CAPÍTULO 10: CUIDADO CON LAS CONVERSACIONES INTRANSCENDENTES

ABSTENERSE DE LAS CONVERSACIONES INÚTILES
En lo posible, no te metas en el bullicio de
la gente, porque la práctica de los asuntos mundanos, aunque se haga con pureza de intención, ocasiona mucho mal y muy pronto la vanidad nos arrastra y nos
esclaviza. ¡Cuántas veces hubiera preferido haber callado y no haber estado entre la gente! Entonces, ¿por qué nos gusta comentar y discursear tanto con el prójimo aunque constatemos que muchisimas
veces, cuando volvemos al silencio, hemos causado algún daño a nuestra conciencia? Nos comportamos asi porque, con nuestras habladurias, buscamos consolarnos reciprocamente y aliviar nuestro animo agobiado por muchas tribulaciones. Y, además, porque mucho nos deleita conversar y contar lo que más preferimos e deseamos alcanzar y lo que más nos hace sufrir.
Sin embargo, casi siempre todo lo anterior
es ilusorio e inútil, porque este gozo exterior es muy perjudicial al interior y divino.
Por eso hay que velar y orar para no gastar el tiempo inútilmente. Si se puede o se debe hablar, conviene decir cosas edificantes. Las malas costumbres y la negligencia en el progreso espiritual contribuyen mucho a no refrenar nuestra lengua. La devota conversación de temas espirituales favorece sobremanera el adelanto del alma, tanto
más cuando los que se unen en nombre de Dios son personas animadas de un solo propósito y de un mismo espíritu.