LIBRO PRIMERO
 

CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL.

Capítulo 1
IMITAR A CRISTO.
 
1. "El que me sigue no camina a oscuras", dice el Señor (Jn 8, 12). Con estas palabras Cristo nos encomienda que imitemos su vida y sus costumbres si queremos estar iluminados y libres de toda ceguera interior. Por eso, nuestro mayor afán debe consistir en reflexionar sobre la vida de Jesús. La enseñanza de Jesús está por encima de la de cualquier santo y el que penetra en ella con buena voluntad encontrará un alimento escondido. A muchos les sucede que aunque escuchan con frecuencia el evangelio no descubren su significado porque les falta el espíritu de Cristo. Es conveniente que procure adecuar toda su vida con Cristo quien quiere experimentar plenamente el sabor de sus palabras.
2. ¿De qué te sirve discutir cosas sublimes a propósito de la Trinidad de Dios si no eres humilde y desagradas a la misma Trinidad?. Verdaderamente, las palabras hermosas no hacen santos ni justos; en cambio, la vida correcta hace al hombre amable a Dios. Prefiero sentir el arrepentimiento que me lleve a la conversión, en vez de poderlo definir. Si conocieras las Escrituras de memoria y te supieras todas las frases célebres de los filósofos, ¿de qué te aprovecharía todo eso si no amas y agradas a Dios?. Vanidad de vanidades, todo es vanidad (Ecl 1, 2) sino amar y servir sólo a Dios. En esto consiste la mayor sabiduría dirigir la vida hacia los valores trascendentes despreciando los que el mundo considera importantes.
3. Por eso, es vanidad buscar riquezas que se acaban y confiarse en ellas. Vanidad es ambicionar el prestigio y colocarse por encima de los demás. Vanidad es dejarse dominar por los deseos naturales y desear lo que después pueda ser causa de grave castigo. Vanidad es querer vivir muchos años y preocuparse poco de vivir honestamente. Vanidad es mirar únicamente esta presente vida y no prever la que vendrá después. Vanidad es amar lo que tan pronto acaba y no buscar con interés la felicidad perpetua.
4. Recuerda frecuentemente este proverbio: "No se cansan los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír" (Ecl 1,8). Esfuérzate por desviar tu corazón de las tentaciones presentes y dirigirlo a los valores perennes porque los que siguen sus deseos desordenados manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios.

Capítulo 2 SINCERO CONCEPTO DE SÍ MISMO.

1. Todas las personas, por supuesto, buscan tener conocimientos; pero ¿de qué sirve la ciencia sin el respeto a Dios?. Con seguridad es mejor el campesino humilde sirviendo a Dios que el engreído intelectual que estudia el Cosmos olvidando el propio conocimiento. El que bien se conoce a sí mismo acepta sus limitaciones y no se complace con las alabanzas que le puedan dirigir. Si conociera todo lo que existe en el mundo pero no viviera en el amor, ¿de qué me serviría ante Dios que tendrá que juzgarme por mis actos?
2. Tranquiliza tus deseos de saber demasiado porque a veces hay en ellos gran estorbo y engaño. A los intelectuales les gusta hacerse notar y aparecer como sabios. El conocimiento de ciertas cosas poco o nada aprovecha al espíritu y es ignorante quien prefiere atender a ellas descuidando las que sirven a su salvación. La abundancia de palabras no sacia el alma pero la vida honesta refresca la mente y la conciencia pura nos da gran confianza en Dios.
3. Mientras más y mejor conozcas serás más seriamente juzgado, si no vives santamente. No te creas superior a otros por la habilidad que tengas en cualquier arte o ciencia sino más bien teme por los conocimientos que te dieron. Si consideras que muchas cosas sabes y que las entiendes suficientemente considera igualmente que son muchas más las que no conoces. "Así que no seas soberbio y anda con cuidado" (Rm 11, 20) más bien confiesa tu gran ignorancia. ¿A quién te vas a preferir habiendo tantos maestros y expertos en las normas mejores que tú? Si quieres aprender y saber algo verdaderamente útil esfuérzate porque no te conozcan ni te consideren.
4. Ésta es una profunda y utilísima lección: el auténtico conocimiento y la justa valoración de sí mismo. Gran sabiduría y perfección es pensar bien reconociendo lo bueno de los demás y ver las propias limitaciones. Si vieras a alguien pecar públicamente o perpetrar graves delitos no deberías estimarte mejor que él ya que tú mismo ignoras por cuánto tiempo más podrás comportarte correctamente. Todos somos frágiles pero tú no consideres a nadie más frágil que a ti mismo.

Capítulo 3 ENSEÑANZA VERDADERA.

1. Feliz al que la Verdad le enseña directamente no por medio de imágenes o voces pasajeras sino tal como es. Nuestras percepciones y opiniones fallan con frecuencia y nos orientan mal. ¿De qué aprovecha cavilar tanto sobre asuntos ocultos y oscuros de cuyo conocimiento nadie nos acusará en el día del Juicio?. ¡Qué ignorancia tan grande desconocer lo que es útil y necesario prestando atención a curiosidades y daños. Realmente teniendo ojos no vemos. ¿Qué nos importan los análisis y las síntesis?. Cuando nos habla la Palabra Eterna quedamos liberados de las opiniones cambiantes. Todo proviene de la única Palabra todo lo creado se refiere sin cesar a Ella y es el principio, que nos habla. Si falta, ninguno entiende nada o puede discernir justamente. Para quien todas las cosas son Uno, y son atraídas hacia el Único y a todos las ve en el Único, los sentimientos se le estabilizan y permanece con Dios en paz. Dios verdadero haz que me una contigo en perpetuo amor; con frecuencia siento hastío al leer o escuchar variedad de cosas; en Ti encuentro todo lo que quiero y deseo. Callen todos los sabios aquiétese la creación entera en tu presencia háblame Tú solamente.
2. Mientras mejor esté alguien unificado y sea simple interiormente más abundantes y sublimes conocimientos obtendrá sin esfuerzo porque su inteligencia será iluminada desde arriba. El espíritu puro, simple y constante no se distrae en la variedad de experiencias e informaciones porque dirige toda su actuación a la alabanza de Dios esforzándose por permanecer siempre dispuesto y libre de averiguaciones individualistas. ¿Qué te dificulta y fastidia más que los incontrolados deseos de tu corazón? El hombre bueno y siempre dispuesto para seguir la voluntad de Dios prepara dentro de sí las actividades que luego debe realizar externamente de tal manera que no lo lleven hacia el deseo de las inclinaciones viciosas y siempre se oriente según el juicio recto de su corazón.¿Quién tiene mayor combate que el que se esfuerza por vencer sus malas inclinaciones?. Ésta debe ser nuestra principal empresa: vencer efectivamente lo que se encuentre de malo en uno hacerse día a día más fuerte y aprovechar en ser mejor.
3. En esta vida, toda perfección lleva consigo ciertas imperfecciones y todo nuestro discernimiento no carece de alguna oscuridad. El humilde conocimiento de sí mismo es más cierto camino hacia Dios que la profunda investigación científica. No se trata de echarle la culpa a la ciencia o a cualquier información correcta sobre las cosas que en sí consideradas son buenas y ordenadas a Dios pero siempre debe preferirse la conciencia tranquila y la vida virtuosa. Muchos están más preocupados del saber que de vivir cristianamente, por eso se desvían con frecuencia y casi nada o muy poco fructifican.
4. Si se pusiera tanto empeño en extirpar los vicios y sembrar virtudes como el que se emplea en promover discusiones habría menos delitos y escándalos entre el pueblo y menos superficialidad en las comunidades. Ciertamente, cuando llegue el día del juicio no nos preguntarán qué leímos sino qué hicimos ni si hablamos bien sino qué honestamente hemos vivido. Dime, ¿dónde están ahora todos esos señores y maestros a quienes conociste bien cuando vivían y se destacaban en los estudios?. Actualmente otros ocupan su lugar y nadie se acuerda de ellos. Mientras vivían tenían prestigio; ahora nadie habla de ellos.
5. ¡Qué pronto pasan las glorias del mundo!. Ojalá la vida que llevaron haya concordado con sus ciencias, entonces sí habrían estudiado y aprendido provechosamente. ¡Cuántos se consumen por la intranscendente ciencia de este mundo y qué pocos se interesan por mirar a Dios!. Y porque muchos eligen ser más poderosos que humildes, están vacíos por dentro como sus propios pensamientos. De verdad es grande quien tiene grande amor. De verdad es grande quien reconoce sus limitaciones y tiene en nada los honores. De verdad es consciente quien considera cualquier cosa como pérdida con tal de ganar a Cristo. Y de verdad es un sabio quien sigue fielmente la voluntad de Dios y somete su propia voluntad.

