CAPÍTULO 17: LA VIDA RELIGIOSA

LA VIDA RELIGIOSA

Si quieres vivir en armonía y en concordia con otros, conviene que aprendas a vencer tu voluntad. No es fácil residir en un monasterio o en una congregación y vivir sin quejas y perseverar fielmente hasta la muerte. Bienaventurado el que allí vive en paz, porque acabará felizmente. Si deseas perseverar en tu deber y progresar en el bien, considerate como desterrado y peregrino sobre la tierra. Si quieres llevar vida religiosa, conviene que te hagas simple por Cristo. El hábito y la tonsura no ayudan mucho. El cambio de costumbres y la total mortificación de las pasiones forman al verdadero religioso.
El que busca algo fuera de Dios y de la salvación de su alma no hallará sino tribulación y dolor.
No puede, además, vivir por mucho tiempo en paz el que no procure ser el más pequeño y sumiso a todos.
Viniste a servir, no a mandar. Convéncete que fuiste llamado a sufrir y a trabajar, no a pasar la vida en ocio y en habladurías. Como el oro se prueba en el crisol, aquí es
donde se templan a los hombres. Aquí nadie puede mantenerse firme si, por amor a Dios, no se habrá humillado en lo más íntimo de su corazón.

P° de la Castellana 79, Madrid, 28046
Todos los derechos reservados 2020
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar