LIBRO SEGUNDO

CONSEJOS PARA LA VIDA DE DIOS EN NOSOTROS.


Capítulo 1
LA COMUNICACIÓN INTERIOR.

1. "El Reino de Dios está entre ustedes" (Jn 17,21), dice el Señor. Conviértete de todo corazón al Señor abandona las maldades de éste mundo y tu vida encontrará reposo.
Aprende a menospreciar los intereses exteriores, entrégate a los interiores y verás que el Reino de Dios llega a ti. Porque el Reino de Dios es paz y alegría con el Espíritu Santo (Rm 14,17) que no se da a los faltos de piedad. Cuando Cristo venga a ti, te mostrará su amor siempre que encuentre allí dentro un hogar preparado. Todo esplendor y belleza se encuentra dentro y ahí le gusta entrar. Frecuentemente visita a la persona de vida interior le conversa suavemente, le manifiesta su afecto, mucha paz y maravillosa intimidad.
2. Anímate, buen amigo, prepara tu corazón al Señor para que condescienda en venir a ti y habitar en ti. Por eso dice: "Si alguno me ama, seguirá mis enseñanzas; mi Padre y yo vendremos a él y viviremos con él" (Jn 14,23). Dale sitio a Jesús y niégales el ingreso a todos los demás. Cuando tengas a Cristo serás rico y con él tendrás suficiente. Él se encargará de ti y será tu fiel proveedor en todo para que nada tengas que esperar de los demás. Las personas cambian mucho y fallan rápidamente pero Cristo permanece para siempre y se mantiene firme hasta el fin.
3. No debe ponerse mucha confianza en seres frágiles y mortales, aunque nos sean útiles o muy queridos ni nos debe entristecer demasiado si algunas veces se nos enfrentan o contradicen. Quien hoy está contigo, mañana puede serte contrario, y viceversa; con frecuencia cambian como el viento. Pon toda tu confianza en Dios y que Él sea siempre tu temor y tu amor. El mismo responderá por Ti y te hará bien, de la mejor manera. No tienes aquí residencia permanente y por donde vayas serás extranjero y peregrino ni tendrás el menor reposo a menos que estés unido íntimamente a Cristo.
4. ¿Qué miras a tu alrededor si no es éste el lugar de tu descanso?. En el cielo debe estar tu habitación y observar como de paso las realidades creadas. Pasan todas las cosas y tú juntamente con ellas. Atiende a no adherirte a ellas no suceda que te apresen y perezcas. Junto al Altísimo debe estar tu pensamiento y dirigirse sin cesar tu invocación a Cristo. Si no sabes especular sobre las altas realidades del Cielo descansa pensando en la pasión de Cristo y habita gustoso en sus sagradas llagas. Si te refugias con devoción en las heridas y preciosos estigmas de Jesús te sentirás muy reconfortado en las aflicciones, no te preocuparás tanto de los desplantes que te hagan y podrás soportar fácilmente las palabras hirientes.
5. Cristo fue despreciado por muchos mientras vivió en la tierra y, en medio de ofensas, fue abandonado por sus conocidos y amigos cuando tenía de ellos mayor necesidad. Cristo aceptó sufrir y ser despreciado ¿y tú te atreves a quejarte de alguna cosa?. Cristo tuvo adversarios y contradictores ¿y tú pretendes que todos te sean amigos y benefactores?. ¿Cómo va a premiarse tu paciencia si nada adverso te ocurre?. Si no quieres sufrir nada que te moleste, ¿cómo llegarás a ser amigo de Cristo?. Sopórtate con Cristo y por Cristo si quieres reinar con Cristo.
6. Si alguna vez, al menos, penetrases perfectamente en el interior de Jesús y saboreases un poquito de su encendido amor entonces dejarías de prestar atención a tus propias comodidades o incomodidades alegrándote más bien de soportar ofensas porque el amor de Jesús hace que las personas se den menos importancia a sí mismas. El que ama a Jesús y a la Verdad, y sinceramente aprecia su vida interior manteniéndose libre de condicionamientos alienantes puede también libremente comprometerse con Dios, elevarse espiritualmente por encima de sí mismo y descansar con gran alegría.
7. Quien aprecia las cosas como son, no como se dice o se considera, es, de verdad, un sabio y más instruido por Dios que por cualquier persona. Quien sabe conducirse dentro de sí, y darle su justo valor a las cosas exteriores no requiere lugar o tiempo determinado para dedicarse a los ejercicios que lo llevan a Dios. La persona de vida interior pronto se recoge dentro de sí porque nunca se desparrama totalmente al exterior. No le causa problema el trabajo ordinario o las ocupaciones correspondientes al tiempo indicado sino que sabe acomodarse a ellas tal como vienen. Quien está bien dispuesto y organizado interiormente no le da importancia a los hechos famosos o perversos de los otros. Porque cualquiera puede sufrir impedimentos y distracciones en la medida que se deja atraer por las cosas.
8. Si te comportases rectamente y de verdad fueses puro todo se convertiría para ti en beneficio y provecho. Por eso muchas cosas te desagradan y con frecuencia te confunden porque aún no te has mortificado perfectamente ni te has liberado de tantos intereses rastreros. Nada mancha ni compromete así nuestro corazón como el amor inconveniente a lo creado. Si desatiendes las satisfacciones exteriores, podrás contemplar las realidades divinas y alegrarte interiormente con frecuencia.