Capítulo 4 ACTUAR CON PRUDENCIA.


1. No debe aceptarse fácilmente cualquier palabra o incitación sino cautelosamente pero con amplitud de ánimo debe ponderarse todo según Dios. ¡Qué pena!. Con frecuencia creemos con mayor facilidad los malos que los buenos comentarios sobre las personas. ¡Tan enfermos estamos! Pero las personas prudentes no creen así nomás lo que vienen a chismearles porque conocen las dificultades humanas causa de maldades y de expresiones tan negativas.
2. Es señal de gran sabiduría no decidir precipitadamente ni ser porfiado en el propio punto de vista. No hay que tomar en cuenta, pues, cualquier cosa que se diga ni repetir después a otros, con ligereza, lo que antes oímos o creímos. Déjate aconsejar por personas sabias y conscientes y desea más bien ser instruido por otro mejor en vez de seguir tus propias invenciones. La vida honesta hace sabio al ser humano según el espíritu de Dios y lo transforma en experto en variedad de cosas. Mientras más humilde y fiel a Dios sea alguien será más sabio y constructor de la paz.

Capítulo 5 LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS.
 
En las Sagradas Escrituras debe buscarse la verdad, no el estilo literario. Conviene que todas las Sagradas Escrituras se lean con el mismo espíritu con que fueron hechas. En los libros Sagrados debe buscarse más la utilidad que la delicadeza de las frases. Con el mismo gusto debemos leer los textos devotos y simples que los difíciles y profundos. No te fijes en el nivel de los autores, ya sea que escriban sencillamente o con gran despliegue de recursos, más bien que te impulse a leer el amor a la pura verdad. No te preguntes quién lo dijo sino más bien atiende a lo que ha dicho. Los seres humanos pasan pero la verdad del Señor permanece para siempre (Sal 117, 2). Sin hacer distinciones entre unas personas y otras el Señor nos habla de diversas maneras. Nuestra curiosidad nos dificulta con frecuencia la lectura de las Escrituras cuando queremos racionalizar y discutir lo que deberíamos aceptar simplemente. Si quieres de verdad calmar tu sed lee con humildad, sencillez y confianza sin pretender que te reconozcan como erudito. Pregunta con agrado y acepta en silencio las enseñanzas de los santos. No te cansen las explicaciones de los mayores porque no las dicen sin motivo.

Capítulo 6 DESEOS DESORDENADOS.

1. Cuando las personas sienten deseos desordenados de inmediato se inquietan. Los poderosos y los avaros nunca descansan; los sencillos y humildes de espíritu se sienten en paz aunque estén rodeados de una multitud. Quien no tiene control sobre sí mismo pronto es tentado y vencido por cosas pequeñas y despreciables. Como enfermo del espíritu, quien se deja dominar por sus instintos y vive sólo para satisfacer sus caprichos, con dificultad puede abstenerse de los deseos, cuando se abstiene se pone triste y se indigna si alguien lo contradice.
2. Pero si consigue lo que desea el sentimiento de culpa le hiere y esa amargura no le sirve de mucho para encontrar la tranquilidad que buscaba. Resistiendo a las malas inclinaciones se adquiere la auténtica paz, no sometiéndose a ellas. No existe paz en el corazón de las personas que no tienen dominio de sí mismas ni en las dedicadas exclusivamente a las actividades externas sino en las entusiastas y espirituales.

Capítulo 7 HUIR DE LA ESPERANZA INFUNDADA Y LA SOBERBIA.
 
1. Está vacío el que pone su confianza en las personas o las cosas creadas. No te avergüences de servir a los demás por amor a Jesús y aparecer ante ellos como pobre. No te sostengas en ti mismo sino pon en Dios tu esperanza. Haz lo que esté de tu parte y une tu buena voluntad a la de Dios. No confíes tanto en tu ciencia o en la astucia de algún otro sino más bien en la gracia de Dios que ayuda a los humildes y desecha a los presumidos.
2. No te engrías por tus posesiones o amistades poderosas confía sólo en Dios que todo lo otorga y desea darse Él mismo a nosotros. No te coloques sobre los demás por tu prestancia o belleza física que una pequeña enfermedad puede destruir y sepultar. No te contentes tanto de tu propia habilidad e ingenio no vaya a ser que descontentes a Dios verdadero dueño de todo lo que posees.
3. No pienses que eres mejor que otros, no vayas a aparecer peor ante Dios, que conoce muy bien cómo es cada uno. No te ensoberbezcas por tus buenas acciones, ya que el criterio de Dios es distinto del nuestro y a veces lo que está bien a los demás no le parece suficiente a Él. Si tienes algo bueno cree que es mejor lo ajeno, conservándote así humilde. No te hace ningún daño colocarte al último en cambio puede ser muy dañino ponerse por delante de uno solo. Con el humilde está la paz, en el autosuficiente hay celos e indignación con frecuencia.

Capítulo 8 CUIDAR LA INTIMIDAD.

1. "No le abras tu corazón a cualquiera" (Eclo 8, 22), sino comunícate con los sabios y respetuosos de Dios. Con los inexpertos y extraños procura estar poco, con los ricos no seas adulón ni goces presentándote con los magnates; con los piadosos y equilibrados procura conversar y trata con ellos de lo que contribuya a tu edificación. No tengas intimidad con mujeres desconocidas pero ruega a Dios que las haga buenas. Vive íntimamente con Dios y sus amigos y evita las novedades.
2. A todos hay que querer pero no es conveniente intimar con todos. A veces admiramos a quienes no conocemos pero el contacto con ellos hace que brillen menos. Pensamos agradar a las personas con nuestra conversación y empezamos enseguida a molestarlas cuando descubren en nosotros tantos defectos.

Capítulo 9 OBEDECER Y DEPENDER.
 
1. Es muy valioso saber obedecer, depender de otra persona y no ser uno su propio juez. Más seguro es depender que dirigir. Muchos están sometidos a la obediencia, más por necesidad que por amor: ellos tienen sufrimiento y con ligereza murmuran; nunca adquirirán libertad de criterio si no se someten sólo a Dios de todo corazón. Aunque corras de un lado para el otro jamás encontrarás quietud si no es en la humilde sujeción a un orden superior. Imaginar distintos lugares y cambios de vida a muchos engañó.
2. Es cierto que cada uno, con gusto, lleva adelante sus convicciones y se inclina más a quienes siguen su sentir. Ya que Dios está entre nosotros es preciso que abandonemos nuestros particulares puntos de vista, por bien de la paz. ¿Quién sabe tanto que pueda conocer absolutamente todas las cosas?. Por lo tanto, no confíes exageradamente en tu criterio y esfuérzate por escuchar con agrado el parecer de los demás. Si es aceptable tu sentir y lo abandonas por causa de Dios, siguiendo lo que te ordenen, eso te hará a la larga mucho bien.
3. He escuchado frecuentemente que es más seguro atender y seguir un consejo que darlo. Puedes juzgar como bueno el sentir de alguno pero es señal de excesiva suficiencia y terquedad estar en desacuerdo con los demás cuando tienen la razón.

Capítulo 10 CUIDADO CON LAS CONVERSACIONES INTRANSCENDENTES.
 
1. Cuídate cuanto puedas de alborotos y bullicio. Mucho estorba ocuparse de diversas gestiones incluso si se realizan con sana intención. Rápidamente nos mancha la vanidad y nos aprisiona. Preferiría muchas veces haber callado y no encontrarme entre la gente. Pero ¿Por qué motivo con tanto placer hablamos y entre nosotros la pasamos charlando si rara vez, sin herir nuestra conciencia, volvemos al silencio? Será que hablamos con tantas ganas porque buscamos consuelo en los demás y a nuestro corazón, fatigado por tantas preocupaciones queremos aliviar. Y muy gustosamente buscamos hablar y compartir de lo que amamos o deseamos o de lo que nos contradice. Pero ¡qué lástima! Vacía e inútilmente. Estos consuelos externos afectan no poco a los interiores y divinos.
2. Por eso debemos estar vigilantes y orando no se nos pase el tiempo sin fruto. Si es justo y conviene hablar debe decirse lo que edifique. La mala costumbre y el descuido del propio progreso contribuyen al descontrol de nuestra lengua. Ayuda muchísimo al desarrollo interior la devota conversación sobre asuntos espirituales, principalmente cuando varias personas que tienen similares intereses y ánimo se juntan en Dios.

Capítulo 11 ADQUIRIR LA PAZ Y ESFORZARSE POR MEJORAR.
 
1. Podremos tener mucha paz si no nos andamos metiendo con los dichos o hechos ajenos que no nos pertenecen. ¿Cómo es posible que permanezca en paz el que se inmiscuye en asuntos de otros, se interesa por exterioridades y poco o rara vez se recoge en sí mismo?. Felices los sencillos porque tendrán mucha paz.
2. ¿Por qué razón muchos santos fueron tan perfectos y dados a la contemplación?. Porque continuamente se preocuparon de mortificar en ellos mismos los deseos deshonestos; por tanto, pudieron adherirse a Dios de todo corazón ocupándose entonces libremente del propio aprovechamiento. Nosotros somos poseídos por las propias pasiones y solicitados excesivamente por cosas pasajeras. Rara vez vencemos un vicio por completo, ni nos alentamos para perfeccionarnos cada día, por lo que permanecemos tibios y hasta fríos.
3. Si estamos nosotros mismos perfectamente mortificados y por dentro poco comprometidos podemos saborear las realidades divinas y experimentar en cierta forma la contemplación del cielo. Nuestro total y máximo impedimento es que no somos libres de pasiones y deseos deshonestos y no nos esforzamos por ingresar en el perfecto camino de los santos. Cuando nos ocurre una pequeña adversidad muy pronto nos desanimamos y regresamos a los consuelos humanos.
4. Si nos esforzáramos por mantenernos de pie en la batalla como seres enérgicos veríamos pronto llegar sobre nosotros desde el cielo, el auxilio de Dios. Él está preparado para venir a ayudar a los que están seguros y confían en su gracia. Si solamente en el cumplimiento exterior ponemos nuestro progreso religioso pronto llegará el fin de nuestra devoción. Apliquemos el hacha a la raíz y purificados de nuestras pasiones seamos dueños, en paz, de nuestra propia mente.
5. Si cada año extirpamos uno solo de los defectos pronto nos convertiremos en seres perfeccionados. Pero reconocemos con frecuencia que sucede al contrario porque vemos que fuimos mejores y más puros al comienzo de nuestra conversación que después de muchos años de compromiso con Dios. El entusiasmo y aprovechamiento diariamente debería aumentar pero ahora parece gran cosa si alguien conserva un poco del primer fervor. Si al principio ponemos un poco de energía después todo lo podremos llevar a cabo con facilidad y alegría.
6. Cosa seria es dejar lo acostumbrado y más serio es ir contra la propia voluntad. Pero si no vences lo pequeño y débil ¿cuándo superarás lo más difícil?. Resiste desde el inicio tus malas inclinaciones y abandona tus perversas costumbres no sea que poco a poco te conduzcan a mayores problemas. Si te dieras cuenta de cuánta paz adquirirías y qué alegría proporcionarías a los demás conduciéndote adecuadamente, pienso que serías mucho más cuidadoso con tu aprovechamiento espiritual.

Capítulo 12 UTILIDAD DE LAS ADVERSIDADES.
 
1. Es conveniente para nosotros que de vez en cuando soportemos algunas molestias y contrariedades, porque frecuentemente retraen al ser humano a su propio corazón para que reconozca que vive como exiliado y no sustente su esperanza en alguna realidad creada. Es bueno que a veces padezcamos contradicciones y que se opine mal e imperfectamente de nosotros incluso cuando actuamos bien y esforzadamente, todo esto ayuda a la propia humildad y nos defiende de la vanagloria. Entonces invocamos a Dios mejor como testigo íntimo cuando somos denigrados externamente por los otros y no se toma en cuenta nuestro testimonio.
2. Por eso debería cada uno afirmarse de tal manera en Dios que no fuera más necesario para él buscar consuelos humanos. Cuando la persona de buena voluntad sufre tribulaciones y tentaciones o se aflige por los malos pensamientos entonces reconoce que necesita más que nunca a Dios y experimenta que sin El, nada bueno posee. Entonces se entristece, gime y ora por las miserias que padece. Entonces se hastía del diario vivir y prefiere que venga la muerte para liberarse y estar con Cristo (Flp 1, 23). Entonces, pues, se viene a dar cuenta que la perfecta seguridad y plena paz no pueden sustentarse en el mundo.

Capítulo 13 RESISTIR LAS TENTACIONES.
 
1. Mientras vivimos en éste mundo no podemos estar sin aflicciones y tentaciones. Por eso en el libro de Job está escrito: "Tentación es la vida del hombre sobre la tierra" (Job 7, 1). Cada uno debe ser cuidadoso acerca de las tentaciones y mantenerse atento en oración para que el demonio, que jamás descansa sino que da vueltas alrededor buscando a quien devorar (1P 5, 8), no encuentre modo de engañarle. Ninguno es tan perfecto y santo que no tenga a veces tentaciones.
2. No obstante, con frecuencia las tentaciones son muy útiles aunque sean molestas y graves porque en ellas el hombre se humilla, se purifica y aprende. Por muchas angustias y tentaciones todos los santos pasaron y aprovecharon y los que no fueron capaces de soportarlas fueron reprobados y desfallecieron. No existe comunidad tan santa ni lugar tan secreto donde no haya tentaciones y adversidades.
3. Nunca está el ser humano protegido totalmente de la tentación mientras viva porque de nosotros mismos brota la tentación debido a que nacimos inclinados al mal. Cuando una tribulación o tentación nos abandona otra sobreviene y siempre tenemos algo por qué padecer ya que perdimos el gran bien de nuestra original felicidad. Muchos procuran huir de las tentaciones y vienen a caer más gravemente en ellas. No podemos vencerlas con solo huir sino con paciencia y verdadera humildad llegaremos finalmente a ser más fuertes que nuestros enemigos.
4. Quien sólo externamente deshecha el mal pero no lo arranca de raíz poco progresará. Porque pronto volverá a él la tentación y peor se sentirá. Poco a poco, con paciencia y entusiasmo, con la ayuda de Dios, podrás superarte y no con tu propia impaciencia y suficiencia. Acostúmbrate a aceptar buenos consejos cuando te sientas tentado y no trates con dureza al que tiene tentaciones sino más bien consuélalo como quisieras que lo hagan contigo.
5. El inicio de todas las malas tentaciones está en la inconstancia del ánimo y la poca confianza en Dios porque es igual a un barco sin timón empujado de aquí para allá por el oleaje, la persona apocada e inconstante en sus propósitos tentada por eso de diversas maneras. El fuego pone a prueba el hierro y la tentación al hombre honesto. Desconocemos de qué somos capaces pero la tentación lo da a conocer. Debe estarse muy atento sobre todo al comienzo de la tentación porque entonces es más fácil vencer al enemigo. Si cerramos las puertas de la mente y le resistimos en la entrada apenas toca se acabará el problema. Por eso alguien dijo: "Opónte al comienzo; después, la medicina es inútil" (Ovidio Rem 2,91). Porque primero sobreviene a la mente un simple pensamiento después, una llamativa imaginación, finalmente el deleite y el impulso depravado y la aceptación. Así poco a poco, va ingresando el maligno enemigo hasta el fondo por no haber sido rechazado al principio. Mientras más descuidado sea uno en resistir tanto más débil se irá haciendo y el enemigo contra él, más poderoso.
6. Alguno padece más graves tentaciones al inicio de su conversión a Dios, algún otro, al final. Alguno la pasa mal durante toda su vida. Algunos son tentados muy suavemente según la sabiduría y equidad de las disposiciones de Dios, que decide de acuerdo con la condición y méritos de las personas y todas las cosas las orienta a la salvación de sus elegidos.
7. Por lo tanto, no debemos desesperarnos cuando sufrimos tentaciones sino más bien rogar a Dios con fervor de manera que en toda tentación se digne ayudarnos ya que, de hecho, según dijo Pablo las tentaciones serán de tal manera (1Co 10, 13) que podamos soportarlas. Humillemos nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tentación y tribulación porque salvará a los humildes de espíritu (Sal 34, 19) y los elevará.
8. En las tentaciones y tribulaciones se prueba cuánto ha progresado cada uno, en eso hay mucho mérito y se hace más patente la virtud. No es gran cosa que la persona sea devota y entusiasta cuando no le pasa nada grave pero si se sostiene con paciencia en tiempos adversos habrá esperanza de gran progreso. Algunos se defienden de grandes tentaciones y cotidianamente son vencidos por las pequeñas; esto es para que humillados, nunca se atrevan a confiar demasiado de sí mismos ya que en tan modestas tentaciones fallan.

Capítulo 14 EVITAR LOS JUICIOS TEMERARIOS.
 
