tenebrosa y cubierta por la oscuridad de la muerte. ¿Qué es lo que exiges ante todo al culpable y miserable pecador sino que se convierta y se humille por sus pecados?. Del verdadero arrepentimiento y humillación del corazón nace la confianza en el perdón, se reconcilia la conciencia perturbada, se rehace la gracia perdida, se protege el hombre de la ira futura, y se unen en un beso santo Dios y la persona convertida.
4. Señor, Tú aceptas el sacrificio del arrepentimiento humilde de los pecadores que perfuma en tu presencia más suavemente que el incienso. Este es también el ungüento agradable que tú permitiste que derramaran sobre tus pies porque nunca despreciaste un corazón arrepentido y humillado. Allí está el lugar del refugio para el que huye de la cólera del enemigo; allí se corrige y limpia lo que en otra parte se desvió y manchó.
Capítulo 53
LA GRACIA DE DIOS NO SE MEZCLA CON GUSTOS HUMANOS.
Jesucristo:
1. Hijo, es muy valiosa mi gracia y no admite mezcla con elementos extraños ni con satisfacciones puramente humanas. Te conviene, por lo tanto, apartar todos los impedimentos de la gracia, si esperas recibirla sobre ti. Huye a un lugar secreto, desea sólo habitar contigo mismo; no busques las conversaciones sino más bien dirige con devoción tus ruegos a Dios. Considera que nada vale el mundo entero y prefiere dedicarte a Dios y no a las cosas exteriores. Porque no podrás permanecer conmigo y disfrutar a la vez de lo transitorio. Conviene apartarse de conocidos y amigos y mantener la mente lejos de toda satisfacción natural. Por eso pide encarecidamente el santo apóstol Pedro que los seguidores de Cristo se comporten como extranjeros y peregrinos en este mundo (1P 2,11).
2. ¡Cuánta confianza tendrá en el momento de la muerte quien no está apegado a alguna cosa en el mundo!. Pero tener así separado el corazón de todo no lo logra el que tiene todavía el espíritu enfermo, ni la persona embrutecida conoce la libertad interior del hombre. Sin embargo, si quiere ser verdaderamente espiritual es preciso que renuncie tanto a los extraños como a los próximos y que de nadie se preocupe tanto como de sí mismo. Si te vences completamente a ti mismo, todo lo demás lo dominarás más fácilmente. La perfecta victoria consiste en triunfar sobre sí mismo. Porque quien se tiene controlado a sí mismo de manera que la sensualidad obedezca a la razón y la razón en todo me obedezca a Mí, es vencedor de sí mismo y dominador del Mundo.
3. Si a esta cumbre deseas ascender, conviene empezar valerosamente y dirigir el hacha a la raíz; para que arranques y destruyas la desordenada y oculta tendencia hacia ti mismo y hacia todo provecho personal y material. De este vicio, que consiste en el amor desordenado que cada uno tiene por sí mismo, depende casi todo lo que hay que vencer radicalmente; derrotado y sometido este mal habrá de inmediato gran paz y tranquilidad. Pero porque son pocos los que trabajan en morir perfectamente a sí mismos, ni salen completamente de sí por eso se quedan entrampados en sus afectos y no pueden elevarse espiritualmente sobre ellos mismos. Quien desea caminar libremente conmigo necesita eliminar sus depravadas y desordenadas tendencias y no desear adherirse con amor exclusivista a nada creado.
Capítulo 54
DIFERENCIA ENTRE LA NATURALEZA Y LA GRACIA.
Jesucristo:
1. Hijo, mira con cuidado, los impulsos de la naturaleza y de la gracia porque son muy diversos y sutiles y apenas los puede discernir incluso la persona espiritualizada e iluminada interiormente. Todos desean el bien y todos pretenden algo bueno en lo que dicen o hacen; por eso muchos se equivocan por la apariencia del bien.
2. La naturaleza es astuta y atrae a muchos, los ensalza y engaña, poniéndose a sí misma como fin; pero la gracia procede con sinceridad, se aparta de todo lo malo, no pretende engañar, y todo lo hace solamente por Dios, en quien descansa finalmente.