Capítulo 2
HUMILDE SUMISIÓN.

1. No estés demasiado pendiente de lo que te suceda a favor o en contra sino busca y procura que Dios esté contigo en todo lo que haces. Ten la conciencia en paz y Dios te defenderá bien. Porque a quien El quiere ayudar ninguna maldad le puede dañar. Si tú sabes callar y sufrir sin duda verás venir el auxilio de Dios. El sabe bien cuándo y cómo liberarte y por eso te debes someter. A veces es muy conveniente, para defensa de tu propia humildad, que otros conozcan y discutan nuestros defectos.
2. Cuando alguno reconoce sus defectos aplaca con facilidad a los otros y suavemente satisface a los airados contra él. Al humilde, Dios protege y libera al humilde ama y consuela. Al humilde, Dios se inclina al humilde concede su mayores favores y después de su depresión, eleva hasta la Gloria. Al humilde le revela sus secretos y lo atrae e invita dulcemente hacia sí. El humilde, luego de reconocida su falta, se encuentra felizmente en paz porque se mantiene firme en Dios y no en el mundo. No creas que algo aprovechaste mientras no te sientas el último de todos.

Capítulo 3
BONDAD Y PAZ.

1. Ponte primero a ti mismo en paz y podrás después pacificar a otros. La persona pacífica se perfecciona más que la que mucho sabe. La persona alterada convierte el bien en mal y con más facilidad cree lo malo. La persona buena y pacífica todo lo convierte en bien. Quien vive bien en paz de nadie sospecha. En cambio, quien está lleno de maldad y trastornado es agitado por variadas suspicacias. Ni él se está tranquilo ni permite que otros lo estén. Dice con frecuencia lo que no debería decir y omite hacer lo que más le convendría. Piensa en las obligaciones de los demás y se descuida de las propias. Interésate primero por ti mismo y luego podrás, con justicia, interesarte por lo demás.
2. Tú sí que sabes bien disculpar y colorear tus acciones y no quieres recibir las disculpas de los otros. Sería más justo que tú mismo te acusaras y excusaras a tu hermano. Si quieres que te soporten, soporta tú a los demás. Fíjate qué lejos estás todavía de la auténtica caridad y humildad que con nadie sabe encolerizarse ni indignarse sino contra sí mismo. No es gran cosa relacionarse con personas buenas y tranquilas; esto, naturalmente, le agrada a cualquiera y cada uno de buena gana vive en paz con quienes piensan como él, y lo estiman. Pero poder permanecer pacíficamente con los toscos, perversos, descontrolados, o con quienes nos contrarían es una gracia muy especial y una actitud de verdad valiente y digna de alabanza.
3. Hay quienes viven en paz consigo mismos y procuran vivir en paz con los demás. Y hay quienes ni tienen paz consigo mismos ni permiten que los demás la tengan. Son pesados para los demás pero son más pesados para sí. Y hay quienes saben conservarse en paz y procuran pacificar a los otros. Sin embargo, toda nuestra paz, en ésta difícil existencia debe establecerse más en la sencilla tolerancia que evitando sentir las contrariedades. El que mejor sabe padecer mayor paz adquirirá. Éste es el vencedor de sí mismo y dominador del mundo, el amigo de Cristo y heredero de los bienes eternos.

Capítulo 4
PUREZA EN LA MENTE Y SINCERIDAD EN LA INTENCIÓN.

1. Mediante dos alas las personas se elevan sobre las limitaciones humanas: ellas son la sinceridad y la pureza. Sinceridad debe haber en la intención, pureza en los afectos. La sinceridad orienta hacia Dios la pureza lo abraza y aprecia. Ninguna buena acción te obstaculizará si estás libre interiormente de afectos desordenados. Si nada intentas ni deseas fuera de la voluntad de Dios y la utilidad de tu prójimo podrás gozar enteramente de la libertad interior. Si tu corazón fuese recto entonces toda la naturaleza sería para ti espejo de vida y libro de santa enseñanza. No existe ninguna criatura tan pequeña o tan vulgar que no represente de alguna manera la bondad de Dios.
2. Si tú fueses interiormente bueno y puro entonces verías y comprenderías bien, sin impedimento todas las cosas. El corazón puro atraviesa el Cielo y el Infierno. Según cada uno es interiormente, de la misma manera juzga el exterior. Si existe alegría en este mundo es porque hay personas de corazón puro. Si existe en alguna parte pena y angustia es donde habita la mala conciencia. Como el hierro enrojece cuando lo meten en el fuego y se pone todo candente así la persona que íntegramente se convierte a Dios se desentorpece y transforma renovándose.
3. Cuando alguno comienza a desanimarse entonces le tiene miedo al esfuerzo y con gusto recibe las compensaciones exteriores.Pero cuando empieza a dominarse perfectamente a sí mismo y caminar con ánimo por el camino de Dios entonces se le hacen livianas las cosas que creía pesadas.