1. Fija tus ojos en ti mismo y no te atrevas a juzgar a otros. Al juzgar a los demás, uno trabaja inútilmente se equivoca muchas veces y fácilmente peca; juzgándose, en cambio, a sí mismo y amonestándose se labora con provecho. Como recibimos las cosas según nuestros sentimientos, de acuerdo con eso frecuentemente las juzgamos; por causa del amor propio fácilmente perdemos su verdadero sentido. Si siempre con recta intención van dirigidos a Dios nuestros deseos no nos turbaremos tan fácilmente por la resistencia de nuestros sentimientos.
2. Pero a veces tenemos algo escondido dentro de nosotros o sucede algo por fuera que conjuntamente nos atrae. Muchos buscan su propio interés en lo que hacen y en eso actúan equivocadamente. Creen vivir en perfecta paz cuando se realizan las cosas según su querer y entender; pero si algo sucede de modo distinto a sus deseos de inmediato se inquietan y entristecen. Porque las personas suelen tener diversidad de sentimientos y puntos de vista, con demasiada frecuencia ocurren distanciamientos entre amigos y ciudadanos, entre religiosos o personas piadosas.
3. Las antiguas costumbres difícilmente se abandonan y nadie se deja conducir con gusto a donde no quiere. Si le das más crédito a tus razonamientos o habilidades que a la fuerza de someterse a Jesucristo casi nunca o tardíamente serás una persona iluminada porque Dios nos quiere totalmente dependientes de Él y que por ardiente amor superemos toda razón. 

Capítulo 15
OBRAS HECHAS POR AMOR.
 
1. Por ninguna cosa del mundo ni por deferencia a alguna persona debe hacerse algo malo, pero por utilidad de un necesitado debe interrumpirse la buena obra, o cambiarla por otra mejor. Esto no significa que la buena obra quede destruida sino que se ha convertido en más buena. Sin amor, las actividades exteriores de nada sirven; pero lo que se hace por amor así sea muy pequeño y despreciable llega a ser muy fructífero. Más considera Dios a la persona que realiza la acción que a la acción realizada.
2. Mucho hace el que mucho ama. Mucho hace quien hace las cosas bien. Hace bien quien sigue el parecer de su Comunidad en vez de su propia voluntad. A veces parece ser amor y es más bien sensualidad porque las tendencias de la naturaleza, la propia voluntariedad, la esperanza de la retribución y la atracción de las comodidades muy rara vez nos abandonan.
3. El que tiene verdadero y perfecto amor, en nada busca su propia gratificación, sino desea únicamente que Dios sea reconocido y recibido por todos. A nadie otorga la propiedad de ningún bien sino que los atribuye íntegramente a Dios ya que de Él todos brotan como de una fuente y finalmente todos los santos gozarán descansando en Él. Si alguien tuviera una pequeña chispa de verdadero amor, de inmediato sentiría que las cosas materiales están todas vacías. 

Capítulo 16
SOPORTAR LOS DEFECTOS AJENOS.
 
1. Lo que no somos capaces de corregir en nosotros mismos o en los demás, debemos soportarlo pacientemente hasta que Dios disponga de otro modo. Considera que es mejor así para tu calificación y tu paciencia sin la que no tienen mayor valor nuestros esfuerzos. Debes, sin embargo, suplicar a Dios para que se digne ayudarte en esas dificultades y puedas sobrellevarlas con buen ánimo.
2. Si alguno no se controla después de dos o tres amonestaciones, no te pongas a pelear con él, sino encomiéndaselo a Dios para que se cumpla su voluntad y todos sus servidores le honren, ya que sabe muy bien convertir los males a bienes. Aprende a ser paciente en tolerar los defectos ajenos y cualquier debilidad porque tú mismo tienes defectos que los otros deben soportar. Si no eres capaz de hacerte a ti mismo como quieres ¿cómo lograrás que los otros se conduzcan según tus deseos? Con gusto queremos perfectos a los demás y sin embargo no corregimos los propios defectos.
3. Queremos que a otros se corrija estrictamente y no deseamos que nos corrijan a nosotros. Nos disgusta que se otorgue a los demás ciertas facilidades y no aceptamos se nos niegue lo que pedimos. Queremos que otros cumplan las disposiciones más exigentes y no soportamos que a nosotros nos limiten algo. En todo esto se hace patente qué raro es que consideremos al prójimo como a nosotros mismos.
4. De esta manera, pues, Dios ha dispuesto que aprendamos a ayudarnos unos a otros a llevar las cargas (Ga 6, 2) porque no hay nadie sin defecto, nadie sin carga, nadie para sí es suficiente, nadie, lo bastante sabio sino que es necesario llevarnos unos a otros, consolarnos, ayudarnos igualmente,instruirnos y aconsejarnos. En los sucesos adversos se nota mejor cuánta virtud posee cada uno. Las ocasiones no hacen frágil al hombre sino más bien ponen de manifiesto lo que es. 

Capítulo 17
LA VIDA DE LOS RELIGIOSOS.
 
1. Conviene que aprendas a reprimirte tú mismo en muchas cosas si quieres gozar de paz y concordia con los otros. No es poco vivir en la comunidad de los monasterios o congregaciones y allí compartir todo sin discordia perseverando fielmente hasta la muerte. Feliz el que allí vive santamente y se realiza con éxito. Si quieres permanecer debidamente y progresar considérate como un extraño y peregrino en la tierra. Conviene que te hagas como insensato por Cristo si quieres llevar de verdad la vida religiosa.
2. Los hábitos y señales exteriores significan poco pero la conversión de vida y el total control sobre las pasiones, de verdad hacen al religioso. Quien busca algo distinto a sólo Dios y la salvación de su alma, encontrará únicamente angustias y dolores. Nadie puede estar en paz continuamente si no se esfuerza por ser el más pequeño y sumiso a todos. Has venido a servir, no a dirigir; se te ha llamado para soportar y trabajar no para que estés ocioso y fantaseando. Aquí de verdad se pone a prueba a las personas como el oro en el crisol. Aquí nadie persevera si no quiere humillarse ante Dios de todo corazón.

Capítulo 18 EJEMPLO DE LOS PRIMEROS RELIGIOSOS.
 
1. Mira bien los vivos ejemplos de los santos fundadores en los que resplandece la verdadera perfección y religión, y verás qué poco o casi nada es lo que hacemos. ¡Qué viene a ser nuestra vida si la comparamos con la de ellos...!. Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor con hambre y sed, con frío e indigencia, con trabajo y cansancio, en vigilias y ayunos, en medio de persecuciones y muchas ofensas. ¡Qué abundantes y graves tribulaciones padecieron los apóstoles, los mártires, los confesores, las vírgenes y todos los demás que quisieron seguir los pasosde Cristo!
2. En este mundo se dieron menos importancia a sí mismos para poseer sus vidas plenamente en la eternidad (Jn 12, 25). ¡Qué vida tan exigente y desprendida llevaron los Padres del desierto, qué prolongadas y graves tentaciones soportaron!. ¡Con qué frecuencia fueron maltratados por el enemigo, qué continuas abstinencias cumplieron! ¡Qué gran entusiasmo y fervor tuvieron para el progreso espiritual, qué fuerte guerra combatieron para dominar los vicios, qué pura y recta intención tuvieron hacia Dios!
3. Durante el día trabajaban y se pasaban las noches orando y mientras trabajaban, no cesaban de orar mentalmente. Empleaban útilmente todo su tiempo y les parecía poco todo el tiempo que podían estar a solas con Dios y por gran dulzura que encontraban en la contemplación hasta llegaban a olvidarse de satisfacer las necesidades básicas de su naturaleza. Renunciaban a las riquezas, a los títulos y a los honores, a los amigos y familiares, no deseaban tener nada del mundo, apenas consumían lo necesario y hasta les molestaba atender sus necesidades vitales. Eran pobres, pues, en bienes materiales, pero muy ricos en gracia y virtudes. Externamente eran indigentes pero por dentro rebosaban de la predilección y el afecto sensible de Dios. Para el mundo eran ajenos pero eran muy cercanos y amigos íntimos de Dios. A sí mismos se consideraban como sin ningún valor y despreciados del mundo entero pero a los ojos de Dios eran preciosos y queridos. Eran ciertamente humildes y vivían obedeciendo con sencillez. En caridad y paciencia caminaban y por eso cada día progresaba su espíritu y obtenían grandes dones de Dios. Fueron propuestos como ejemplo para todos los religiosos y más nos deben animar a obrar bien que la multitud de los tibios a descuidarnos.
4. ¡Qué entusiasmo tuvieron todos los religiosos al comienzo de sus santas Instituciones! Cuánta devoción en la oración, cuánta emulación en la virtud qué gran cumplimiento de las normas, qué respeto y obediencia bajo las constituciones de los maestros, en todos florecía. Todavía quedan vestigios, para testificar que verdaderamente fueron santos y perfectos que supieron luchar con denuedo para lograr la victoria. Ahora parece gran cosa si uno no es transgresor y puede tolerar con paciencia lo que primero aceptó. ¡Qué tibieza y negligencia de nuestra condición que tan pronto declina nuestro entusiasmo inicial y nos da tedio vivir por la dejadez y tibieza!. Ojalá no se duerma en ti el interés por la virtud ya que tienes delante tantos ejemplos de santos.

Capítulo 19 LA ACTIVIDAD DEL BUEN RELIGIOSO.
 
1. La vida del buen religioso debe relucir con toda clase de virtudes para que sea interiormente como aparece por fuera; y debe ser mejor por dentro que como se aprecia de fuera porque nuestro inspector es Dios a quien debemos el máximo respeto donde sea que estemos y debemos andar tan puros como ángeles en su presencia. Cada día tenemos que renovar nuestros propósitos y animarnos al fervor como si hoy fuese el primer día de nuestra conversión, y decir: "Ayúdame Señor Dios en el buen propósito de tu santo servicio y haz que hoy día empiece perfectamente porque nada he hecho hasta ahora".
2. Según nuestro propósito será el camino de nuestro aprovechamiento y debe poner mucho empeño el que quiere aprovechar bien. Si el que propone firmemente, con frecuencia decae ¿qué será del que rara vez o con menos firmeza propone?. Sucede que de diversas maneras desertamos de nuestros propósitos y una pequeña omisión de los ejercicios no pasa sin detrimento. Los propósitos de los santos penden más de la gracia de Dios que del propio saber y en Dios siempre confían cuando algo acometen. Porque el hombre propone pero Dios dispone y no está en poder del hombre su camino (Jr 10, 23).
3. Si por causa de la compasión o por utilidad del prójimo se suspende de vez en cuando el cumplimiento de los ejercicios acostumbrados, con posterioridad puede fácilmente recuperarse. Sin embargo, abandonarlos simplemente por fastidio o negligencia es una actividad muy culpable y se sentirá que hace daño. Esforcémonos cuanto podamos porque así y todo fallaremos con facilidad en muchas cosas. No obstante, siempre debe proponerse algo muy concreto principalmente contra aquello que más se opone a nuestro progreso. Debemos escrutar por igual nuestras actividades exteriores e interiores porque todas tienen que ver con nuestro aprovechamiento.
4. Si no eres capaz de recogerte en ti mismo continuamente, quizás puedas algunas veces en el día, o al menos una vez cada día, ya sea temprano o al atardecer. Propón por la mañana y al final del día examinar tus obras, porque es posible que hayas ofendido muchas veces a Dios y al prójimo. Ármate con todas tus fuerzas contra las maldades diabólicas, frena la gula y podrás frenar con mayor facilidad tus bajas inclinaciones. Nunca estés del todo ocioso, sino lee, escribe, reza, medita o desarrolla alguna labor útil para la comunidad. Sin embargo las actividades físicas deben realizarse con discreción, porque no convienen por igual para todos.
5. Las actividades no comunes, no deben ostentarse públicamente sino ejercerse en privado protegidas por el secreto. Ten cuidado, no obstante: No seas mezquino con los intereses comunes y dispuesto con los tuyos exclusivamente sino que después de cumplir íntegra y fielmente lo que debes y te han encomendado, si todavía te queda tiempo, vuelve sobre ti mismo como deseas según tu buena disposición. No todos podemos llevar a cabo las mismas cosas: unas convienen más a unos y otras a otros. En concordancia con los distintos tiempos conviene diversas actividades, porque unas son más propias de los domingos y festividades religiosas y otras de los días ordinarios. Unas son necesarias en tiempo de tentación y otras distintas en tiempo de paz y tranquilidad. Está bien que pensemos en ciertas cosas cuando estamos entristecidos y en otras cuando nos encontremos alegres en el Señor.
6. En las festividades principales debemos renovar nuestros buenos ejercicios e implorar con más ahínco la intercesión de los Santos. De celebración en celebración debemos hacer propósitos como si entonces tuviéramos que emigrar de este mundo y llegar por fin a la eterna fiesta. De ésta manera, debemos prepararnos con gran solicitud en los tiempos de piedad cristiana y más piadosamente comportarnos y cumplir más estrictamente nuestros compromisos religiosos como si fuéramos a recibir de Dios dentro de corto tiempo el premio de nuestros trabajos.
7. Y si esto se dilata creamos que no estamos muy bien preparados y que todavía no somos merecedores de tanta gloria como se revelará en nosotros al final de nuestras vidas y esforcémonos por prepararnos mejor para ese suceso. Feliz el servidor que cuando regrese su Señor le encuentre vigilante; de verdad les digo que lo pondrá como administrador de todos sus bienes (Lc 12, 37)

Capítulo 20 AMOR A LA SOLEDAD Y AL SILENCIO.
 
1. Busca tiempo apropiado para dedicarte a ti mismo y piensa frecuentemente en los beneficios que te concede Dios. Abandona las curiosidades. De preferencia, lee sobre asuntos que te estimulen más a la conversión que al entretenimiento. Si te sustraes de conversaciones superfluas, rodeos inútiles y de prestarle atención a novedades y murmuraciones, encontrarás tiempo suficiente y apto para entregarte a provechosas meditaciones. Algunos santos, siempre que podían evitaban la compañía de otras personas y preferían en secreto dedicarse a Dios.
2. Una persona llegó a decir: "las veces que estuve acompañado de otros hombres menos humano regresé" (Séneca Epst. 7). Esto lo experimentamos con frecuencia cuando hablamos demasiado. Es más fácil permanecer en casa que cuidarse suficientemente fuera de ella. Por eso, el que intenta acceder a los valores interiores y espirituales debe, con Jesús, apartarse de la turba. Ninguno se presenta con seguridad en público si no aprendió a pasar desapercibido voluntariamente. Ninguno habla con seguridad si no sabe callar cuando conviene. Ninguno se aventaja con seguridad si no se somete de buena gana. Ninguno da órdenes con seguridad si antes no aprendió bien a obedecer.
3. Ninguno se alegra con seguridad si no tiene dentro de sí el testimonio de buena conciencia. Porque siempre la seguridad de los santos se mantuvo llena del respeto a Dios y no por eso fueron menos cuidadosos y humildes aunque resplandecían por sus grandes virtudes y el afecto que Dios les mostraba. La seguridad de los malvados brota de su soberbia y presunción y al final se convierte en decepción hacia ellos mismos. Jamás te sientas del todo seguro en esta vida así parezcas un piadoso religioso o ermitaño.
4. Muchos que en opinión general eran considerados como los mejores han caído gravemente por su exagerada confianza en sí mismos. Por eso es tan útil que a las personas no les falten del todo las tentaciones y que con frecuencia se sientan acosadas para que no estén tan seguras de sí no vaya a ser que se crean superiores a los demás y desvergonzadamente resbalen hacia consuelos exteriores. Conservará la conciencia tranquila el que no ande detrás de satisfacciones inconsistentes y le dé a cada asunto la importancia que se merece. ¡Qué gran paz y tranquilidad poseerá quien sepa liberarse de preocupaciones poco serias, solamente piense en lo que es saludable y divino y establezca en Dios toda su esperanza!.
5. Nadie merece experimentar la alegría de la comunicación con Dios si no se ejercita amorosamente hasta lograr el arrepentimiento que lo lleve a la conversión. Si quieres de verdad conmover tu corazón entra en tu habitación y excluye toda distracción, según está escrito: "Tiemblen, no pequen; reflexionen en su lecho" (Sal 4, 5). En tu propia habitación encontrarás lo que pierdes muchas veces al salir. El retiro frecuentado se hace agradable y el poco usado causa fastidio. Si al comienzo de tu conversión a Dios lo cultivas y defiendes con el tiempo será para ti querido amigo y gratísima experiencia.
6. En el silencio y la calma progresa el espíritu y se aprenden los secretos de la Palabra de Dios; ahí uno encuentra suficiente motivos de arrepentimiento por haberse comportado mal, purificándose así todas las noches, para que su Creador sea más cercano a él, mientras más apartado viva de todo lo que le ofende. A quien se retira de conocidos y amigos se le acerca Dios con sus santos Mensajeros. Es mejor permanecer retirado y tener cuidado de sí mismo que, descuidándose de sí, realizar obras impresionantes pero exteriores. Es una gran cosa que los religiosos salgan raras veces, traten de pasar desapercibidos y eviten fijarse demasiado en los demás.
7. ¿Para qué quieres ver lo que no debes ambicionar?. "El mundo pasa y también sus ambiciones" (1Jn 2, 17). Los deseos deshonestos nos arrastran a pasatiempos, pero pasado el momento, sólo nos queda la conciencia angustiada y el corazón disperso. La salida entusiasta ocasiona a veces un triste regreso, y el feliz anochecer trae como consecuencia una mañana penosa. Así, todo gozo inmoral penetra suavemente pero a la larga muerde y mata. ¿Qué puedes ver en otra parte que no veas aquí? Aquí ves cielo, tierra y los demás elementos de la naturaleza de los que están compuestas todas las cosas.
8. ¿Qué puedes ver en otra parte que permanezca siempre igual, tal como es, sin modificarse nunca?. Crees que te saciarás íntegramente pero jamás lo lograrás. Si pudieras contemplar de una vez todas las cosas del mundo, ¿no sería acaso una mirada inútil que de nada te serviría?. Dirige más bien tu mirada a Dios y ruega que te perdone tus pecados y negligencias. Olvida lo que no tiene importancia y en cambio preocúpate de lo que manda Dios. Cierra tu puerta y llama a ti a Jesús que amas. Permanece con Él en tu retiro, porque no encontrarás en otra parte tanta paz. Si no sales ni eres curioso de rumores extraños, mejor te mantendrás en buena paz. Pero ya que te complace escuchar novelerías es inevitable que tengas que soportar tu corazón alborotado.