3. La naturaleza no acepta de buena gana que la mortifiquen, no quiere que la presionen ni que la superen, ni la rebajen o dominen; pero la gracia procura la propia mortificación, resiste a la sensualidad, busca estar sometida, desea que la venzan, no quiere ejercer la propia libertad, ama obedecer y no aspira a mandar a nadie sino vivir, servir y permanecer bajo la mano de Dios, y por Dios, estar preparada para inclinarse humildemente ante cualquier creatura (1P 2,13).
4. La naturaleza trabaja para su propia comodidad y tiene la mirada puesta en el provecho que le pueda venir de los demás. La gracia, en cambio, considera, no lo que pueda ser útil y conveniente para ella sino lo más provechoso para los demás. La naturaleza acepta con agrado el homenaje y la reverencia, la gracia más bien atribuye fielmente a Dios todo honor y gloria. La naturaleza teme la vergüenza y el desprecio; la gracia se goza en padecer ofensas por el nombre de Jesús (Hch 5,41). La naturaleza ama el ocio y el descanso físico; la gracia no puede estar ociosa sino que con gusto se entrega al trabajo.
5. La naturaleza busca tener cosas especiales y hermosas, aborrece lo vulgar y corriente; la gracia, en cambio, se deleita con las cosas sencillas y humildes no deshecha lo menos fino ni rehusa vestirse con ropa usada. La naturaleza mira lo material, goza del lucro, se entristece de las pérdidas, se irrita con la menor injuria;
pero la gracia atiende a lo eterno, no se adhiere a lo material; no se desconcierta cuando pierde algo, ni se exaspera por las palabras duras porque puso su tesoro en el Cielo donde nada se pierde.
6. La naturaleza es avara y con más gusto recibe que da,ama lo propio y exclusivo; la gracia es piadosa y comparte porque juzga que hace más feliz dar que recibir (Hch 20,35). La naturaleza inclina hacia las criaturas, hacia la propia satisfacción hacia la vanidad y la conversación insustancial; pero la gracia nos lleva a Dios y a las virtudes, renuncia a lo creado, se aparta de lo mundano, odia los deseos deshonestos, reprime las divagaciones y se avergüenza de aparecer en público. La naturaleza recibe de buena gana cualquier placer en que se deleitan los sentidos, pero la gracia busca satisfacerse solamente en Dios y deleitarse en el sumo Bien sobre todas las cosas visibles.
7. La naturaleza todo lo hace por lucro y por propia conveniencia, nada puede hacerlo gratis sino que espera conseguir lo mismo o más, o si no, alabanza o reconocimiento por el bien que hace y desea que sus gestos o dones sean bien ponderados pero la gracia ninguna cosa temporal busca ni pide otro premio sino sólo a Dios y sólo quiere de lo material lo que le puede ser necesario para conseguir lo eterno.
8. La naturaleza se alegra de la multitud de amigos y allegados, se ufana del lugar de origen y del linaje, es obsecuente con los poderosos, adula a los ricos, aplaude a los iguales; la gracia, en cambio, ama a los enemigos, no se engríe por la cantidad de amigos ni considera el lugar o el linaje si en eso no hay mayor virtud; favorece más a los pobres que a los ricos, se acomoda más con el inocente que con el poderoso; se congratula con los veraces, no con los mentirosos; anima siempre a los buenos para que compitan por gracias mayores y para que se identifiquen por las virtudes con el Hijo de Dios.
9. La naturaleza pronto se queja por las carencias y molestias la gracia sabe sobrellevar la escasez. La naturaleza todo lo dirige a sí misma y por sí misma lucha y arguye; la gracia dirige todas las cosas a Dios de donde brotan espontáneamente nada bueno se adscribe ni se atribuye con arrogancia, no compite ni prefiere su parecer al ajeno sino que en todo dictamen y opinión se somete a la sabiduría eterna y al divino examen. La naturaleza apetece saber los secretos y enterarse de novedades, quiere aparecer en público y experimentar muchas cosas con los sentidos, desea ser conocida y hacer lo que le produzca felicitaciones y admiración; pero la gracia no se preocupa de oír novedades o curiosidades porque todo esto proviene de la maldad original y no hay nada nuevo ni permanente sobre la Tierra.