Capítulo 5
CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO.

1. No podemos confiar excesivamente en nosotros mismos porque con frecuencia nos falta la gracia y el criterio. Poca lucidez hay en nosotros y ésta, muy pronto por negligencia, la perdemos. Muchas veces se nos pasa inadvertido lo ciegos que estamos interiormente. Muchas veces actuamos mal y peor lo disculpamos. A veces nos motivan las pasiones y estimamos que es afán por servir a Dios. Reprendemos a los otros por pequeñeces y pasamos tranquilamente sobre nuestras grandes fallas. Pronto sentimos y ponderamos lo que tenemos que soportar de los demás y no nos damos cuenta de lo mucho que los otros nos soportan. Quien bien y justamente califica lo propio no encontrará nada grave de juzgar en el otro.
2. La persona atenta a su vida en Dios antepone su propia vigilancia a la de los demás. Y quien se reconoce a sí mismo con atención con facilidad prefiere callar lo que corresponde a otros. Nunca serás persona interior y consagrada a menos que silencies lo ajeno y te examines especialmente a ti mismo. Si te orientas totalmente hacia Dios y hacia ti mismo muy poco te moverá lo que percibas de fuera. ¿Dónde estás, cuando no estás presente a ti mismo?. Y cuando terminaste de recorrer todo, olvidado de ti, ¿qué aprovechaste?. Si deseas tener paz y unión verdadera conviene que pospongas todo hasta aquí y tengas ojos solamente para ti.3. Así que mucho progresarás si procuras conservarte desobligado de lo inmediato. Mucho decaerás si juzgas dignos de tu total preocupación los asuntos pasajeros. Nada te sea grandioso, ni elevado, ni agradable, ni aceptable salvo puramente Dios o lo que sea de Dios. Considera totalmente insustancial cualquier satisfacción que te venga de las criaturas. El alma amante de Dios desprecia todas las cosas si falta Él. Sólo Dios, eterno e inmenso, que llena todo, es placer del espíritu y verdadera alegría del corazón.

Capítulo 6
ALEGRÍA DE LA BUENA CONCIENCIA.

1. Orgullo de la persona buena es el testimonio de su buena conciencia (2Co 1,12). Ten buena conciencia y encontrarás siempre alegría. La buena conciencia muchísimas cosas puede sobrellevar y muy alegre está entre las adversidades. Descansarás tranquilo si tu corazón no te reprende. No te alegres sino cuando actúes correctamente. Los malos nunca poseen verdadera alegría ni sienten verdadera paz interior porque "no está la paz con los faltos de piedad", dice el Señor (Is 48,22). Y si llegaran a decir: "Estamos en paz, no nos ocurrirá nada malo, ¿quién se atreverá a dañarnos?", no les creas porque de repente se levanta la cólera de Dios y se convertirán en nada sus actos y sus pensamientos perecerán.
2. Enorgullecerse en la tribulación no es difícil para los amantes porque esto significa enorgullecerse en la cruz del Señor. Es muy limitado el reconocimiento que se da y recibe de personas. El reconocimiento del mundo siempre viene acompañado de tristeza. El orgullo de las personas debe afincarse en sus conciencias, no en la boca de los demás. La alegría de los santos proviene de Dios y está en Dios y su satisfacción es la verdad. El que desea verdadera y eterna felicidad no busca las temporales atenciones. Y el que requiere la gloria temporal o no la menosprecia de corazón demuestra que ama menos a Dios. Tiene gran tranquilidad de espíritu quien no se altera por alabanzas o desprecios.
3. Fácilmente estará contento y pacificado quien tenga la conciencia limpia. No eres más santo si te alaban ni más pecador si te insultan. Lo que eres, eso eres ni vales más aunque lo digan, que cuanto Dios dice que vales. Las personas ven la cara el Señor mira el corazón (1Sam16,7). Las personas consideran los actos el Señor penetra en la intención. Es indicio de humildad de espíritu actuar siempre con honestidad y no autovalorarse exageradamente. No aceptar consolarse con las atenciones de los demás es señal de gran pureza e interna confianza. Quien no requiere testimonios exteriores en favor suyo está demostrando que se ha entregado totalmente a Dios. No queda aprobado quien se recomiende a sí mismo sino aquel a quien Dios reconoce, dice el Apóstol Pablo (2Co 10,18) Avanzar con Dios dentro de sí y no dejarse condicionar por ningún afecto extraño, es la vida de la persona interior.

Capítulo 7
AMOR A JESÚS SOBRE TODO LO DEMÁS.