Capítulo 21 CAMINO A LA CONVERSIÓN.
 
1. Si quieres adelantar algo consérvate en el respeto a Dios y no pretendas ser demasiado libre sino mantén bajo control todos tus sentidos y no te entregues a alegrías ineptas. Dedícate a transformar tu corazón y sentirás la presencia de Dios. La compunción nos obtiene muchos bienes que la distracción acostumbra perder rápidamente. Es increíble que en esta vida alguien pueda alegrarse alguna vez perfectamente si piensa y reflexiona que está como desterrado y rodeado de tantos peligros.
2. Por causa de nuestra superficialidad y la dejadez en corregir nuestros defectos no sentimos el llamado angustioso de nuestra conciencia sino que tomamos todo a risa cuando más bien deberíamos llorar. No existe verdadera libertad ni justo regocijo sino en el respeto a Dios con buena conciencia. Feliz quien puede arrojar lejos todo impedimento de distracción y recogerse a la unidad gracias al saludable arrepentimiento que nos lleva a la conversión. Feliz quien se abstiene de todo lo que puede manchar u ofender su conciencia. Lucha valerosamente: una costumbre se vence con otra. Si aprendes a no dejarte llevar por los demás entonces te dejarán hacer lo que te toca.
3. No pretendas manejar asuntos ajenos ni te impliques en las causas de los mayores y amonéstate más especialmente a ti mismo que a todos los que estimas. Si no te favorecen los demás no vayas a sentirte triste por eso pero que sí te sea causa de preocupación el no comportarte bien y consideradamente como corresponde a un servidor de Dios y persona de fe. Con frecuencia es muy conveniente y seguro que la persona no tenga muchas satisfacciones en esta vida principalmente si se trata de consuelos materiales. Pero si no percibimos o rara vez experimentamos la presencia de Dios es por nuestra culpa porque no buscamos convertirnos a Él abandonando vanidades y exterioridades.
4. Reconoce que no eres merecedor de experimentar el afecto de Dios si no más bien digno de muchas aflicciones. Cuando alguien está más perfectamente urgido a la santidad entonces más pesado y amargo le parece todo el mundo. La persona buena descubre dentro de sí suficiente motivo de dolor y pena. Porque ya se considere a sí o se preocupe del prójimo sabe que nadie vive en éste mundo sin tribulación y cuando más estrictamente se examina más grande es su dolor. Constituyen materia de justo dolor e intenso arrepentimiento nuestros pecados y vicios que nos tienen envueltos, por lo que rara vez somos capaces de contemplar las realidades trascendentes.
5. Si reflexionaras con más frecuencia sobre tu propia muerte en vez de como prolongar la vida no dudo que con más entusiasmo te enmendarías. Si examinas de corazón las penas futuras del infierno o del proceso de purificación después de muerto creo que con gusto soportarías los esfuerzos y dolores y no tendrías temor de ninguna exigencia. Pero porque estas cosas no penetran en nuestro corazón y todavía amamos la comodidad por eso permanecemos desanimados y muy holgazanes. Frecuentemente hay carencia espiritual donde tanto se lamenta la miserable naturaleza. Ruega pues humildemente al Señor porque como dijo un profeta: "Les alimentaste con aflicciones y les hiciste beber lágrimas" (Sal 80, 6).

Capítulo 22 CONSIDERACIÓN DE LAS LIMITACIONES HUMANAS.
 
1. Eres miserable donde sea que vayas y a quien quiera que te dirijas si no te conviertes a Dios. ¿Porqué te desconciertas cuando no te sucede conforme quieres y deseas?. ¿Quién posee todas las cosas según su voluntad?. Ni yo, ni tú, ni ninguna otra persona sobre la tierra. Ninguno permanece en este mundo sin alguna tribulación o angustia aunque sea Estadista o Prelado. ¿Quién es el que está mejor?. Por supuesto, el que está dispuesto a sufrir un poco por Dios.
2. Dicen muchos ignorantes y endebles: mira, qué buena vida se pasa esa persona, qué rico, qué poderoso y de elevada posición; pero presta atención a los regalos divinos y verás que todos esos bienes intranscendentes nada valen sino que son muy inestables, causan graves agobios y nunca se poseen sin preocupación y temor. No consiste la felicidad del ser humano en tener sobreabundancia de bienes materiales sino que es suficiente una vida moderada. Ya es bastante dificultoso vivir sobre la tierra. Mientras uno más desee espiritualizarse más amarga será para él la presente vida porque siente mejor y más claramente las faltas producidas por la corrupción de muchas personas. Porque comer, beber, estar despierto, dormir, descansar, trabajar y estar sometido a tantos condicionamientos por las necesidades de la naturaleza humana de verdad constituye gran limitación y pesadumbre para quien sirve a Dios y quisiera sentirse desligado y libre de toda acción culpable.
3. Muy sobrecargado se encuentra el hombre interior por las necesidades naturales en este mundo. De ahí que el Profeta suplica con devoción que pueda verse libre de ellas, diciendo: "Arráncame, Señor, de mis angustias" (Sal 25, 17). Infelices los que no reconocen su miseria y más infelices los que prefieren esta vida miserable y pervertida. Porque existen tantos tan abrazados a ella, que con tal de poseer lo apenas indispensable, ya sea esforzándose o mendigando, si les fuera posible, la pasarían sin atender para nada al Reino de Dios.
4. ¡Qué insanos y de infiel corazón los que tan profundamente se hallan sumergidos en las preocupaciones inmediatas que sólo son capaces de saborear los placeres sensuales!. Pero finalmente estos infelices terminarán por reconocer qué rastrero e inconsistente era lo que amaron. Los santos de Dios y todos los auténticos amigos de Cristo no atendieron a las satisfacciones de sus sentidos ni a lo que florecía en esta vida sino que con todo su esfuerzo e intención anhelaban los bienes eternos; orientaban todo su deseo elevándolo a lo duradero e invisible no fuera que el amor a las cosas visibles viniera a traerlos abajo. No pierdas, hermano, la confianza de progresar en la vida espiritual: todavía tienes tiempo y oportunidad.
5. ¿Por qué quieres postergar para mañana tu propósito?; levántate, empieza de inmediato y di: Ahora es tiempo de actuar Ahora es tiempo de luchar. Ahora es tiempo apto para reformarme. Cuando no te sientes bien y estás atribulado, entonces es tiempo de adquirir mérito. Es necesario que pases a través de fuego y agua antes que logres el descanso (Sal 66, 12). Si no empleas en ti tu propia fuerza jamás dominarás los defectos. Mientras conducimos nuestro frágil cuerpo no podemos estar sin faltas ni vivir sin fastidio y dolor. Con gusto quisiéramos descansar de toda deficiencia pero debido a que hemos perdido la inocencia inicial con ella se nos fue también la verdadera felicidad. Por eso conviene tenernos paciencia y vivir en la espera de la misericordia de Dios hasta que acabe la malicia y la mortalidad sea absorbida por la vida.
6. ¡Qué grande es la fragilidad humana, que siempre se inclina hacia lo malo!. Hoy día confiesas tus pecados y mañana los vuelves a cometer. Ahora propones tener cuidado de ti mismo y una hora después actúas como si nada hubieras propuesto. Con razón, pues, nosotros mismos podemos avergonzarnos, y jamás sentirnos grandes ya que somos tan quebradizos e inestables. Rápidamente puedes perder por descuido lo que has adquirido con tan gran esfuerzo por el favor de Dios.
7. ¿Qué irá a ser de nosotros al final que nos hemos entibiado tan pronto?. Pobres de nosotros si queremos declinar hacia el descanso cuando ni siquiera aparece en nuestro trato alguna señal de verdadera santidad. ¡Qué bien nos haría ser de nuevo instruidos en óptimas costumbres, como sencillos principiantes, si hubiera alguna positiva esperanza de mayor provecho espiritual!