10. Así, enseña a controlar los sentidos, a huir de la inútil complacencia y ostentación, a esconder con humildad lo que podría ser digno de alabanza y admiración y a buscar en todas las cosas y en todos los conocimientos la verdadera utilidad además de la alabanza y el honor de Dios. No quiere que se hable de ella ni de sus cosas sino que desea bendecir a Dios por sus dones que otorga por puro amor. Esta gracia es luz sobrenatural y como un especial obsequio de Dios y propiamente la marca de los elegidos y prenda de la eterna salvación que eleva al ser humano de lo terreno a amar lo superior y de materialista lo hace espiritual. Así que mientras más se controla y domina a la naturaleza tanto mayor gracia se obtiene y cada día es perfeccionado el ser interno con nuevas visitas según la imagen de Dios.
Capítulo 55
DEGENERACIÓN DE LA NATURALEZA Y EFICACIA DE LA GRACIA DIVINA.
Discípulo:
1. Señor Dios mío, que me creaste según tu imagen y semejanza, concédeme la gracia que has mostrado tan grande y necesaria para la salvación; de vencer a mis pésimos impulsos naturales que me llevan al pecado y a la perdición, porque siento en mi ser el poder del pecado que contradice al poder de mi espíritu (Rm 7,23) y me conduce cautivo a obedecer a la sensualidad en muchas cosas y no puedo resistir a sus pasiones sin la ayuda de tu santísima gracia ardientemente derramada en mi corazón.
2. Es necesaria tu gracia, y gracia muy grande para vencer a la naturaleza siempre proclive al mal desde su adolescencia (Gn 8,21). Porque caída y viciada por el pecado a causa de Adán, el primer ser humano, desciende sobre todos los demás seres humanos la culpa de esta mancha de manera que la misma naturaleza, creada por Ti buena y recta se presenta degenerada por el vicio y la debilidad porque la misma tendencia que le ha quedado la arrastra al mal y a lo inferior. La pequeña fuerza que aún conserva es como una chispita oculta en la ceniza; ésta es la razón natural, rodeada de gran oscuridad pero capaz todavía de juzgar lo bueno y lo malo y de discernir lo verdadero y lo falso, pero impotente para realizar lo que aprueba, carente de la plena luz de la verdad y de sanos afectos.
3. De aquí proviene, Dios mío, que me complazca en tu ley según el hombre interior (Rm 7,25) sabiendo que tus mandamientos son buenos, justos y santos, y reconociendo también que se debe huir de todo mal y pecado; pero con mi naturaleza sirvo al poder del pecado obedeciendo más a la sensualidad que a la razón. De aquí que quiero adherirme al bien pero no encuentro cómo practicarlo. De aquí que propongo con frecuencia hacer muchas obras buenas pero porque me falta la gracia que ayude a mi debilidad retrocedo y caigo por la menor oposición. De aquí ocurre que conozco el camino de la perfección y veo muy claramente cómo debo actuar pero oprimido por el peso de la propia degeneración no me elevo hacia lo más perfecto.
4. ¡Qué enormemente necesaria es para mí, Señor, tu gracia; para comenzar lo bueno, continuarlo y completarlo porque sin Ti, nada puedo hacer y todo lo puedo en Ti, ayudándome tu gracia! (Flp 4,13). ¡Verdadera gracia del Cielo sin la que nada son los propios méritos ni se ha de estimar en algo las facultades naturales!. Nada las habilidades, nada las riquezas, nada la belleza ni el poderío, nada el ingenio ni la elocuencia vale ante Ti, Señor sin la gracia. Porque las facultades naturales son comunes a los buenos y a los malos pero la gracia o caridad es don propio de los escogidos con la cual les haces dignos de la Vida Eterna. Tan excelente es esta gracia que ni el don de profetizar, ni el de hacer milagros, ni la más sublime contemplación puede estimarse en algo sin ella. Porque ni la fe, ni la esperanza, ni las otras virtudes son aceptables para Ti sin caridad y gracia.