1. Feliz quien sabe lo que significa querer a Jesús y darse menos importancia a sí mismo por Jesús. Conviene abandonar lo amado por el Amado porque Jesús desea que lo quieran sobretodo. El amor a otras personas u objetos es engañoso e inestable el amor a Jesús es fiel y permanente. Quien se adhiere a otras personas u objetos, por su debilidad, caerá con ellos quien se abraza con Jesús se asegurará con Él para siempre. Ama a Jesús y retenlo como amigo; aunque todos te abandonen Él no te abandonará ni dejará que te pierdas al final. De todos es necesario separase alguna vez, quieras o no.
2. Retén contigo a Jesús, en la vida o en la muerte, y confíate en su fidelidad porque solo Él te puede ayudar cuando todos te falten. Por ser quien es, Jesús no quiere admitir a nadie más sino quiere tener tu corazón Él solo y, como un rey, acomodarse en su propio trono. Si supieras liberarte bien de todo lo que te retiene Jesús, con gusto, deberá habitar contigo. Descubrirás que vas a perder totalmente lo que pongas en los otros, fuera de Jesús. No te confíes ni te apoyes en cañas huecas porque las cosas creadas son caducas como la flor silvestre. Pronto te decepcionarás, si atiendes solamente a la apariencia de las personas. Si buscas tu tranquilidad y ganancia en los demás con frecuencia saldrás perdiendo. Si en todo buscas a Jesús hallarás a Jesús, por supuesto. Pero si sólo te buscas a ti mismo también te encontrarás, pero para tu mal. Porque más daño ocasiona uno a sí mismo si no busca a Jesús que el daño que el mundo entero y todos sus enemigos le pueden hacer.

Capítulo 8
JESÚS, AMIGO INTIMO.

1. Cuando está Jesús presente, todo es conforme y nada parece difícil. Pero cuando Jesús no está todo se hace muy duro. Cuando Jesús no nos habla interiormente el consuelo es miserable. Pero si Jesús nos dice tan sólo una palabra sentimos enorme alegría. ¿Acaso María de Betania no se levantó de inmediato del lugar donde estaba llorando cuando su hermana Marta le dijo: "El Maestro está aquí, y te llama"?. ¡Qué momento tan feliz cuando Jesús nos llama de las lágrimas al gozo espiritual!. ¡Qué seco y duro eres sin Jesús!. ¡Qué ignorante y vacío si anhelas algo fuera de Jesús!. Dime ¿Acaso no te hace eso mayor daño que si perdieras todo el mundo?.
2. ¿Qué puede darte el mundo entero sin Jesús?. Estar sin Jesús es un infierno, estar con Jesús es la mayor felicidad. Si estuviera contigo Jesús ningún enemigo podría dañarte. El que encuentra a Jesús, encuentra un gran tesoro, realmente encuentra lo máximo y el que pierde a Jesús pierde muchísimo más que todo el mundo. Pobrísimo es quien vive sin Jesús y muy rico quien está bien con Jesús.
3. Saber conversar con Jesús es todo un arte y saber retener a Jesús es gran discernimiento. Sé sencillo y pacífico y estará contigo Jesús. Sé generoso con Dios y ecuánime y permanecerá contigo Jesús. Pronto puedes hacer huir a Jesús y perder su gracia si te inclinas hacia las cosas externas que te son inconvenientes. Si haces huir a Jesús, y lo pierdes ¿a dónde irás? ¿a quién entonces vas a buscar como amigo?. Sin un amigo no puedes vivir contento y si Jesús no fuera para ti el más íntimo amigo estarás muy triste y desolado. Es mejor elegir que todo el mundo esté en nuestra contra a ofender a Jesús. Entre todos los que quieres debe ser Jesús el predilecto.
4. Debemos amar a todos por Jesús; a Jesús, por sí mismo. Sólo a Jesús debemos amar singularmente ya que sólo Él es bueno y fiel por encima de todos los amigos que puedes encontrar. Por causa de Él, y en Él deben ser queridos para ti tanto los amigos como los enemigos y por todos hay que rezar para que todos conozcan a Jesús, y lo amen. Nunca desees que te reconozcan y te amen exclusivamente porque esto sólo corresponde a Dios que no tiene a nadie similar a Él. Ni anheles que alguien ocupe totalmente su corazón contigo ni te dejes poseer por el amor de alguno sino que Jesús esté en ti y en toda persona buena.
5. Manténte puro y libre interiormente, sin comprometerte íntegramente en nada. Te conviene entregar a Dios el corazón desapegado y puro si quieres consagrarte a Él y constatar qué hermoso es el Señor. Y realmente no lograrás esto si su gracia no te avisa y atrae de manera que dejando y despidiendo a todos sólo te unas con el Solo. Cuando la gracia de Dios viene al individuo entonces se hace poderoso para todo y cuando lo abandona, entonces se vuelve pobre y enfermizo y como abandonado a su tristeza. En estas cosas no debes desanimarte ni desesperarte sino mantenerte sereno en la voluntad de Dios y soportar todo lo que venga en honor a Jesucristo porque después del invierno sigue el verano después de la noche viene el día y pasada la tormenta llega gran serenidad.

Capítulo 9
CARENCIA DE TODA SATISFACCIÓN.

1. No es penoso desestimar las satisfacciones humanas cuando están presentes las divinas. Grandioso es, y muy grandioso sufrir la carencia de satisfacciones sensibles, humanas y divinas y querer soportar gustosamente este abandono del corazón en homenaje a Dios y no tener en cuenta el propio mérito. ¿Qué tiene de maravilloso sentirte risueño y bien dispuesto cuando experimentas la presencia de Dios?. Cualquiera escogería esta situación. Muy cómodamente viaja quien es transportado por la gracia de Dios. ¿Y qué tiene de admirable que no sienta su carga quien es llevado en peso por el Todopoderoso y conducido por el supremo Conductor?.
2. Con gusto tenemos algún pasatiempo y difícilmente la persona se quita de sí misma. El santo mártir Lorenzo venció al mundo y al natural afecto que tenía por su sacerdote porque le parecía despreciable lo que muchos consideran gratificante y sufrió con paciencia, por amor a Cristo que le quitaran a Sixto, sacerdote de Dios, a quien tanto estimaba. En este caso, el amor al Creador superó el amor humano y en vez del gusto de los hombres eligió mejor la aprobación de Dios. Igualmente, por amor a Dios aprende tú a dejar algún pariente o amigo querido y no lleves a mal cuando ellos te abandonen sabiendo que, por último, a todos nos corresponde abandonarnos mutuamente.
3. Seria y continuamente le conviene a cada uno luchar contra sus tendencias maliciosas antes que aprenda a superarse plenamente y orientar todos sus afectos hacia Dios. Cuando la persona se apoya sólo en sí misma con frecuencia decae buscando satisfacciones inmediatas. Pero el auténtico amante de Jesús y preocupado seguidor de sus ejemplos no se deja consolar fácilmente ni busca tales placeres sensibles sino que está dispuesto a efectuar exigentes ejercicios y realizar difíciles trabajos por amor a Cristo.
4. Cuando Dios nos otorga la alegría espiritual debemos acogerla con agradecimiento porque se trata de un regalo suyo y no del premio a nuestros esfuerzos. No te agrandes, ni te goces exageradamente ni presumas sin razón sino sé más bien sencillo, en razón del obsequio, más cauto y respetuoso en todos tus actos porque pasará ese momento dichoso y sobrevendrá la tentación. Cuando te quiten el consuelo, no te desesperes de inmediato sino que con humildad y paciencia, aguarda la visita del Señor porque Dios es poderoso y puede pronto restituirte el consuelo. Esto no es nuevo ni extraño para los expertos en el camino de Dios porque en los santos más grandes y en los antiguos profetas sucedió que se alternaron así con frecuencia las emociones.
5. Por eso, cierta persona, mientras sentía a Dios presente decía: "Yo afirmo, en medio de mi abundancia, jamás cambiaré" (Sal 30,7). Ausente la gracia, añadió después lo que sentía, diciendo: "Retiraste tu rostro de mí y me siento desorientado" (Sal 30,8). Sin embargo, en medio de la confusión no se desespera sino de inmediato ruega y dice: "A ti llamo Señor y a ti mi Dios, suplico" (Sal 30,9). Finalmente, su oración resulta fructífera y puede atestiguar que ha sido escuchado, diciendo: "Oyó el Señor y tuvo compasión de mi. El Señor se ha hecho mi Favorecedor". (Sal 30,11) ¿Pero de qué forma? "Transformaste mi sufrimiento en gozo y me rodeaste de felicidad"(Sal 30,12) Y si así sucedió con los grandes santos no hay que desesperarse porque lo mismo pasará con nosotros, enfermizos e indigentes así estemos entusiasmados o desanimados, porque el Espíritu de Dios viene o se va según su libre voluntad. Por eso el santo Job dijo: "Me visitas al nacer el día y de inmediato me pones a prueba" (Job 7,18).
6. ¿En quién puedes esperar o en quién vas a confiar si no es únicamente en la gran misericordia de Dios y en la sola esperanza en la gracia de su presencia?. Aunque esté rodeado de personas buenas, o hermanos solícitos o fieles amigos, o de libros que santifican, o bellos cantos e himnos religiosos todo esto me sirve de poco y poco me enseña cuando estoy vacío de la gracia y abandonado a mi propia limitación. Entonces no hay mejor remedio que paciencia y apertura a la voluntad de Dios.
7. Jamás encontré a nadie tan religioso y dispuesto que no padeciera de vez en cuando la ausencia de la gracia y no sintiera que disminuía su entusiasmo. Ningún santo fue elevado tan alto e iluminado sin antes o después haber tenido tentaciones. No merece participar de la sublime contemplación de Dios quien no se ha ejercitado en alguna tribulación por Dios. La tentación precedente es clara señal de la satisfacción que vendrá. A quienes pone a prueba la tentación les está prometido el consuelo del Cielo. "Al vencedor, le daré de comer la fruta del árbol de la Vida", dice el Señor (Ap 2,7).
8. También se da la consolación divina para que la persona se vuelva más fuerte y soporte las dificultades; también llega la tentación para que no se engría del bien que hace. El demonio no se duerme, ni nuestra naturaleza está bajo control, por eso no dejes de prepararte al combate porque a tu derecha y a tu izquierda tienes enemigos que nunca descansan.