Capítulo 23 REFLEXIÓN SOBRE LA MUERTE.
 
1. Muy pronto se referirá a ti esta realidad: mira bien en qué situación tan distinta te encontrarás. Hoy día está una persona y mañana no se presenta. Cuando se aparta algo de la vista muy pronto desaparece de la mente. Por la rutina e insensibilidad de nuestras facultades sólo tomamos en cuenta lo presente y no prevemos más lo que vendrá después. Así deberías conducirte en todas tus actividades y pensamientos como si hoy mismo te fueras a morir. Si hubiera tranquilidad en tu conciencia no tendrías mucho temor a la muerte. Mejor sería evitar los pecados que pretender huir de la muerte. Si hoy no te encuentras preparado, ¿de qué modo lo estarás mañana?. Mañana es día incierto, ¿y qué sabes si tendrás mañana?.
2. ¿Qué te aprovecha seguir viviendo cuando tan poco te enmiendas?. Una larga vida no siempre nos corrige sino con frecuencia aumenta más las culpas. ¡Ojalá durante un solo día nos hubiéramos comportado bien en este mundo!. Muchos cuentan los años que pasaron desde su propósito de conversión y con frecuencia es muy pequeño el fruto de su corrección. Si nos aterroriza morir puede ser más peligroso vivir. Feliz quien tiene siempre ante sus ojos la hora de su muerte y diariamente se prepara a morir bien. Si alguna vez viste a un hombre morir piensa que por el mismo camino tendrás que partir.
3. Por la mañana, piensa que no alcanzarás la tarde y cuando llegue la tarde, no te atrevas a prometerte la mañana. Por eso mismo, manténte siempre listo de tal manera que nunca te sorprenda la muerte sin preparación. Muchos mueren súbita e imprevistamente porque "a la hora que no se piensa vendrá el Hijo del hombre" (Lc 12, 40). Cuando llegue esta última hora, empezarás a apreciar de forma muy distinta toda tu vida pasada y sentirás gran dolor por haber sido tan negligente y pusilánime. ¡Qué feliz y juicioso el que se esfuerza ahora en su vida como ha elegido encontrarse al morir!. La valoración justa del mundo, el deseo entusiasta de progresar en las virtudes, el amor a la austeridad, esfuerzo de la autocorrección, la prontitud en obedecer, la abnegación de sí mismos y el soportar cualquier contradicción por amor de Cristo darán gran confianza a la hora de la muerte. Pocos se perfeccionan con la enfermedad, como los que hacen largas peregrinaciones y poco se santifican.
5. No confíes ciegamente en amigos y conocidos ni difieras tu salvación para el futuro porque más pronto te olvidarán las personas que estimas. Mejor es ahora prever lo que sobrevendrá y tener preparadas algunas buenas obras para ello que estar esperanzado en el auxilio ajeno. Si no eres solícito por ti mismo en el presente, ¿quién se preocupará por ti en el futuro?. Ahora es el tiempo más valioso. Ahora son los días de salvación. Ahora es el tiempo aceptable. Pero ¡qué lamentable! porque no lo gastas útilmente, pudiendo ganar en él para que vivas eternamente. Llegará el momento cuando desearás un solo día o una sola hora para enmendarte, y no sé si lo obtendrás.
6. Atiende, queridísimo amigo, de qué peligro te puedes librar y de cuán gran temor te puedes sustraer si ahora eres cuidadoso y estás como pendiente de la muerte. Estudia ahora vivir de tal manera que en la hora de la muerte puedes más bien alegrarte que temer. Aprende ahora a morir para este mundo de manera que empieces a vivir con Cristo. Aprende ahora a despreciar las cosas para que logres libremente alcanzar a Cristo. Domina ahora tu cuerpo con la austeridad para que puedas tener confianza cierta.
7. ¡Necio! Piensas vivir largo tiempo y no tienes asegurado un solo día. ¡Cuántos quedaron frustrados porque se les arrancó de aquí inesperadamente!. Cuántas veces habrás escuchado decir que uno murió por arma blanca, otro se ahogó, éste se cayó desde lo alto y se rompió el cuello, otro comiendo se quedó tieso, aquél otro jugando encontró su fin, otro por causa del juego, otro por el hierro, otro por epidemia, otro a manos de delincuentes. Así, el fin de todos es morirse, y la vida de las personas pasa de pronto como una sombra.
8. ¿Quién te recordará después de la muerte y quién orará por ti?. Realiza, realiza ahora, queridísimo hermano, lo que puedas realizar, porque no sabes cuando morirás ni qué pasará en tu casa después que mueras. Mientras tengas tiempo, reúne riquezas inmortales; fuera de tu salvación, nada pienses y cuida solamente de lo que corresponde a Dios. Hazte ahora de amigos venerando a los santos de Dios e imitando sus acciones para que cuando debas abandonar ésta vida, te reciban ellos en las eternas mansiones.
9. Manténte como peregrino y visitante sobre la tierra a quien nada le importa los manejos del mundo. Mantén liberado tu corazón y siempre levantado hacia Dios porque no posee aquí ciudad permanente. Dirige a Él tus oraciones con llamados angustiosos y lágrimas cotidianas, para que merezcas pasar con felicidad hacia Dios, a través de tu muerte. Amén.

Capítulo 24 JUICIO Y CASTIGOS DE LOS PECADORES.
 
1. Dirige tu mirada al fin en todas las cosas y de qué manera comparecerás ante el juez justísimo para quien nada está oculto ni se deja aplacar con sobornos, ni acepta excusas sino que, como justo juez, juzgará. Tú, pecador miserable y tonto, ¿qué responderás a Dios que conoce todas tus maldades, tú que a veces tienes miedo del rostro airado de un simple hombre?. ¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando ninguno podrá disculparse o alegar por otro sino que cada uno tendrá bastante con llevar su propio peso?. Ahora es fructífera tu labor, tu llanto es aceptable, atendibles tus gemidos, tu dolor compensatorio y purificador.
2. Tiene un lugar grande y saludable de purificación la persona paciente que al recibir injurias sin motivo le apena más la malicia del otro que su propia ofensa, que ruega a Dios voluntariamente por quienes lo contrarían, de corazón perdona los agravios que no se demora en pedir perdón a otros, más fácilmente se compadece que monta en cólera, con frecuencia dirige su misma violencia hacia sí y se empeña en dominar bajo el yugo de su espíritu las tendencias deshonestas de su naturaleza. Mejor es ahora limpiarse de pecados y cortar las costumbres depravadas que reservar para el futuro su expiación. Verdaderamente nosotros mismos nos engañamos por el desarreglado afecto que tenemos a nuestros malos impulsos.
3. ¿Qué cosa distinta a tus pecados devorará ese fuego?. Mientras más ampliamente te disculpas ahora a ti mismo y sigues tus inclinaciones deshonestas, con mayor intransigencia se te exigirá que pagues y más material reservas para que arda. En lo que peque la persona, en eso será más gravemente castigada. Allí los perezosos serán estimulados con punzones ardientes y atormentados los glotones con inmensa sed y hambre. Allí los lujuriosos y amantes deshonestos de placeres serán zambullidos en asfalto ardiente y pestífero azufre; los envidiosos aullarán de dolor como perros rabiosos.
4. No habrá maldad que no reciba su castigo específico. Allí todos los altaneros quedarán repletos de vergüenza y restringidos los avaros por miserable indigencia. Allí será más grave pasar una hora de sufrimiento que aquí cien años de penitencia amarguísima. Allí no hay ningún descanso, si el menor consuelo para los condenados. aquí sin embargo cesan los sufrimientos de vez en cuando y se puede gozar la satisfacción de la amistad. Ten ahora cuidado y arrepiéntete de tus faltas para que el día del juicio estés seguro con los santos. Porque entonces estarán los justos de pie y sin temor ante quienes los angustiaron y hundieron (Sb 5, 1).
5. Entonces se sentará a juzgar quien ahora se somete con humildad a los juicios de los hombres. Entonces tendrá gran confianza el pobre y humilde pero el arrogante estará aterrado por todas partes. Entonces se hará patente que el auténtico sabio en este mundo fue el que aprendió a aparecer como tonto y despreciado por Cristo. Entonces se alegrarán todas las personas devotas y se entristecerán todos los irreligiosos. Entonces se animará más el cuerpo que sufrió privaciones que si siempre se hubiera nutrido con delicias. Entonces resplandecerá la ropa modesta y se oscurecerán los finos vestidos. Entonces se valorizará más la vivienda pobre que el palacio recubierto de oro. Entonces más ayudará la constante paciencia que todo el poderío del mundo. Entonces será más encomiada la simple obediencia que los profundos conocimientos. Entonces se ponderará más el desprecio de las riquezas que todos los tesoros de la tierra. Entonces te aliviará más haber orado con dedicación que haber comido exquisitamente. Entonces te gozarás más de haber respetado el silencio que de largas habladurías. Entonces valdrán más las actividades santas que muchas bellas palabras. Entonces satisfará más la vida austera y la ardua penitencia que todos los deleites de la tierra.
6. Aprende ahora a sufrir moderadamente para que puedas liberarte de sufrimientos mayores. Prueba aquí primero de lo que serás capaz después. Si ahora puedes soportar tan poco ¿Cómo podrás aguantar las torturas eternas?. Si al presente sobrellevas tan impacientemente un breve padecimiento ¿qué hará entonces el infierno?. La verdad es que no puedes tener dos gozos completos: deleitarte aquí en el mundo y después reinar con Cristo. Si hasta el día de hoy hubieras vivido en medio de honores y libertinaje y te llegara el momento de morir, ¿de que te habría servido?. Todo, por tanto, es vaciedad fuera de amar y servir a Dios. Quien ama a Dios con todo su corazón no teme a la muerte, ni a los suplicios, ni al juicio ni al infierno, porque el perfecto amor nos da seguro acceso a Dios. No extrañe que quien insiste en deleitarse y en pecar esté asustado por la muerte y el juicio. Bueno es, con todo, que si el amor no nos aparta del mal, por lo menos el miedo al infierno nos cohiba. Porque el que pospone el temor a Dios, no puede durar mucho tiempo obrando bien sino que caerá pronto en las trampas del demonio.