5. Santísima gracia, que al pobre de espíritu lo haces rico en virtudes, y al rico en muchos bienes lo conviertes en humilde de corazón: ven, desciende a mí, lléname pronto de tu consolación, no vaya a ser que decaiga mi alma por el cansancio y la aridez de mi mente. Te imploro, Señor, que me mires con benevolencia porque a mí me basta tu gracia aunque no obtenga las demás cosas que desea la naturaleza. Por más que sea tentado y atormentado por muchas tribulaciones, no temeré los males mientras tu gracia está conmigo. Ella es mi fortaleza, ella me aconseja y ayuda. Ella es más poderosa que todos los enemigos y más sabia que todos los sabios.
6. Es maestra de la verdad, docente de la disciplina, luz del corazón, consuelo de la aflicción, espanta la tristeza, quita el temor, alimenta la devoción, produce lágrimas de consolación. ¿Qué soy sin ella sino un tronco seco, una rama inútil que se deshecha?. Te ruego, Señor, que tu gracia me prevenga y me siga para que siempre esté dispuesto para las buenas obras por Jesucristo Tu Hijo.Así sea.
Capítulo 56
DEBEMOS RENUNCIAR A NOSOTROS MISMOS E IMITAR A CRISTO POR LA CRUZ.
Jesucristo:
1. Hijo, mientras más puedas salir de ti más podrás pasarte a Mí. Como no desear nada exterior produce paz interior así abandonarse internamente a Dios. Quiero que aprendas la perfecta abnegación de ti mismo en mi voluntad, sin contradicciones ni queja. Sígueme a Mí. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6). Sin camino no hay por donde ir, sin verdad no hay conocimiento, sin vida no se vive. Yo soy el Camino que debes seguir la Verdad que debes creer, la Vida que debes esperar. Yo soy el Camino que no se interrumpe, Verdad infalible, Vida interminable. Yo soy Camino rectísimo, Verdad suprema, Vida verdadera, Vida santa, Vida increada. Si permaneces en mi camino, conocerás la verdad y la verdad te librará (Jn 8,32) y conseguirás la Vida Eterna.
2. Si quieres entrar a la vida, obedece mis mandamientos (Mt 19,17) Si quieres conocer la verdad, cree en Mí. Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes (Mt 19,21). Si quieres ser mi discípulo, renuncia a ti mismo (Mt 16,24). Si quieres poseer la vida feliz, no des tanto valor a la vida presente. Si quieres ser elevado en el Cielo, humíllate en el mundo. Si quieres reinar Conmigo, lleva mi cruz. Únicamente los servidores de la cruz encontrarán el camino de la felicidad y la verdadera luz.
Discípulo:
3. Señor Jesús, puesto que tu vida fue dura y despreciada en el mundo, concédeme imitarte en despreciar al mundo. Porque el servidor no es superior a su Señor, ni el discípulo superior a su maestro (Mt 10,24). Ejercítese tu servidor en vivir como Tú porque en esto está la salvación y la verdadera santidad. Cualquier cosa que leo o escucho fuera de esto no me alegra ni me gusta completamente.
Jesucristo:
4. Hijo, tú sabes y has leído todas estas cosas, serás santo si las realizas. Quien recibe mi mandamientos y los cumple es el que me ama y Yo lo amaré y me manifestaré Yo mismo a él (Jn 14,21) y haré que se siente junto a Mí en el reino de mi Padre.
Discípulo:
5. Señor Jesús, como dijiste y prometiste, así se haga y que yo lo merezca. Recibí, recibí de tus manos la cruz; la he llevado y la llevaré hasta la muerte tal como me la impusiste. Verdaderamente, la vida del buen religioso es una cruz pero conduce al Paraíso. Hemos empezado, no está permitido retroceder, ni conviene cambiar de dirección.