Capitulo 10
AGRADECIMIENTO POR LA GRACIA DE DIOS.

1. ¿Por qué buscas descanso si has nacido para el trabajo?. Dispónte más bien para el sufrimiento que para las satisfacciones y a cargar con la cruz más que con la alegría. ¿Quién no acogería con gusto la satisfacción y felicidad espiritual si siempre pudiera tenerlas?. Porque las satisfacciones espirituales exceden a todas las ventajas del mundo y a los estímulos de la sensualidad. Toda satisfacción deshonesta esta vacía de contenido o es vergonzosa. Las satisfacciones espirituales de verdad son alegres y honestas engendradas por las virtudes e infundidas por Dios en los corazones limpios. Pero estas consolaciones divinas nadie puede gozarlas continuamente como quiere porque el tiempo de la tentación nunca termina.
2. Mucho contraría la visita de Dios la equivocada libertad de ánimo y la exagerada confianza en uno mismo. Dios nos hace bien otorgándonos la gracia de la consolación pero la persona actúa mal cuando no retribuye con agradecimiento profundo los dones que recibe de Dios. Y por eso fluyen poco en nosotros los dones de la gracia, porque somos ingratos con el Autor y no los atribuimos a la fuente original. Siempre se favorece al que sabe agradecer y se le sustrae al supervalorado lo que se acostumbra dar al humilde.
3. No deseo satisfacciones que me quiten los deseos de conversión ni quiero contemplación que me conduzca a la soberbia. No es santo todo lo sublime, ni bueno todo lo agradable, ni puro todo lo deseado, ni todo lo querido es agradable a Dios. Con gusto acepto las inspiraciones que me hagan más humilde y respetuoso de Dios y me preparen mejor para abandonar lo malo en mí. El enseñado con el don de la gracia y el erudito por el dolor de haberla perdido ni se atreverá a atribuirse el menor bien salvo el reconocimiento de su pobreza y desnudez. Dale a Dios lo que es de Dios y asígnate a ti lo que es tuyo o sea que debes agradecer a Dios su gracia, y atribuirte a ti sólo la culpa y la justa tristeza que debes sentir por esa culpa.
4. Ubícate siempre al último y te darán el mejor lugar porque no se obtiene lo máximo sin lo menor. Los más grandes santos ante Dios se sienten ínfimos ante sí mismos y mientras más lo engrandecen más pequeños se reconocen. Llenos de la verdad y del resplandor del cielo no codician alabanzas insustanciales. En Dios cimentados y asegurados de ningún modo se dejan elevar, asignan a Dios todo lo bueno que tienen y no buscan felicitarse unos a otros sino procurar la alabanza que sólo a Dios pertenece y desean homenajearlo a Él por encima de todos con ellos mismos y con todos los santos y siempre, es éste su único objetivo.
5. Sé agradecido por lo menor y serás merecedor de recibir mucho más. Considera en mucho lo poco que recibes y lo más despreciable por un regalo muy especial. Si te fijas en la calidad del Donante nada de lo que te dé considerarás pequeño o sin valor. No existe nada pequeño cuando Dios mismo lo otorga. Incluso si se recibe penas y castigos debe agradecerse porque siempre es para nuestra salvación todo lo que permite que nos venga. El que desea conservar la gracia de Dios debe saber agradecer cada favor y sufrir con paciencia cuando falta, rece para que la gracia vuelva y sea cuidadoso y humilde para no perderla.

Capítulo 11
POCOS AMAN LA CRUZ DE CRISTO.

1. Jesús tiene muchos amantes de su Reino pero pocos que lo ayuden a llevar su cruz. Muchos tienen que desean sus consuelos pero pocos que aceptan las dificultades. Encuentra múltiples compañeros de banquete pero pocos para la austeridad. Todos buscan gozar junto con Él pero pocos quieren soportar algo por Él. Muchos siguen a Jesús hasta repartir el pan pero pocos para tomar la copa de su pasión. Muchos quieren a Jesús mientras no suceda nada adverso. Muchos lo alaban y bendicen mientras puedan recibir los consuelos que otorga. Pero si Jesús se escondiera y los abandonara un poco de inmediato se quejarían o caerían en la desesperación.
2.Quien ama a Jesús por Jesús mismo y no por causa de sus propias conveniencias, bendice a Jesús por igual en todo sufrimiento y angustia como en la más abundante consolación. Y si Él no quisiera nunca favorecerlos con el sentimiento de su Presencia igualmente lo alabarían siempre y siempre querrían agradecérselo. ¡De cuánto es capaz el amor puro a Jesús sin mezcla de propia comodidad o egoísmo!. ¿No tenemos derecho de llamar mercenarios a quienes siempre buscan su recompensa?. ¿No prueban que se aman a sí mismos más que a Cristo quienes siempre están pensando en sus ventajas y provecho?. ¿Donde se encontrará alguno que quiera servir a Dios gratuitamente?.
3. Es raro encontrar a alguien tan dedicado que esté desasido de todas las cosas. ¿Quién podrá descubrir al verdadero pobre por el Espíritu que se haya liberado de todo lo creado?. Es tesoro incomparable y de tierras lejanas (Prov 31,10). Si la persona entregara todas sus posesiones todavía nada hizo y si hiciera grandes penitencias eso aún es poco y si dominara todas las ciencias todavía esta lejos y si tuviera virtudes extraordinarias y si ardiera con intensa devoción todavía le falta mucho, le falta lo que es más necesario. ¿Qué es esto?. Que abandone todas las cosas, se abandone a sí misma y salga totalmente de todo su interés y no retenga ningún amor propio. Cuando hayas hecho todo lo que sabes hacer y sientas que nada hiciste; cuando no te consideres grande, aunque otros así te puedan estimar, sino que sinceramente te reconozcas como un servidor inútil, como dice la verdad: "Cuando lleven a cabo todo lo que les mandaron digan: somos servidores inútiles" (Lc17,10) entonces verdaderamente podrás ser pobre y desnudo por el Espíritu y decir como el salmista "Porque solo y pobre soy" (Sal 25,16). Ninguno es más rico, ni más poderoso, ni más libre que quien sabe abandonarse a sí mismo y todas las cosas, y colocarse en el último lugar.