Capítulo 25 PERMANENTE REFORMA DE TODA NUESTRA VIDA.
 
1. Sé atento y cuidadoso en servir a Dios y medita con frecuencia: ¿A qué has venido?. ¿Por qué te has retirado del mundo?. ¿Acaso no fue por vivir para Dios y transformarte en persona del Espíritu?. Anímate, pues, a progresar, porque pronto vas a recibir el premio de tus esfuerzos, y no habrá para ti más temor ni dolor al final. Ahora trabajarás poco y encontrarás magnífico descanso y perpetua alegría. Si te mantienes fiel y entusiasta en tus acciones Dios, sin duda, será más fiel y generoso en retribuirte.
2. Cierta persona sufría gran angustia fluctuando frecuentemente entre el miedo y la confianza; un buen día, cargado de tristeza, se arrojó delante de un altar en la Iglesia para orar y revolviendo dentro de sí los pensamientos, decía: "Si supiera por cuánto tiempo más iré a perseverar en el servicio de Dios...". Al instante escuchó interiormentela respuesta divina: "Sabiendo esto ¿cómo te comportarías?. Haz ahora lo que harías entonces y estarás bien seguro". A partir de ahí, consolado y reconfortado, se ofreció a la voluntad divina y cesó la angustia y confusión. No quiso investigar con curiosidad para saber qué pasaría con él en el futuro sino más bien se preocupó de inquirir cuál sea la perfecta y satisfactoria voluntad de Dios (Rm 12, 2) para empezar y completar toda buena obra.
3. "Confía en el Señor y haz el bien," dice el salmista, "habita tu tierra y serás alimentado con sus riquezas" (Sal 37, 3). La causa principal por la que muchos se retraen de su progresiva y animosa reforma es el horror a las dificultades y al esfuerzo del combate. Por eso, progresarán más que otros en las virtudes cristianas quienes empleen todas sus energías en vencer valerosamente lo que más les dificulta y contraría. Porque allí cada uno aprovecha más, y merece gracias más amplias donde se vence más a sí mismo y se mortifica por el Espíritu.
4. Pero no todos tienen que vencer y mortificar lo mismo. Sin embargo, el aplicado y con espíritu de competencia será más valeroso en su aprovechamiento, aunque tenga fuertes pasiones que otro de temperamento tranquilo menos fervoroso para las virtudes. Dos cosas ayudan especialmente para una profunda reforma: sustraerse con violencia de todo aquello a que nos inclina nuestra naturaleza desviada y perseguir con ardor el bien que más nos hace falta. Procura también precaver y vencer lo que más frecuentemente te desagrada en los demás.
5. En todas partes procura tu perfeccionamiento de manera que si ves o escuchas buenos ejemplos puedas llegar a imitarlos. Si encuentras algo reprensible cuídate de no hacerlo igual. O si alguna vez lo hiciste, inmediatamente dedícate a corregirlo. Así como tus ojos miran a los demás igualmente los otros se fijan en ti. ¡Qué feliz y grato es contemplar a los hermanos entusiastas y devotos, condescendientes y disciplinados!. ¡Qué triste y pesado es ver que van de aquí para allá, sin objetivo los que no realizan aquello para lo que fueron llamados!. ¡Qué dañino es despreciar el propósito de su vocación y dirigir sus facultades a lo que no se les encomendó!.
6. Acuérdate de la decisión que asumiste y propónte como modelo al Crucificado. Bien puedes avergonzarte, contemplando la vida de Jesucristo que hasta ahora no te preocupaste de imitarlo más a Él aunque hace largo tiempo que estás en el camino de Dios. La persona religiosa que con dedicación y devoción trate de ejercitarse en la vida y pasión del Señor, encontrará que le son útiles y necesarias mayormente y que no le es posible encontrar nada mejor fuera de Jesús. ¡Si Jesús crucificado viniera a nuestro corazón qué pronto y suficientemente seríamos enseñados!.
7. El ferviente religioso sabe recibir bien y aceptar todo lo que le mandan. El negligente y tibio tiene una aflicción sobre otra y de todas partes padece angustias porque carece de las alegrías interiores y le está prohibido buscar las exteriores. El religioso que vive fuera de la disciplina está cerca de caer gravemente. Quien busca la relajación y las dispensas siempre estará entre angustias porque lo uno o lo otro le descontentará.
8. ¿Cómo hacen tantos otros religiosos que se encuentran muy satisfechos bajo la disciplina conventual?. Salen rara vez, viven abstraídos, comen pobremente, se visten con sencillez, trabajan mucho, hablan poco, pasan la noche en vela, madrugan, tienen largas horas de oración, estudian frecuentemente y se mantienen en perfecto orden. Fíjate en los cartujos, los cisterciences y en los monjes o monjas de las diversas órdenes religiosas, cómo cada noche se levantan para recitar salmos al Señor. Y por eso sería una torpeza de tu parte, que holgazanearas en tiempo tan santo mientras tan gran multitud de religiosos inicia su jubilosa alabanza a Dios. ¡Ojalá ninguna otra cosa nos correspondiese sino alabar a Dios Nuestro Señor con todo el corazón y los labios!. ¡Ojalá nunca tuvieras necesidad de comer, ni beber, ni dormir, sino que siempre te fuera posible alabar a Dios y estar libre para dedicarte solamente a las realidades espirituales!. Entonces serías mucho más feliz que ahora que te ves obligado a atender a tu naturaleza humana por cualquier necesidad. ¡Ojalá no tuvieras estas necesidades sino únicamente alimentos para el espíritu que desgraciadamente rara vez saboreamos lo suficiente!.
9. Cuando alguien llega a este punto, de no buscar su satisfacción en ninguna criatura, entonces empieza recién a sentir a Dios perfectamente, y a estar contento de cualquier cosa que suceda. Entonces no se entusiasma por lo grandioso ni se deprime por lo pequeño, sino que íntegra y confiadamente se pone en manos de Dios, quien es todo para él en todas las cosas, para el que nada se pierde ni muere, sino que todo vive en Él y le sirve al instante según su Voluntad.
10. Acuérdate siempre del Fin, porque el tiempo perdido no vuelve. Sin atención y diligencia nunca adquirirás las virtudes. Si empiezas a entibiarte, empiezas tu mal proceder. En cambio, si te entregas con calor al servicio de Dios, encontrarás gran paz y sentirás menos el esfuerzo por el favor de Dios y el amor a la virtud. La persona ardorosa y diligente está preparada para todo. Mayor esfuerzo hace falta para resistir los vicios y pasiones adversas que para desarrollar el trabajo físico. Quien no evita los defectos pequeños, poco a poco caerá en los grandes. Te alegrarás siempre al anochecer, si has empleado el día provechosamente. Vigílate tú mismo, anímate tú mismo, corrígete tú mismo, y hagan lo que hagan los demás, no te descuides de ti mismo. Tanto progresarás, cuanto contigo mismo ejercites tu energía. Así es.

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