6. Vamos hermanos, avancemos juntos, Jesús estará con nosotros. Por Jesús hemos aceptado esta cruz, por Jesús perseveremos en ella. Él nos ayudará porque es nuestro Jefe y nuestro modelo. Nuestro Rey camina delante de nosotros y peleará por nosotros. Sigámoslo valerosamente, nadie tenga temor, estemos dispuestos a morir con ánimo en la batalla y no manchemos nuestro honor con el delito de huir de la cruz.
Capítulo 57
NO HAY QUE DESANIMARSE MUCHO SI SE CAE EN ALGUNAS FALTAS.
Jesucristo:
1. Hijo, más me complace paciencia y humildad en la adversidad que mucho entusiasmo y devoción en la prosperidad. ¿Por qué te apena una pequeña cosa dicha contra ti?. Aunque fuera mayor, no debería conmoverte. Pero ahora, déjala pasar. No es la primera, ni nueva, ni será la última mientras vivas. Eres muy valiente cuando nada adverso te ocurre. Aconsejas bien, y sabes alentar a otro con tus palabras pero cuando llega a tu puerta una repentina dificultad te falta criterio y esfuerzo. Mira tu gran fragilidad que experimentas en cada paso en pequeñas circunstancias. Sin embargo, redunda en tu provecho cuando suceden estas u otras cosas semejantes.
2. Apártala de tu corazón como mejor sepas y, si llegó a tocarte, no permitas que te afecte ni implique por mucho tiempo. Al menos sopórtala pacientemente si no puedes alegremente. Y si oyes algo contra tu gusto y sientes indignación, contrólate, y no permitas que salgan de tus labios palabras inconvenientes que escandalicen a los inocentes. Pronto se serenará tu excitada alteración y la amargura interna se endulzará con el retorno de la gracia. Por mi vida, dice el Señor, estoy listo a ayudarte y para consolarte más de lo acostumbrado si confías en Mí y me invocas con devoción.
3. Anímate, pues, y prepárate para soportar mayores cosas. No está todo perdido, si con frecuencia te sientes angustiado o tentado seriamente. Eres ser humano, y no Dios. Tienes naturaleza humana, no de ángel. ¿Cómo puedes permanecer siempre en un mismo estado de virtud cuando le faltó al ángel en el Cielo y Adán en el paraíso?. Yo soy quien levanto saludables a los enfermos y atraigo hacia mi Divinidad a los que reconocen sus debilidades.
Discípulo:
4. Señor, benditas sean tus palabras más dulces que la miel y el panal en mi boca (Sal 18,11). ¿Qué haría en mis múltiples dificultades y angustias si Tú no me reconfortaras con tus santas palabras?. Con tal que llegue por fin al puerto de salvación ¿Qué importancia tiene lo que haya padecido?. Dame un buen fin, dame una feliz salida de este mundo. Acuérdate de mí, Dios mío, y dirígime por el camino recto a tu Reino. Así sea.
Capítulo 58
LO QUE ES SUPERIOR A NUESTRA CAPACIDAD NO DEBE ESCUDRIÑARSE.
Jesucristo:
1. Hijo, no te atrevas a discutir de los asuntos superiores y de los ocultos juicios de Dios porqué uno es desamparado y otro recibe tantas gracias, porqué este es oprimido y el otro tan prestigiado. Estas cosas exceden las facultades humanas y no sirve ningún razonamiento o discusión para investigar el juicio de Dios. Cuando te sugiera esto el enemigo o algunas personas curiosas te preguntan responde con el Profeta: Eres justo, Señor y es justo tu juicio (Sal 119,137) y di: Tus juicios son verdaderos, Señor y justificados en sí mismos, deben ser respetados, no discutidos porque son incomprensibles para el intelecto humano.