Capítulo 12
EL GRAN CAMINO DE LA SANTA CRUZ.

1. Muy dura parece esta frase: "Niégate tú mismo carga con tu cruz y sigue a Jesús" (Lc 9,23) pero más duro será oír esta frase final "Aléjense de mí, malditos y vayan al fuego eterno" (Mt 25,41). Quienes ahora escuchan con agrado y siguen la frase de la cruz entonces no tendrán miedo de oír la eterna condena. Este signo de la cruz estará en lo alto cuando el Señor venga a juzgar (Mt 24,30). Entonces todos los servidores de la cruz que conformaron su vida con el crucificado llegarán hasta Cristo Juez con gran confianza.
2.¿Por qué, pues, tienes temor de cargar la cruz por la que va el camino al Reino?. En la cruz está la salud, en la cruz está la vida, en la cruz está el refugio contra los enemigos en la cruz está la infusión de la superior suavidad en la cruz está la fuerza de la mente en la curz está el gozo en el Espíritu en la cruz está la virtud en la cruz está la perfección de la santidad. No existe salvación ni esperanza de vida eterna sino en la cruz. Carga con tu cruz y sigue a Jesús; así irás hacia la vida eterna. Él fue delante, llevando su propia cruz y murió por ti en la cruz para que tú lleves tu propia cruz y estés dispuesto a morir en ella. Porque si mueres con Él con Él igualmente vivirás Y si eres su socio en la pena también lo serás en el triunfo.
3. Mira que todo consiste en la cruz, en morir todo termina, y no existe otro camino a la vida y a la verdadera paz interior que no sea el camino de la santa Cruz y continua mortificación. Camina por donde quieras, dirígete a donde gustes no encontrarás vía más elevada en lo alto, ni más segura en lo bajo a no ser la vía de la santa Cruz. Dispón y organiza todas las cosas según tu querer y parecer y encontrarás que es inevitable sufrir de alguna manera, libremente o a la fuerza, y así siempre encontrarás la cruz. Porque sentirás dolencias físicas o soportarás dolores morales.
4. A veces te sentirás abandonado por Dios, a veces te molestará el prójimo y lo que es más serio, a veces serás pesado para ti mismo y ni siquiera podrás encontrar alivio en un remedio o descansar pero conviene que todo lo soportes hasta que Dios quiera. Desea Dios que aprendas a padecer las dificultades, sin consuelo inmediato para que te sometas a Él íntegramente y reconozcas tus limitaciones en la adversidad. Nadie siente tan hondamente la pasión de Cristo salvo quien sufre algo similar. Pues la cruz siempre está preparada y en cualquier lugar te espera. No puedes escaparte, corras donde corras porque a cualquier lugar que llegues, te llevas a ti contigo y siempre a ti mismo te encontrarás. Dirígete al exterior, dirígete al interior y en todas partes encontrarás la cruz; y por tanto necesitas en todas partes tener paciencia si deseas tener interna paz y merecer un premio eterno.
5. Si llevas la cruz con buen ánimo, ella te llevará a ti y te conducirá al fin deseado donde será el final del sufrimiento, lo que aquí es imposible. Si te llevas con desgano se te hará más pesada y más difícil cada vez para ti y sin embargo estás obligado a cargarla. Si rechazas una cruz, sin la menor duda encontrarás otra y quizás más pesada.
6. ¿Crees que puedes evadir lo que no pudo ningún ser humano?. ¿Qué santo pudo vivir en el mundo sin cruz y sufrimientos?. Ni Jesucristo nuestro Señor estuvo una sola hora, mientras vivió entre nosotros, sin verdaderos padecimientos: Convenía que Cristo padeciera y resucitase de la muerte para entrar de esa manera en su gloria (Lc 24,26). ¿Y de que manera tú buscas camino distinto de este gran camino de la santa cruz?.
7. Toda la vida de Cristo fue cruz y martirio. ¿Y tú esperas para ti descanso y gozo?. Te equivocas si buscas algo distinto de sufrir dificultades porque toda esta vida mortal y rodeada de cruces. Y mientras a mayor altura alguien progrese espiritualmente más pesadas cruces con frecuencia encontrará porque la tristeza de su destierro crece más por el amor.
8. Sin embargo, esta persona que ve multiplicadas sus aflicciones no queda sin el aliento de los consuelos porque siente que crece gran fruto por el hecho de llevar la cruz. Pero cuando se somete a ella voluntariamente, todo el peso de las dificultades se convierte en confianza con el favor de Dios. Y mientras más se domina la naturaleza, más se robustece el espíritu por la gracia interior. A veces el amor y conformidad con la cruz de Cristo tanto reconfortan de los efectos del dolor y la adversidad que ya no quisiera pasarse sin sufrimientos y aflicciones porque se está seguro de ser mejor acogido por Dios en la medida que más abundantes y graves situaciones se puedan sobrellevar por Él. Esto no es energía humana sino gracia de Cristo de forma que lo que naturalmente se aborrece y deshecha, con esta fuerza de espíritu se alcanza y aprecia.
9. No es muy conforme con la naturaleza humana llevar la cruz, amar la cruz, dominar el propio cuerpo y someterlo bajo la razón huir de los reconocimientos, soportar con ánimo las ofensas no tenerse en mucho a sí mismo y desear que otros eviten nuestra compañía, y no desear la prosperidad que muchos buscan. Si miras a ti mismo verás que no eres capaz de realizar algo de esto. Pero si confías en el Señor, te dará la fuerza superior y hará que se te someta el mundo entero y tu naturaleza humana. Ni tendrás temor del demonio que te pone a prueba si estás armado con la fe y señalado con la cruz de Cristo.
10. Prepárate pues, como bueno y fiel servidor de Cristo a llevar valerosamente la cruz de tu Señor crucificado por amor a ti. Alístate a soportar muchas adversidades y diversas incomodidades en esta triste vida porque, donde vayas Jesús estará contigo y donde te escondas, a Él encontrarás. Así conviene que sea y no hay otra solución que sufrirlos para escapar de la angustia de los males. Toma afectuosamente la copa del Señor si quieres ser su amigo y deseas participar con Él. Deja a Dios los consuelos, para que los administre como mejor le parezca. Tú, más bien prepárate a sufrir tribulaciones y considéralas como grandes satisfacciones porque no están en proporción los padecimientos del tiempo presente con el premio futuro (Rm 8,18) aunque solo tú pudieras soportarlos todos.
11. Cuando llegues al extremo de considerar la dificultad dulce y sabrosa por Cristo piensa que entonces te va bien por que encontraste el paraíso en la tierra. Siempre que te parece muy pesado el padecimiento y tratas de huir, actúas indebidamente porque la dificultad te seguirá donde vayas.
12. Si te dispones para hacer lo necesario es decir, a padecer y a morir, te irá mejor muy pronto y encontrarás la paz. Y aunque fueses elevado hasta lo más alto, como el apóstol Pablo no creas que con eso te has asegurado de no padecer nada después. Jesús dijo: "Yo le voy a mostrar cuánto tendrá que padecer por Mí" (Hch 9,16). Tienes, pues, que padecer si amas a Jesús y te agrada servirlo a Él siempre.
13. ¡Ojalá fueses merecedor de sufrir algo por el nombre de Jesús!. ¡Qué gran honor te resultaría!. ¡Qué gran alegría para todos los santos de Dios!. ¡Qué constructivo sería para quienes tienes cerca!. Todos recomiendan la paciencia pero poquísimos están dispuestos a padecer. Deberías sufrir un poco, de buena gana, por Cristo ya que muchos sufren tan seriamente por intereses inmediatos.
14. Ten por seguro que muriendo te conviene vivir. Porque mientras más uno muere a sí mismo más empieza su vida en Dios. Nadie está apto para comprender las verdades eternas si no acepta sobrellevar por Cristo las adversidades. No hay cosa más querida por Dios ni más saludable para ti en esta vida que padecer gustosamente por Cristo. Y si tuvieras que elegir deberías optar mejor sufrir por Cristo que recrearte con muchas satisfacciones porque quieres parecerte más a Cristo y hacerte más semejante a los santos. No consiste nuestro mérito ni el provecho de nuestra situación en muchas experiencias sensibles del favor de Dios sino más bien en aceptar pesadas responsabilidades y muchos sufrimientos.
15. Si existiera algo mejor y más útil para la salvación de los hombres que padecer, necesariamente Cristo lo hubiera demostrado con su enseñanza y ejemplo. Pero claramente exhorta a los discípulos y a todos los que después lo siguieron, para que lleven la cruz diciendo: "Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame" (Mt 16,24). Así que después de leer y profundizar en todo lo anterior se llega a ésta conclusión final: Conviene que entremos al reino de Dios a través de muchas dificultades (Hch 16,21).

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