2. No te pongas a inquirir o discutir sobre los méritos de los santos, quién es el más santo o quién es superior en el Reino de los Cielos. Estas cosas generan con frecuencia pugnas y contiendas inútiles porque alimentan la sobrevaloración y la vanagloria de donde nacen envidias y disensiones cuando uno quiere preferir a un santo y otro a otro santo. Esforzarse por querer saber estas cosas no produce ningún bien sino más bien desagrada a los santos porque no soy Dios de disensiones sino de paz que consiste más en la verdadera humildad que en la propia preponderancia.
3. Algunos, con el ímpetu del afecto, son atraídos por unos santos y no por otros, pero esto es criterio humano y no divino. Yo soy quien ha hecho a todos los santos. Yo concedí la gracia; Yo otorgué la gloria. Yo supe los méritos de cada uno y los previne con las bendiciones de mi bondad; Yo conocí a mis amados antes de todos los siglos Yo les elegí a ellos del mundo (Jn 15,16), no me eligieron ellos a Mí. Yo los llamé por gracia, los atraje por misericordia. Yo los conduje a ellos a través de diversas tentaciones, Yo los llené de magníficas consolaciones, Yo les di perseverancia, Yo premiaré su paciencia.
4. Yo conozco al primero y al último, Yo abrazo a todos con inestimable amor. Yo debo ser alabado en todos mis santos, Yo debo ser bendecido sobre todo y honrado en cada uno, porque así los engrandecí y predestiné gloriosamente sin haber precedido algún mérito suyo. Por eso, quien desprecia a alguno de mis pequeños, no honra a los grandes porque yo hice al pequeño y al grande. Y quien anula a algún santo, me anula a Mí y a todos los demás en el Reino de los Cielos. Todos son uno por el vínculo de la caridad, piensan lo mismo, quieren lo mismo y todos se aman entre sí.
5. Y todavía más, porque hay mucho más: me aman a Mí más que a sí mismos y a sus méritos. Porque, más allá de sí mismo y libres de su propio amor se pasan del todo al mío en el que descansan con gran gusto. Nada hay que los pueda apartar o deprimir porque llenos de verdad eterna arden en el fuego de una inextinguible caridad. No hablen, pues, las personas sin espíritu y embrutecidas ni discutan del estado de los santos porque lo único que saben es amarse a sí mismas. Quitan y ponen según sus inclinaciones, no como agrada a la eterna Verdad.
6. En muchos existe ignorancia; principalmente en quienes, poco iluminados, con dificultad saben amar a alguno con perfecto amor espiritual; mucho los guía todavía el afecto natural y la amistad humana hacia uno u otro y como se comportan en las cosas presentes, imaginan las eternas. Pero hay una grandísima diferencia entre los que piensan los imperfectos y lo que saben los iluminados por revelación superior.
7. Cuídate pues, hijo, de referirte a estas curiosidades que exceden tu capacidad; más bien esfuérzate y aunque sea, trata de encontrarte como el menor en el Reino de los Cielos. Y así alguien supiera quien es el más santo o el más importante en el Reino de los Cielos ¿de qué le serviría saberlo si no se humilla ante Mí por este conocimiento y no se levanta a alabar con más entusiasmo mi Nombre?.
8. Es mucho más agradable para Dios quien piensa en la enormidad de sus maldades y la pequeñez de sus virtudes, y a qué distancia se encuentra de la perfección de los santos que quien discute cuál es el mayor o menor santo. Es mejor rogar a los santos con devotas oraciones y lágrimas e implorar humildemente su gloriosa protección que escudriñar sus secretos con inútil investigación. Ellos están completamente satisfechos si las personas saben contentarse y controlar sus habladurías. No se engríen de sus propios méritos porque no se asignan alguna bondad sino todo a Mí porque Yo les di cuanto tienen con infinita caridad. Tan llenos están de tanto amor de Dios y gozo superabundante, que no les falta nada de gloria ni pueden desear mayor felicidad. Todos los santos, cuanto más altos están en la gloria, más humildes son en sí mismos y viven más cercanos a Mí, y más queridos. Por eso está escrito que depusieron sus coronas ante Dios y cayeron de bruces ante el Cordero y adoraron al Viviente por los siglos de los siglos (Ap 4,10).
9. Muchos preguntan cuál es el mayor en el Reino de los Cielos e ignoran si serán dignos de ser contados entre los menores. Gran cosa es ser en el Cielo siquiera el menor, donde todos son tan grandes, porque a todos se les llamará hijos de Dios y lo serán. El menor será grande entre mil (Is 60,22) y el pecador de cien años morirá (Is 65,20). Cuando los discípulos preguntaron: "¿quien es el mayor en el Reino de los Cielos?", oyeron esta respuesta: "Si no se hacen y se convierten como niños no entrarán en el Reino de los Cielos". Cualquiera que se humille como este niño será el mayor en el Reino de los Cielos (Mt 18,3-4).
10. ¡Desgraciados los ricos que tienen aquí sus satisfacciones, porque cuando entren los pobres en el Reino de los Cielos ellos se quedarán afuera dando alaridos!. ¡Alégrense, sufridos y gócense, pobres, porque es de ustedes el Reino de Dios si caminan en la verdad!
Capítulo 59
TODA ESPERANZA Y CONFIANZA SE DEBE PONER SÓLO EN DIOS.
Discípulo:
1. Señor, ¿cuál es mi confianza que tengo en esta vida?; o ¿cuál es mi mayor satisfacción de todas las que aparecen bajo el cielo?. ¿Acaso no eres Tú, Señor y Dios mío, cuya misericordia no tiene fin?. Donde estás Tú, allí está el Cielo. Prefiero ser pobre por Ti que rico sin Ti. Elijo peregrinar contigo por la tierra que sin Ti poseer el Cielo. Donde estás Tú, allí está el cielo y allí está la muerte y el infierno donde Tú no estás. Tú eres mi deseo y por eso no cesaré de gemir, clamar y rogar por Ti. En nadie finalmente puedo confiar del todo para que me auxilie en las necesidades oportunamente sino en Ti solo, Dios mío. Tú eres mi esperanza, Tú eres mi confianza, Tú eres mi consuelo siempre fiel en todo.
2. Todos buscan su interés (Flp 2,21). Tú únicamente pretendes mi salvación y mi provecho, y todas las cosas las conviertes en bien para mí. Y aunque me expongas a diversas tentaciones y adversidades todo lo diriges a mi utilidad porque acostumbras a probar de mil maneras a tus escogidos. En esta prueba no debes ser menos querido y alabado que si me llenaras de consolaciones celestiales.
3. En Ti, pues, Dios mío, pongo toda mi esperanza y mi protección; en Ti dejo toda mi tribulación y angustia, porque encuentro débil e inestable todo lo que miro fuera de Ti. Porque no me servirán muchos amigos, ni podrán ayudarme defensores poderosos, ni prudentes consejeros me darán respuestas convenientes, ni me consolarán los libros de los maestros, ni me librará alguna valiosa fórmula, ni me protegerá algún lugar secreto y agradable, si Tú mismo no me asistes, ayudas, reconfortas, consuelas, instruyes y defiendes.
4. Todas las cosas que parecen conducir a la paz y a la felicidad, si Tú faltas, nada son, y de verdad ninguna felicidad producen. Por tanto, el fin de todos los bienes, el objetivo de la vida y la profundidad del conocimiento eres Tú y esperar en Ti sobre todas las cosas es el segurísimo descanso de tus servidores. A Ti se dirige mi mirada, en Ti confío, Dios mío, Padre de las misericordias. Bendíceme y santifícame con la bendición del Cielo para que yo sea tu santa habitación y el trono de tu gloria, y para que no se encuentre en este templo tuyo nada que ofenda los ojos de tu Majestad. Conforme con la magnitud de tu bondad y la abundancia de tus misericordias, mírame, y escucha la oración de tu pobre servidor desterrado lejos en la región oscura de la muerte. Protégeme y consérvame entre tantos peligros de ésta vida que se acaba y acompañado con tu gracia dirígeme por el camino de la Paz a la patria de la Eterna Claridad. Amén.